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Artículo publicado el 6 Jun 2021 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 29 julio, 2023
¿Sabes a qué hora hay que acostar a un bebé? Te explicamos cómo establecer la hora de ir a la cama y qué factores influyen en ello.
El sueño de un bebé suele ser uno de los grandes retos para cualquier padre, especialmente si es primerizo. Aunque sabes que tú nunca volverás a dormir igual que antes, las dudas te asaltan: no sabes si duerme suficiente ni si su sueño es reparador, y te preguntas por qué después de dormir bien durante semanas, se vuelve a despertar por la noche.
¿A qué hora se deben acostar los bebés?
La realidad es que no hay una hora ideal para dormir a un bebé y dependerá siempre de cada caso particular. Lo ideal es ajustarnos siempre a la luz solar. El motivo es sencillo. Sobre los cuatro o cinco meses, el sueño de los bebés comienza a asemejarse al de los adultos y empiezan a diferenciar el día de la noche. Por ello, si hasta entonces da igual si duermen la siesta a oscuras o a plena luz del día, en este momento sí sería interesante ayudarles con ciertas normas.
La principal es que deberíamos acostarlos al caer la luz del día. Así, según la experta en sueño infantil del equipo de CSC, Rafi López, “lo ideal en nuestra zona mediterránea sería acostar a los niños sobre las 20:30 en invierno y las 21:30 en verano, ya que si retrasamos el momento y se activan, les será más difícil conciliar el sueño”.
Al caer la noche y con la oscuridad, el cuerpo humano genera melatonina, la hormona que interviene en el ciclo natural del sueño. Sin embargo, si pasado un tiempo seguimos despiertos, el cuerpo entiende que debe permanecer alerta y comienza a segregar cortisol dificultando el sueño.
Es cierto que acostar al bebé a esa hora no siempre es sencillo, ya que los horarios y las obligaciones de los adultos lo dificultan en muchas ocasiones. A ello se suma el cambio horario y que en verano anochece aún más tarde. Además, hay que tener en cuenta la estación del año ya que en invierno tendemos a dormir más que en verano.
Sin embargo, sí podemos ayudar a respetar el ciclo natural del sueño en la medida de lo posible creando un ambiente propicio para dormir. Así, debemos mantener la casa tranquila sin ruidos fuertes y sin pantallas ni luces blancas o azules cuando cae el sol.
Factores que influyen en la hora de ir a dormir
Más allá del ciclo natural del día y la noche, hay otros factores que influyen para determinar a qué hora acostar a un bebé.
La hora de su última siesta
De manera general, los bebés suelen dormir varias horas durante el día (además de las nocturnas) y estas varían según su edad. Así, si hasta los tres meses pasan gran parte del día durmiendo y su sueño es a demanda, poco a poco, van pasando más horas despierto con varias siestas a lo largo del día.
Respetar el espacio entre ellas, (lo que se conoce como ventanas de sueño), es fundamental para que lleguen descansados a la noche y puedan dormir mejor. Atrás queda el mito de “si no duerme de día, lo hará mejor de noche”. De esta forma, llegará mucho más irritado y dormirá peor.
Así, en la hora de acostar a un bebé va a influir mucho la hora de su última siesta. Además, hay que tener en cuenta el espacio entre siestas en función de la edad del pequeño para establecer una hora aproximada de ir a dormir. De forma orientativa, según la edad, se podría hablar de las siguientes ventanas de sueño:
- Menos de tres meses: Muchas siestas, con ventanas de 45-90 minutos.
- 4-6 meses: 4-3 siestas, con ventanas de 1:30-2:30h. La primera ventana suele ser la más corta y el resto más largas.
- 6-8 meses: 3-2 siestas, con ventanas de 2:30-3h. La primera siesta suele ser de unos 40 minutos y la segunda de unas dos horas.
- 8-13 meses: 2 siestas, con ventanas de 2:30-4h. La última ventana se irá alargando hasta las cuatro horas.
- 13-18 meses: 2-1 siesta, con ventana de 4:30-6h.
- 18 meses-3 años: 1 siesta con ventana de 5-6h.
- Más de cuatro años: ninguna siesta.
Así, atendiendo a la edad de nuestro pequeño y la hora de su última siesta, podremos establecer, de forma aproximada, la hora de ir a dormir.
Horas de sueño diurnas
Aunque es imposible fijar normas sobre las horas de sueño diarias, sí existen recomendaciones generales. Es el caso de la OMS, que establece que los menores de tres meses deben dormir de 14 a 17 horas diarias, siestas incluidas.
De 4 a 11 meses, el sueño varía entre las 12 y las 16 horas. En el caso de los peques de uno a dos años, deberían dormir de 11 a 14 horas con horarios regulares para dormir y despertar; y de tres a cuatro años pasarían a dormir de 10 a 13 horas.
Así, si tenemos un bebé que pasa gran parte del día durmiendo, puede que por la noche esté más despierto. Y lo mismo ocurre en el caso contrario.
A qué hora se levanta el bebé
Cada niño tiene un estilo y forma de sueño diferente. Así, se pueden diferenciar entre los bebés alondras (se acuestan antes y madrugan más) y los bebés búhos (se acuestan y se levantan más tarde). Por lo tanto, no es lo mismo un bebé que se levanta a las siete de la mañana que si lo hace a las 10. Su hora de despertar también va a influir a la hora de irse a dormir.
Por ejemplo, si nos vemos obligados a ajustar sus horarios a los nuestros por motivos laborales y lo despertamos a primera hora de la mañana, lo más probable es que lo tengamos que acostar antes por la tarde. Lo mismo ocurre en el caso opuesto. Si se despiertan tarde, es probable que su hora de dormir se retrase por la tarde-noche.
Las rutinas
A la hora de dormir, es fundamental establecer ciertas rutinas de sueño. Con ellas, el bebé puede anticiparse a lo que va a ocurrir, aumentando así sus niveles de seguridad, favoreciendo el sueño y la alimentación y, con ello, su felicidad y tranquilidad.
La clave es repetir la misma secuencia de acontecimientos todos los días a la misma hora aproximadamente. La más clásica: baño con música tranquila y bajita, cena, lavado de dientes, cuento, despedida y buenas noches y a dormir en la cuna o la cama.
Eso sí, debes tener en cuenta que establecer las rutinas en el día a día de tu hijo no te asegura que vaya a dormir toda la noche seguida. Aunque hay niños que sí lo hacen, lo normal es que tengan uno o varios despertares a lo largo de la noche. Así que no desesperes si tu peque aún no duerme solo o toda la noche del tirón.
Es normal que durante muchos meses se despierte y necesite el calor y el olor de sus padres para sentirse seguro durante la noche. Es por esto que, a menudo, los bebés que colechan con sus padres duermen más y mejor.
La realidad es que cada bebé tiene unas necesidades diferentes. Por ello, a la hora de establecer la hora de acostarlos, puede ayudar hacer un diario de sueño, en el que apuntar todo lo relacionado con su sueño. Además, es importante observar al pequeño y analizar su estado de ánimo ya que un niño que duerme suficiente y descansa bien, suele estar tranquilo y feliz.
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