Higiene nasal y rinitis del recién nacido, ¿qué hacemos con los mocos?

Artículo publicado el 23 Abr 2022 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 31 octubre, 2023

Una de las cosas que descubrimos cuando tenemos un bebé es que no se saben sonar los mocos. Y en principio esto no es nada grave porque, por suerte, nacemos con un sistema de autodrenaje. Pero a veces puede suceder que derive en la conocida “rinitis del recién nacido”.

La rinitis del recién nacido

En las mucosas productoras de secreciones tenemos unas mini escobillas, llamadas cilios, que ayudan a que los mocos que producimos en la nariz vayan hacia la garganta y nos los vayamos tragando sin que nos demos cuenta de ello. Sí, cada vez que tragamos un poco de saliva, el moco que producimos constantemente en la nariz se nos va de manera natural hacia el sistema digestivo. Y esto nos pasa a todos los mamíferos, y a todas las edades.

Pero a veces la mucosa de la nariz se puede inflamar. Algún virus, alguna bacteria o una reacción alérgica puede incentivar la producción natural de moco y provocar un atascamiento del sistema. A veces, en el recién nacido puede ocurrir por lo que llamamos “la rinitis del recién nacido”.

 

 

En ella, sin que existan los motivos antes expuestos, la mucosa nasal se inflama y produce más moco sin que haya ningún microorganismo ni ninguna alergia que lo provoque. Cuando esto ocurre, cuando la cantidad de moco producido aumenta, puede pasar que el sistema no dé abasto. A continuación, os presento algunas de las preguntas que nos podemos llegar a plantear:

¿Qué pasa si la cantidad de moco aumenta o el exceso de mocos afecta al bebé?

En la mayoría de los casos, nada importante. El sistema de autodrenaje hace su trabajo y simplemente vemos que el bebé tiene mocos y nos los vamos encontrando en las cacas, sin más.

¿Y qué pasa si vemos que el exceso de mocos afecta de alguna forma al bebé? Si al bebé le cuesta comer, dormir, hay mucha tos y/o en ocasiones anteriores la presencia de mocos excesivos ha comportado la aparición de alguna infección (otitis, bronquitis, neumonía…), vamos a ponernos manos a la obra para ayudarle a evacuar de forma más efectiva el moco con alguna técnica de higiene nasal.

¿En qué consisten las técnicas higiene nasal?

Las técnicas de higiene nasal suelen consistir en introducir suero o agua de mar isotónica por las fosas nasales. Y digo suelen, porque la fisioterapia respiratoria nos brinda una opción para desobstruir la nariz, en la que la introducción de suero puede llegar a ser opcional: la DRR (más abajo os hablo de ella).

 

 

¿Y con qué podemos introducir el suero o el agua de mar isotónica? En el mercado hay multitud de artilugios pensados para ayudar a las familias en el proceso de la higiene nasal: sprays, monodosis, jeringuillas, aspiradores, peras… El aparatito que decidamos usar dependerá de la manera en que queramos extraer el moco.

¿Qué técnica recomiendan actualmente los fisioterapeutas?

Si el bebé al que le molestan los mocos excesivos en nariz es un bebé sano de base, actualmente recomendamos la instilación de poca cantidad de suero por cada orificio nasal y la realización de una maniobra conocida como DRR.

Hay muy poca literatura científica que haya estudiado las diferentes formas de limpiar la nariz de los más pequeños de la casa. Pero sí tenemos algunos estudios que afirman que la DRR es eficaz y segura. 

 

 

DRR son las siglas de Desobstrucción Rinofaríngea Retrógrada. Que viene a decir que vamos a desobstruir la nariz y la garganta llevando el moco hacia atrás. Se trata de una técnica de fisioterapia descrita por Guy Postiaux en los años 60.

¿Cómo se realiza la DRR y la instilación previa?

Primero vamos a instilar un poco de suero o agua de mar isotónica en cada fosa nasal de manera que el líquido llegue al cávum (la parte más posterior de la nariz), y haga el moco menos espeso. Luego, la idea es cerrar la boca del bebé durante la inspiración, apretando la base de la lengua (que se sitúa en la base de la mandíbula) hacia arriba, de manera que sorba los mocos y se los trague.

 

 

La instilación previa se realiza con una monodosis o una jeringuilla. Con el bebé sentado o tumbado boca arriba a 30 grados, introducimos un mínimo de unas gotitas y un máximo de 2,5ml de suero o agua de mar isotónica por cada fosa nasal. La idea es que el suero llegue a la parte posterior de la nariz, pero sin presión.

Y para acabar, una última pregunta que os podríais llegar a hacer, ya que relativamente poca gente aplica la DRR (aún): “¿Por qué nadie me ha hablado de esta técnica hasta ahora?”. ¡Pues porque os faltaba tener un fisioterapeuta especializado en aparato respiratorio en vuestra vida!

Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional, estaré encantada de atenderte en la Tribu CSC, donde además puedes consultar al resto de miembros de nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil y crianza respetuosa.