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No a todas las embarazadas les sucede, pero sí, los pies pueden crecer durante el embarazo y seguramente tengas que comprarte una talla más de zapatos porque no, los pies no vuelven a recuperar su tamaño habitual. Pero ¿por qué crecen los pies en el embarazo?
¿Por qué crecen los pies en el embarazo?
Siempre he tenido el pie demasiado pequeño (antes del embarazo usaba una talla 34), así que cuando descubrí estando embarazada que necesitaba una talla más de zapatos me volví loca de alegría (por si no lo sabéis, encontrar zapatos de una tallas demasiado pequeñas ¡resulta bastante complicado!). Pero entiendo que, para la mayoría de mujeres, es un fastidio tener que cambiar de talla de zapatos (sobre todo si eres propensa a coleccionarlos)…
Pero sí, es una realidad y está comprobada científicamente: los pies de la mujer crecen en el embarazo. Algunos estudios, como el realizado por un grupo de investigadores de la Universidad de Iowa (EEUU) publicado por la revista “American Journal of Physical Medicine and Rehabilitation”, afirman que al 70% de las mujeres embarazadas les aumenta el tamaño del pie porque el crecimiento es real y, además, resulta mucho más evidente en el primer embarazo.
De hecho, incluso aseguran que el pie puede crecer entre dos y 10 milímetros durante el embarazo, es decir, entre medio y un número más de calzado. Aunque notables, estos cambios no son muy llamativos en todos los casos, por lo que muchas madres ni siquiera se dan cuenta.
¿Por qué se produce el crecimiento de los pies durante el embarazo? Esto es debido a la relaxina, una hormona que se segrega siempre, pero que alcanza picos más altos en el embarazo. La produce el cuerpo lúteo del ovario y la placenta, y se cree que ayuda a la mamá y al bebé de cara al parto.
La relaxina nos hace tener una mayor elasticidad de las articulaciones y provoca que el útero esté más relajado. También ayuda al bebé a desarrollarse y favorece su salida durante el expulsivo al relajar los ligamentos de las articulaciones de la pelvis haciéndolos mucho más elásticos, permitiendo así que se abra más y se ensanche el canal del parto. Por todo lo anterior, es una hormona que cumple la importante función de facilitar el parto.
¿Y por qué influye en el tamaño de los pies? Pues porque al haber mayor elasticidad, los arcos de los pies se aplanan ligeramente y es por eso que se hacen más grandes.
Pero, ¿vuelven a su tamaño original en algún momento?
Pues depende de cada embarazada. Muchas recuperan enseguida el tamaño habitual de su pie y también la talla de zapato que tenían antes de quedarse embarazadas. Muchas otras, sin embargo, no vuelven a recuperar nunca el tamaño anterior, pero ¿por qué? El crecimiento de los pies y que este cambio sea o no temporal, también está asociado a otro factor: el aumento de peso durante el embarazo.
El aumento natural de peso en el embarazo va a recaer sobre las extremidades inferiores, contribuyendo por tanto a la expansión del arco del pie. Así que el crecimiento del pie de la mujer embarazada tiene, podríamos decir, una doble causa: hormonal y física.
Hay que tener en cuenta que especialmente durante el tercer trimestre de embarazo las mujeres sufrimos una mayor retención de líquidos y, como consecuencia, los pies se hinchan y son cada vez más anchos y voluminosos. Así que todas aquellas mujeres cuyo aumento de peso en el embarazo es alto, tienen una mayor posibilidad de incrementar la talla de su zapato y que este cambio sea permanente.

La buena noticia es que aunque te “crezcan” los pies, gracias a la relaxina ¡el día del parto tendrás la pelvis más elástica que en ningún otro momento de tu vida!
¿Cómo aliviar los pies hinchados durante el embarazo?
Es normal que, alrededor de la semana 25 de gestación, a la madre le resulte más cansado estar de pie, sobre todo durante largos periodos. El aumento de peso, los cambios en el centro de gravedad y las hormonas podrían causar dolor e hinchazón de pies.
Como hemos visto, las hormonas del embarazo que relajan las articulaciones para prepararlas para el parto aflojan los ligamentos en los pies y caderas, por lo que estar de pie podría ser algo más incómodo. Con el fin de reducir la incomodidad en los pies podemos:
- Llevar zapatillas de deporte o calzado cómodo y con un buen apoyo en el arco, para reducir el estrés en la columna.
- Evitar zapatos de tacón alto, que además de ser incómodos pueden desequilibrar y provocar caídas.
- Asegurarse de que los zapatos son de la talla correcta y comprar nuevos si no lo son.
- Hacer ejercicio de forma regular.
- Evitar estar de pie durante mucho rato.
- Mantener un correcto cuidado postural. Al final el peso se traslada a los talones por el cambio postural del embarazo (hay apertura de las piernas). Si evitamos esa posición típica de embarazada (tipo andares de pato), no habrá tantas fascitis.
- Un masaje en los pies ayuda a relajar tensiones.
También es interesante añadir tratamiento con fisioterapia y método 5 p que, aunque trabaja sobre todo el suelo pélvico, también ayuda a aliviar tensiones plantares. Y si estás en la oficina y tienes que estar todo el día sentada, es importante conseguir tener algo de movimiento. Para ello, existen distintas formas de lograrlo sin tener que abandonar tu puesto de trabajo:
- Levántate de la mesa al menos una vez por hora. Dirígete a la mesa de tus compañeros en lugar de escribirles emails, bebe agua, ve al baño o haz un mini descanso y come algo de fruta… ¡Tu espalda y tus pies te lo agradecerán!
- Haz algunos ejercicios mientras estás sentada. Existen algunos ejercicios que se pueden llevar a cabo mientras estamos sentadas en la oficina. Por ejemplo, doblar y estirar la pierna y el tobillo de forma repetida, para ayudar a la circulación (se recomiendan 10 repeticiones).
- Prueba a llevar medias premamá, funcionan alimentando la circulación y devolviendo la sangre al corazón y a veces se recomiendan para ayudar a evitar problemas ligados a las venas y aliviar los pies doloridos.
También ten en cuenta que las comidas abundantes te dejan más hinchada, sobre todo al final del tercer trimestre de embarazo, que es además cuando más cansada vas a sentirte.

Resulta fundamental, por tanto, mantener activa la circulación de las piernas y vigilar la alimentación. Nunca viene mal tener, en casa y en el trabajo, mucha fruta fresca y frutos secos. Y si tenéis alguna duda, en la Tribu CSC podéis consultar a nuestras matronas. ¡Estarán encantadas de ayudaros!
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