Las mentiras que me creí sobre la maternidad

Las mujeres tendemos a ocultar la realidad del embarazo, el parto y la crianza para no desanimar a las que están a punto de convertirse en madres

Siempre se ha dicho que el embarazo es, probablemente, una de las etapas más bonitas que vive una mujer. Es cierto que sentir cómo crece tu pequeño es indescriptible, pero, a la vez, ese momento va acompañado de muchos detalles que no son tan bonitos. Por que sí, las mentiras de la maternidad existen.

Cuando me quedé embarazada, y durante los primeros meses de vida de mi hija, no pude evitar preguntarme por qué mi madre, mis hermanas y mis amigas habían edulcorado tanto ese proceso y por qué habían omitido tantas cosas. Las mentiras sobre la maternidad que te contamos en este post… ¡Son solo algunas de ellas!

Las mentiras de la maternidad

Es habitual que las mujeres tendamos a ocultar la realidad del embarazo, el parto y la crianza de los hijos a todas aquellas que están a punto de convertirse en madre. Unas veces por no asustarla, por vergüenza, por miedo a ser juzgadas…

 

 

Las mentiras de la maternidad son demasiado frecuentes y pueden llevarnos a toparnos con la realidad de golpe. Estos son solo algunos de los mitos de la maternidad.

El embarazo es maravilloso

No, el embarazo no es maravilloso. Es muy probable que el primer trimestre lo pases entre náuseas y un cansancio extremo. Llegarás al segundo trimestre, el valle, donde disfrutarás viendo crecer tu barriga hasta toparte con la cruda realidad. Un día te das cuenta de que no puedes abrocharte los zapatos o das por perdido todo lo que cae al suelo porque te resulta imposible agacharte. Bienvenida al tercer trimestre.

 

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Súmale que tu útero presiona la vejiga hasta tal extremo que visitarás el baño cada 10 minutos. Y si tienes la mala suerte de vivir las últimas semanas de embarazo en pleno verano, creerás saber lo que es estar cerca del infierno porque no mitigarás el calor ni con aire acondicionado.

¿Echar de menos la barriga? Lo leí mil veces antes de dar a luz, pero para mí fue una liberación completa, además de la mayor mentira de la maternidad. Ver cómo tu día a día se convertía en una carrera de obstáculos en las cosas más sencillas (como conducir) no fue precisamente agradable, así que no, yo no eché de menos la barriga. Además, los cambios físicos no siempre son reversibles tras el parto. ¡Puede que hasta te crezcan los pies!

 

 

Parir no duele

Aún recuerdo cuando mi hermana mayor se puso de parto. Entre contracción y contracción, le recriminaba a mi madre que aquello no era solo un dolor de regla como le había dicho. La verdad es que pecó en exceso de ingenua porque, yo al menos, no he escuchado a nadie decir que parir no duela.

Es cierto que las madres tienen una habilidad especial para ocultar el dolor del parto. Durante mi embarazo, una de mis hermanas (que lógicamente no ha tenido hijos) hacía bromas sobre los desgarros y la episiotomía y mi madre se limitaba a callar y a mirarnos. El silencio como respuesta en lugar de decir, “¡sí, hija, puede ocurrir y duele!”.

 

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No te pueden poner la epidural si estás muy dilatada

Es uno de los grandes mitos del parto y una de las mentiras de la maternidad más extendidas. Seguro que has escuchado más de una vez a alguien decir que llegó al hospital con tantos centímetros de dilatación que fue imposible poner la epidural.

La realidad es que esta analgesia se puede poner en cualquier momento del parto cuando la mujer lo necesite. No hay unos centímetros mínimos ni máximos. De hecho, la principal complicación para poner la epidural en un trabajo de parto avanzado es que la mujer no pueda mantenerse quieta para que el anestesista ponga la analgesia.

 

 

Te vas a enamorar de tu bebé nada más verlo

Cuantas veces hemos escuchado que en el parto conoces al amor de tu vida y que te enamorarás de él nada más verlo… La realidad es muy distinta y es tan normal que ocurra como que no.

Yo había soñado muchas veces con el momento de tener encima a mi hija por primera vez, pero es cierto que no sentí ningún flechazo. Ternura a raudales, sentimiento de protección, sí, pero no flechazo. A veces el vínculo tarda un poco más en establecerse y no es nada malo. Tarde o temprano llega tanto con la madre como con el padre, solo es cuestión de tiempo.

