El papel del hombre como apoyo en la lactancia materna

La corresponsabilidad de la pareja en la crianza comienza por prestar apoyo a la lactancia materna

Aunque la lactancia sea una función fisiológica de las madres, el padre (o la otra mamá en el caso de parejas homoparentales) puede (y debe), tener un papel participativo. Es la madre la que tiene el poder de crear el alimento perfecto para el bebé pero eso no quiere decir que sea la única que puede participar en esta parte de la crianza.

De hecho, de la implicación de la pareja, de su corresponsabilidad en la crianza, puede depender el éxito de la lactancia de la madre. Y podemos ir más allá, no solo el padre puede ser clave, sino la sociedad en su conjunto puede conjugarse como parte implicada que proteja y facilite la lactancia materna.

Lactancia materna como bien de interés común

La Organización Mundial de la Salud define la lactancia materna como la mejor nutrición para los bebés. De hecho, la promueve de forma activa y establece una serie de recomendaciones para que sea exitosa desde el nacimiento:

  • Comenzar la lactancia materna en la hora siguiente al nacimiento del bebé.
  • Para que el desarrollo, la salud y el crecimiento sean óptimos, lo recomendable es que la lactancia sea el alimento exclusivo hasta los seis meses de edad y combinada con otros alimentos al menos hasta los dos años.
  • Ofrecer el pecho ha de ofrecerse sin horarios, a demanda del propio bebé.
  • Se deben evitar los chupetes y tetinas durante al menos las primeras dos semanas de vida, hasta que la lactancia esté correctamente establecida.

 

 

Si hablamos de cifras, la OMS establece que si la mayoría de los bebés fueran amamantados, podríamos salvar 820.000 vidas infantiles al año.

Estas cifras anteriores son datos recogidos del estudio “Breastfeeding in the 21st Century: Epidemiology, Mechanisms and Lifelong Effect”. Por lo tanto, amamantar es un seguro de vida que ayuda a proteger de numerosas enfermedades como son la neumonía, la diarrea, el asma o las infecciones (entre otras) y además, tiene beneficios que se alargan hasta la vida adulta.

Está demostrado que los niños amamantados con la leche de su madre padecen menos enfermedades y cuando las tienen, las cursan de forma más leve. Por lo tanto, es una inversión no solo en el bebé sino también en sanidad, pruebas diagnósticas y tratamientos médicos. No solo en la infancia sino también en la edad adulta, tal y como afirma la OMS.

 

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En el Décimo Congreso Nacional de Lactancia celebrado en 2019, una de las ponentes, Esmeralda Santacruz Salas (profesora en la Universidad de Castilla La Mancha, Doctora en Cuidados en Salud, Enfermera y Sexóloga), presentó un estudio realizado en Toledo y extrapolado al Sistema Nacional de Salud. En él, analizó el gasto sanitario y de fármacos relacionados con los primeros seis meses de la vida de un bebé en función del tipo de lactancia que la madre practicaba.

En base a esos datos calculó el ahorro que supone para el Sistema Nacional de Salud dar un tipo u otro de lactancia (artificial o natural). La conclusión fue impresionante, pues los datos arrojaron que la sanidad ahorraría 51 millones al año si tan solo la mitad de las madres diera el pecho a sus hijos.

Si la lactancia materna es lo mejor para criar a nuestros hijos, ofreciéndole grandes beneficios, y además estamos hablando de que supondría un ahorro más que evidente a la sistema de salud, ¿no debería tanto el padre a título individual, como la sociedad a nivel colectivo, tener el compromiso de fomentarla y protegerla?

 

 

La lactancia “paterna”: el papel de papá

En la crianza del bebé solo hay una cosa que la madre tiene que hacer en exclusiva: dar el pecho. Solo esa. Todas las demás (tareas en torno al cuidado del bebé, del hogar, de la madre, los hermanos, etcétera) puede hacerlas el padre o la otra mamá. Así de sencillo.

No hay excusas para que las parejas no se impliquen plenamente en la crianza. Especialmente desde que este año comenzara el nuevo período de baja paternal, en el que tanto el padre como la madre gozan de sendos meses de baja intransferibles, atrás quedan ya viejos estereotipos en los que las madres eran las las cuidadoras a tiempo completo y casi exclusivo.

