Muchos niños que han pasado una bronquiolitis pueden volver a sufrir síntomas similares cuando tienen un nuevo resfriado o una gripe. No se trata de otra bronquiolitis, ya que la auténtica bronquiolitis solo se pasa…

Este post se publicó originalmente el 09/11/2023 y ha sido actualizado en fecha 11/11/2024
La evidencia nos indica los peques nacidos en los meses de otoño e invierno (momentos del año con elevada humedad) tienen 3 veces más posibilidades de desarrollar dificultades en la respiración, lo que a menudo corresponde con un primer signo de asma en la infancia a los 2 años, en comparación con los nacidos en otros momentos del año.
Las investigaciones coinciden en que el riesgo de asma infantil varía según el mes de nacimiento. La explicación a este fenómeno está en los aeroalérgenos ambientales con los que entra en contacto el bebé durante sus primeros meses de vida.
Asma en la infancia: Factores de riesgo
Sabemos que el asma infantil tiene un componente genético hereditario pero casa vez son más las investigaciones que lo relacionan con numerosos factores externos como la exposición al aire contaminado, el pelo de animales y el humo del tabaco. También hay estudios que lo han asociado a la exposición temprana a antibióticos o incluso a un excesivo consumo de carne.
Nacer en otoño o en invierno predispone a contraer asma a los 2 años

De hecho, los niveles de células Th1 (relacionadas con la inmunidad celular) a los 24 meses de edad se asociaron positivamente con las concentraciones medias de esporas y negativamente con las concentraciones medias de polen en los primeros 3 meses de vida. Es decir, las células (esporas) que producen ciertos hongos, plantas y bacterias, están relacionadas con el asma en niños 2 años.
El patrón estacional
Es decir, los bebés con mayor exposición a esporas y polen en los primeros 3 meses de vida tienen mayor riesgo de presentar sibilancias tempranas. Y además, esta asociación es independiente de otros factores estacionales e infecciones de las vías respiratorias inferiores.
¿Qué es el asma de la infancia?
El asma infantil es una enfermedad cada vez más frecuente, y está estrechamente relacionada con la alergia. Se trata de una inflamación de las vías respiratorias que provoca que estas se estrechen y se reduzca, por tanto, la cantidad de aire que puede pasar por ellas, originando dificultades para respirar.
El asma es una enfermedad pulmonar crónica que puede causar sibilancias, tos y opresión en el pecho. Cuando estos síntomas se agravan y son peores que lo habitual, se produce lo que se conoce como ataque de asma o crisis asmática.
Pero, ¿a qué edad se presenta el asma? A menudo, el asma comienza en la niñez, en general antes de los 5 años, siendo la enfermedad crónica más común de la niñez. Los síntomas de asma pueden provocar que los peques que padecen esta afección falten a la escuela e incluso necesiten atención hospitalaria. Sin embargo, los tratamientos pueden ayudar a controlar el asma.
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Pero, ¿el asma infantil se cura? Desafortunadamente, el asma infantil no se puede curar y los síntomas pueden continuar hasta la edad adulta. Pero es muy importante para su calidad de vida que la niña o el niño asmáticos reciban el tratamiento adecuado, ya que de esta forma se pueden controlar los síntomas y evitar el daño a los pulmones en crecimiento.
De lo contrario, el asma puede provocar diversas complicaciones, entre ellas: ataques de asma graves que requieren tratamiento de emergencia o atención hospitalaria y deterioro permanente de la función pulmonar.
El asma en la infancia interfiere en las actividades cotidianas del niño o la niña, deteriorando su calidad de vida ya que los peques duermen mal, sienten cansancio y se ve afectada su capacidad de rendimiento y su estado de ánimo.
Asimismo, los síntomas pueden provocar que el pequeño pierda constantemente días de clases y acabe atrasándose en la escuela y además interfieren con los juegos, la práctica de deportes y otras actividades.
¿Cuáles son los síntomas del asma en niños?
Diagnosticar el asma en los niños, especialmente si son pequeños, puede resultar difícil debido a que el asma tiene síntomas similares a los de otras infecciones respiratorias. A esto se une el hecho de que no todos los niños y niñas presentan síntomas de asma con mucha frecuencia, por lo que puede parecer que están teniendo otras afecciones infantiles.
No obstante, el asma infantil presenta síntomas que pueden variar de leves a graves y suceder con frecuencia o solo de vez en cuando. Estos pueden incluir:
- Opresión en el pecho.
- Tos (sobre todo por la noche o temprano en la mañana).
- Problemas respiratorios (como falta de aire, respiración rápida o jadear para obtener aire).
- Sensación de cansancio (que a veces se manifiesta con ojeras).
- Irritabilidad.
- Sibilancias, que producen un silbido cuando exhalan.
- Dificultad para comer (o succionar en el caso de los bebés) por sensación de ahogo.
Cuando los niños tienen un ataque de asma, sus síntomas empeoran mucho. Los ataques pueden aparecer de forma gradual o repentina y, en ocasiones, pueden incluso poner en peligro la vida.
Los signos de advertencia de un ataque severo incluyen tos intensa, problemas respiratorios graves y palidez o un color azulado en la cara, labios y uñas. Si nuestro/a hijo/a tiene esos síntomas, debemos buscar ayuda médica de inmediato.
¿Qué provoca el asma infantil?
Se desconoce la causa exacta del asma, pero se sabe que la genética y el ambiente son factores que predisponen al asma en la infancia. Conocerlos puede permitirnos identificar los signos del asma en la infancia para así poder buscar lo antes posible el mejor tratamiento para nuestro/a hijo/a.
Los desencadenantes del asma pueden ser diferentes para cada niño y pueden cambiar con el tiempo. El ataque de asma ocurre cuando la niña o el niño asmático está expuesto a un desencadenante. Diferentes desencadenantes pueden causar distintos tipos de asma:
- El asma alérgica es causada por alérgenos (sustancias que provocan una reacción alérgica: ácaros del polvo, moho, polen, animales, etc.).
- El asma no alérgica, causada por desencadenantes que no son alérgenos (respirar aire frío, ciertos medicamentos, productos químicos domésticos, infecciones como resfriados y gripe, contaminación del aire exterior o el humo de tabaco).
- El asma inducida por el ejercicio (sucede durante el ejercicio físico, especialmente cuando el aire es seco).
También existen factores que pueden aumentar la probabilidad de desarrollar asma en los niños como la exposición al humo del tabaco (incluso antes del nacimiento), reacciones alérgicas previas (reacciones de la piel, alergia a alimentos, fiebre del heno o rinitis alérgica, etc.), antecedentes familiares de asma o alergias, vivir en una zona donde hay contaminación alta, obesidad, afecciones respiratorias (goteo o congestión nasal –rinitis–, sinusitis o neumonía), reflujo gastroesofágico, sexo masculino (los niños son más propensos que las niñas a padecer asma) o incluso, como hemos visto, el mes de nacimiento.
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