 

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El postparto, ese gran desconocido

Durante el embarazo, te preparan para el parto y el cuidado de recién nacido, pero pocas veces se habla del postparto. Aunque es algo que está cambiando en los últimos años, es cierto que te enfrentas a tantos cambios tan repentinos que pueden llegar a superarte en algún momento. Crees (y te hacen creer) que todo será perfecto porque ya tienes a tu pequeño en brazos, pero no: es una más de las mentiras de la maternidad.

A ello se suma el torbellino hormonal que te hace incapaz de controlar tus emociones. Y no solo se te saltan las lágrimas mirando a tu peque. También cuando un guardia de seguridad te dice que no tenías que haber esperado una cola porque tenías cita previa, como fue mi caso. Era plenamente consciente de que lo ridículo del momento, pero era incapaz de evitarlo.

 

 

Así que recuerda, haz tribu. Ya sea con tu pareja, con tu familia, con los amigos o con la Tribu de CSC. Estar acompañada y rodeada de otras personas que han pasado por lo mismo que tú, te hará sentirte arropada e integrar la verdad sobre ser madre. También te dará seguridad contar con la opinión de especialistas actualizados.

En la Tribu CSC, por ejemplo, encontrarás el asesoramiento de todo un grupo de profesionales expertos en maternidad, salud infantil y crianza respetuosa y más de 120 Cursos para formarte y tomar decisiones basadas en información actualizada y profesional. El primer mes es gratuito y no tiene compromiso de permanencia.

 

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Los hijos unen

Si hay algo que hagan los hijos es precisamente lo contrario, sobre todo si es el primero. De ser una pareja, la familia pasa a ser de tres, con una personita totalmente indefensa e incapaz de hacer nada por sí misma, salvo llorar. Centra toda la atención y cuidados, y tendemos a olvidarnos de la pareja (si la hay). Además, nos vemos en un rol totalmente diferente y puede llevar a ver aspectos de cada miembro de la pareja desconocidos hasta ese momento.

De hecho, ¡apenas tenemos tiempo para nosotras mismas! El sueño, el cansancio, las dudas, las preocupaciones, el miedo… Es tal el torbellino de sensaciones, que las primeras semanas (e incluso meses) de un hijo es todo un reto que pone a prueba la relación de pareja.

 

 

Tu leche es mala y se queda con hambre

Otra de las grandes mentiras de la maternidad. Y si es tu primera lactancia, es muy probable que te asalten las dudas porque los comentarios no suelen ayudar. El más común que puedes escuchar es el que asegura que tienes poca leche o que está aguada y tu bebé se queda con hambre. Así que lo mejor que puedes hacer es complementar con un biberón. ¿O no?

No hay leche aguada ni buena o mala para un bebé. De hecho, la leche materna es el mejor alimento que puedes ofrecer a tu bebé, no un biberón. Si eliges la lactancia artificial, perfecto. Pero no lo hagas porque te presionen porque “parece” que tu hijo se queda con hambre.

 

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En realidad, son pocas las ocasiones en las que una madre, si quiere, no puede amamantar. Si tu bebé pone peso de forma correcta y mancha los pañales varias veces al día, no tienes por qué preocuparte.

Mi hijo duerme toda la noche

Lo escucharás más de una vez y, muy probablemente, sentirás envidia de la mala. Tu hijo se despierta cada dos horas para comer y te consuelas pensando que es muy pequeño. Pero los meses pasan (¡a veces hasta los años!) y entre crisis de lactancias y regresiones del sueño, sigues pasando las noches en vela.

Desengáñate: la mayoría de los bebés se despiertan varias veces por la noche. Así que no desesperes porque lo realmente raro es que duerman toda la noche del tirón. De hecho, a los pediatras suelen preocuparles los bebés en exceso dormilones.

 

 

Escucharás que los cereales en el biberón harán que tu hijo duerma más horas. Otra de las mentiras de la maternidad. Y de hecho, las últimas recomendaciones apuestan por dar a los bebés cereales de verdad y no cereales de caja y, mucho menos, en biberón ya que así se incrementa el riesgo de sobrepeso y caries.

Y relacionado con el sueño, el mítico si no duerme la siesta, dormirá más por la noche. Es completamente falso. Los bebés deben dormir una serie de horas según su edad y es importante respetar su espacio entre siestas ya que, de no hacerlo, llegarán muy cansados e irritables y les costará más conciliar el sueño. Tampoco se levantarán más tarde si los acuestas más tarde.

 

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Los niños se acostumbran a los brazos

No niego que las personas mayores sean muy sabias. Pero escucharlos decir una y otra vez que mi hija se acabaría acostumbrando a los brazos fue agotador. ¿Cuál era la alternativa? ¿Dejar llorar a un bebé que no entiende prácticamente nada de la vida sin consuelo? Además “llorar ensancha los pulmones”. ¿O no es realmente así?

