La noticia del día es la comunicación por parte del laboratorio Pfizer y BioNTech de que su vacuna contra la Covid-19 ha demostrado un 90% de efectividad en un primer análisis de eficacia. ¿Es eficaz…
La pandemia del Covid-19 ha supuesto un cambio importante en nuestras vidas. Cambio de hábitos, cambio de rutinas, la manera de relacionarnos, todo ello incluso sin cambios dramáticos por pérdidas o largas convalecencias. También se ha visto afectada nuestra salud mental, y mucho.
El Covid en la salud mental de las familias
Si la salud mental ha sido una de las grandes damnificadas durante la pandemia, la salud mental en la etapa perinatal no se ha quedado atrás.
Si un embarazo y un postparto ya puede suponer un una etapa de estrés y de ansiedad en una mujer, vivir estas situaciones en un escenario de pandemia, con grandes dosis de incertidumbre y miedo lo hace bastante más complicado.
Si además contamos con menos apoyo presencial en las revisiones, menos disponibilidad de familiares y amigos para ayudar y colaborar, por las dificultades o limitaciones a la movilidad, entre otros contratiempos. La maternidad y la paternidad en pandemia puede ser una carrera de obstáculos muy complicada.
Embarazo. Su seguimiento con limitaciones
Como he comentado anteriormente, si un embarazo ya supone un proceso vital con inquietud y cierta ansiedad en el mejor de los casos, con el Covid presente a nuestro alrededor, el embarazo ha supuesto un extra de dificultad. Muchas consultas se han realizado telefónicamente, clases de preparación al parto online, a las ecografías no podían acudir acompañantes en muchos casos… Por la novedad del virus, faltaba información de cómo afectaba a embarazadas y a sus bebés, sobre todo al principio.
Este contexto ha hecho más evidente la falta de apoyo emocional a las embarazadas. En la Tribu CSC hemos visto cómo los problemas de ansiedad aumentaban en esta etapa.
Parto: más despersonalización
Si el parto ya impone y asusta, en este horizonte más. Ha habido situaciones bastante complicadas. Tener que hacerse PCR antes de parir, preocuparse por si va a tener que estar aislada en caso de positivo. No saber si una mujer embarazada va a poder ser acompañada por su pareja en el parto y si va a tener que enfrentar el parto sola sin compañía puede ser muy angustiante. Tener que respirar y hacer el esfuerzo del expulsivo con mascarilla es, cuanto menos, muy incómodo. No poder recibir visitas…
Algunas mujeres han referido momentos de irrealidad, intenso miedo y gran vulnerabilidad. Otras han manifestado una gran tristeza de no poder compartir la felicidad con la familia. Es probable que estas vivencias en el parto puedan interferir en la relación con los bebés. O la incidencia de problemas emocionales en el puerperio. Incluso problemas con la lactancia debido a la inquietud acumulada.
Las madres se han visto apremiadas a extremar las medidas de protección para evitar los contagios a sus bebés, aumentando el estrés y el miedo.
Puerperio. La soledad pandémica
Si, como dice el dicho africano, para criar un hijo hace falta una tribu, en estos momentos la tribu, en el mejor de los casos ha tenido que ser virtual. Por las restricciones de movilidad muchas parejas no han contado mi con la ayuda de familiares ni amigos. Viviendo la llegada del bebé a casa con ansiedad, inseguridad y miedo.
La sensación de soledad ha estado más presente, sin espacios para compartir, sin asistencia posparto presencial, o sin la asiduidad necesaria. Sin posibilidad de acudir a grupos de lactancia. Sin visitas de familiares o amigos, y cuando han sido posibles esas visitas, no han estado exentas de conflicto. Unas personas respetan las normas de protección del Covid, otras no, un miembro de la pareja es más exigente, otro más laxo…
Sin tribu, el puerperio se complica, y los problemas emocionales aumentan, incrementados por diversos conflictos relacionales (reuniones familiares sí o no, se deja coger al bebé o no, etc.).
Hijos pequeños. La mentira de la conciliación
En el mejor de los casos se ha podido teletrabajar y compartir espacio con los hijos e hijas. En muchos casos ha habido que conciliar la vida laboral con confinamientos infantiles sin que pueda venir ayuda de nadie por miedo a Covid, dando lugar a estrés, culpa, sobrecarga, falta de sueño, agotamiento, discusiones…
También ha habido que lidiar con el miedo al contagio, limitación de actividades de ocio y tiempo libre, parques cerrados en algunos momentos, aislamientos por Covid o contacto con personas contagiadas. También hemos estado sometidas a una sobreinformación importante, incluso a bulos.
Ha habido que batallar con la inseguridad económica en muchos casos, debido a ERTES o cierres de negocios. A pérdidas de seres queridos, a duelos complicados por la distancia. A falta de intimidad y espacios propios en los que descansar de tanta tensión.
Las relaciones de pareja y familiares se han visto sometidas a situaciones límite en considerables momentos. Los menores en numerosas ocasiones han visto modificadas sus rutinas. La regularidad, la previsibilidad y la estructura, muchas veces no ha sido fácil mantenerlas. Por ello, ha podido haber modificaciones del comportamiento importantes e imprevistas por la ansiedad, la frustración, el desconcierto o el miedo.
A todo esto hay que añadir la paralización o ralentización de las consultas de infertilidad, las dificultades en los duelos perinatales, los partos traumáticos…
Momentos difíciles
Nos hemos visto sometidos a una sobreexposición al sufrimiento ajeno, incertidumbre, miedo al contagio, la llamada a la responsabilidad constante… Y en medio de todo esto hemos tenido que seguir adelante.
Todas y todos lo hemos estado haciendo lo mejor posible.
Hemos tenido que hacer renuncias, hemos tenido malos momentos, discusiones con nuestras parejas o con familiares por la disparidad de criterios en muchos aspectos.
Por todo esto y mucho más, mi admiración a todas las familias. Creo que estaría bien perdonarnos todo aquello que no hemos hecho como hubiéramos deseado. A veces hemos tenido que tomar decisiones difíciles, hemos perdido la paciencia, hemos gritado, hemos llorado…
Es el momento de hacer borrón y cuenta nueva. Agradecer que seguimos con vida y que podemos seguir disfrutando de muchos seres queridos. Y que hayamos hecho lo que hayamos hecho, merecemos sentir orgullo por haber llegado hasta aquí sin morir en el intento.
Podemos ponernos todas las medallas pertinentes.
No obstante, si todo lo vivido, te ha pasado factura, ha sido muy traumático, tu salud mental se ha resentido, no dudes en pedir ayuda profesional.
A todas y todos, un abrazo enorme.
Gemma,2 años y medio:
Mama y papa ya no se quieren
Mama: mi amor mama y papa se quieren muchísimo y a ti mucho mas.
Gemma : no mama y papa ya no se quieren porque ya no van juntos de paseo
Fase 1 de la des escalada,mayo de 2020