Las necesidades de un bebé abarcan desde el sueño, a las emociones, el apego seguro y la salud. Todas ellas pueden ser ejercidas por el padre. Asimismo, todas las gestiones burocráticas derivadas del nacimiento de un hijo y, por supuesto, las tareas del hogar y el cuidado de los hermanos (si los hay).

Es cierto también que el pecho es mucho más que alimento, y que el recién nacido también lo necesita para calmarse. De hecho, es normal que no lo haga de otra manera, sobre todo cuando son muy pequeños. Esto es fisiológico, la succión les proporciona seguridad, confort y relajación y muchas veces frustra a la pareja, porque no encuentra la forma de consolar al bebé si no es con la teta. Debemos saber que el establecimiento del vínculo con otra persona que no es la madre, es algo que se consigue de forma progresiva. Herramientas como el porteo pueden ayudar a que el bebé pase más tiempo con el otro progenitor y se sienta en contacto y seguro como cuando estaba dentro del útero.

 

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Tanto si ha sido un parto natural como si ha sido una cesárea, la madre debe tener un espacio de recuperación en el que su máxima preocupación sea conocer a su bebé, alimentarle, asistirle y descansar. La mejor persona para sostener a la reciente mamá en el puerperio es el otro progenitor. Este apoyo, que debe abarcar también el plano emocional, es un pilar fundamental para evitar una depresión postparto y otros problemas derivados de un cansancio extremo y una autoexigencia autoimpuesta.

Es clave que, tanto nosotras mismas como el padre, tengamos claro que el bebé necesita a la mamá pero ella también se necesita a ella misma para poder cuidar a su recién nacido. Además, si las mamás gozan de apoyo emocional, es mucho más sencillo que pueda enfrentarse a las posibles dificultades que surjan, pues se sentirán mucho más seguras de sí mismas y empoderadas. Ese apoyo emocional debe ser sin fisuras.

 

 

El papel de la sociedad y la necesidad de una tribu

Es urgente que la sociedad entienda y asuma un papel de protección y fomento de la lactancia materna. De la misma forma que se hacen campañas contra el tabaco o las drogas por una cuestión obvia de salud, es labor de todos y todas, por las mismas razones, facilitar que las madres puedan dar el pecho a sus hijos tanto tiempo como ellas deseen o sus bebés necesiten.

¿Cómo podemos, como sociedad, tener un papel de apoyo? Primero, no juzgando ni interpretando el acto de dar el pecho como algo obsceno. La madre tiene derecho a amamantar a su hijo en un espacio público sin miedo a ser juzgada ni reprendida por ello (como lamentablemente a veces aún continúa ocurriendo).

También es fundamental mejorar las condiciones laborales de las madres lactantes. Por ejemplo, necesitamos zonas específicas para lactar dentro de las empresas (poco a poco se comienzan a ver puestos de trabajo que incluyen guarderías dentro de los espacios de trabajo y áreas donde la madre puede dar el pecho a su hijo cuando lo desee) y espacios para el almacenamiento de la leche dentro de los puestos de trabajo (neveras adaptadas, sacaleches y zonas donde se pueda realizar la extracción).

 

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Por otra parte, hacer tribu es fundamental para encontrar apoyo y empatía, sobre todo de otras mamás. Entre mujeres podemos darnos asesoramiento compartiendo experiencias y conocimientos. La Tribu CSC (primer mes gratis) es un punto de encuentro entre familias. Además, las familias miembro pueden consultar online a nuestro equipo de expertos actualizados en cualquier aspecto relacionado con el embarazo, el parto, la salud infantil y la crianza y educación de nuestros hijos.

La evidencia de que algo debe cambiar

Un estudio realizado por ARHOE (Comisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles) realizado el pasado año, afirmaba que las mujeres continúan siendo las que más tiempo dedican a los hijos e hijas. Concretamente, el 77.1% de las encuestadas corroboró que pasaban más de dos horas al día con sus hijos, frente al 36.4% de los padres en ese mismo rango de tiempo.

 

Fuente: AHROE

 

En este contexto, es imprescindible recordar que la maternidad no es un sacrificio ni un privilegio. Es fundamental que los padres se corresponsabilicen en la crianza de los hijos, comenzando por la lactancia materna, en la que se puede implicar facilitándola, para que tanto el bebé como la madre puedan disfrutar de ella sin prisas y sin miedo el tiempo que deseen. La lactancia materna es una inversión en salud y bienestar, tanto a corto como a largo plazo, y es labor de todos protegerla.

 

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