Siempre tuve claro que no dejaría llorar a mi hija y que me daba igual que se acostumbrara a los brazos. Porque sé que llegará el día que empiece a andar y quiera estar en todos sitios menos acurrucada en ellos. Y justo en ese momento, la echaré de menos.

 

 

Y no, no se acostumbran a los brazos ni ensanchan los pulmones por llorar más. Los bebés necesitan crecer con un apego seguro para desarrollarse adecuadamente. Así que, tranquilos, no vais a malcriar a vuestro bebé por darle amor.

Los bebés son unos manipuladores

Los bebés pasan nueve meses en un entorno seguro, sin frío ni calor ni hambre. Están en penumbra, sin ruidos extremos, escuchando únicamente el corazón y la voz de su madre. Y de repente, el mundo. Llorar no es más que un instinto de supervivencia. Es su manera de expresar que necesitan algo ya que no saben hacerlo de otra manera.

 

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Cuesta creer que un bebé de pocos meses sepa cómo conseguir lo que quiere y manipule a personas adultas para ello. No. Poco a poco van descubriendo el mundo y llorar es la única forma que tienen de expresar que les pasa algo. Y ante el llanto, reaccionamos para atenderlos. Pero ni manipulan ni tienen maldad para conseguir las cosas.

No va a querer salir de tu cama

Es curioso cómo la maternidad se convierte en todo un mundo de negaciones. “No hagas, no hagas, no hagas” por temor a lo que pasará en el futuro. El colecho tiene innumerables beneficios tanto para el bebé como para los padres.

 

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Aún recuerdo cuando en plena crisis de lactancia de las seis semanas, me pasaba las noches en vela desesperada. La pediatra me dio el mejor consejo: “métela en la cama y descansa”. A día de hoy lo sigo haciendo y me parece un momento mágico. Y la verdad, no la veo metida en mi cama cuando sea una adolescente, así que intuyo que se irá mucho antes por sí sola.

La conciliación de la vida laboral y familiar

Conciliación. ¿Qué significa esa palabra? La conciliación de la vida laboral y familiar en España no es más que una utopía y una de las grandes mentiras de la maternidad. Llegamos a todo, sí, pero haciendo malabares y pidiendo favores a los abuelos, los tíos e incluso los vecinos.

 

 

Encontrar el equilibrio es casi una misión imposible. O lo que es mejor, se convierte en posible cuando empiezas a renunciar a cosas que no son imprescindibles en tu vida. Léase, mantener la casa impoluta como antes de tener hijos. Lo comprobarás cuando tu bebé recién nacido regurgite varias veces manchando el sofá o las sábanas de la cama. Las primeras veces correrás rauda y veloz a limpiarlo. Después casi llegas a acostumbrarte al (insoportable) olor de la leche agria (¡y a la utilidad de las toallitas húmedas!).

Volver a trabajar tras una excedencia

Las 16 semanas de permiso de maternidad y paternidad en España se quedan muy cortas para cuidar a nuestros hijos recién nacidos. De ahí, que muchas mamás (la mayoría de las veces) decidan pedir una excedencia para acompañarlos más allá de sus primeros cuatro meses de vida.

 

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No deberíamos enfrentarnos nunca al momento de elegir entre cuidar a nuestro hijo recién nacido o seguir trabajando, pero ocurre con demasiada frecuencia. Y aunque optes por acompañar a tu pequeño, quieres creer que cuando vuelvas, todo será igual de fácil que antes de ser madre. Y casi nunca sucede así.

Hay una forma correcta de ser madre

No hay una forma correcta o incorrecta de ser madre. No lo haces mal o bien. Por mucho que leas, que te cuenten, que te aconsejen, existe TU forma de ser madre. Y, con total seguridad, serás la mejor madre para tus hijos, ¡por mucho que el sentimiento de culpa te acompañe ya el resto de tu vida hagas lo que hagas!

 

Mentiras sobre la lactancia materna

 

Y dicho todo esto de las verdades sobre la maternidad que nadie cuenta, he de reconocer que, en mi caso, el embarazo y la maternidad han merecido la pena. A pesar de todas las mentiras de la maternidad que me contaron. Eso sí, ahora entiendo a todas las personas que me ocultaron la parte menos bonita del proceso. Yo trataré de contar la realidad porque solo así la enfrentarán con pleno conocimiento, fuerza y amor. Porque de todo eso, las madres vamos sobradas.

 

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2 comentarios en "Las mentiras que me creí sobre la maternidad"

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