Te damos las claves de la crianza anti crisis para recibir al nuevo miembro de la familia con todo lo necesario pero sin despilfarrar. Entre otras cosas, esperar al tercer trimestre de embarazo para acertar…

Este post se publicó originalmente el 09/09/2020 y ha sido actualizado en fecha 19/11/2024
Desde que empezamos a planear tener un bebé pensamos en cómo nos organizaremos para su cuidado. En ocasiones escuchamos: «Si no tengo tiempo para cuidarlo, no lo tengo», «a mis hijos los tengo que atender yo, y no cargar a mis padres con esa responsabilidad». Es decir: deseamos una crianza individualizada, no una crianza cooperativa.
Pero basta que empiece a crecer esa barriga para darte cuenta de que esas afirmaciones son difíciles de llevar a cabo sin morir en el intento y que la crianza no es una tarea individual. Ni queriendo (ni pudiendo) dedicar las 24 horas del día a su cuidado, dejarás de necesitar ayuda en la crianza y la educación.
En este post vamos a ver qué es la crianza cooperativa, sus distintos grados y los beneficios para la mamá, para el bebé y para aquellos que colaboran en la crianza. Y también darnos cuenta de que recurrimos a ella muchas veces sin saberlo.
La sociedad actual no está preparada para criar en soledad
Creemos que criar a un hijo es un asunto que concierne a la esfera personal. Es más, queremos hacernos cargo de la crianza en exclusiva en una sociedad donde prácticamente es necesario el trabajo de los dos progenitores para tener un mínima calidad de vida (¡por no hablar de las familias monoparentales!), y donde está considerado un gran coste vital perder los beneficios de una vida sin hijos.
Con sueldos bajos, largas jornadas de trabajo y políticas de conciliación prácticamente inexistentes, son muchas las familias que (incluso sin saberlo) están acudiendo a la crianza cooperativa como método para poder encajar todas las piezas de un escenario que no resulta nada fácil. Y menos aún para la mujer.
¿Qué es la crianza cooperativa?
La crianza cooperativa es un sistema social establecido en ciertas especies animales, caracterizado por un cuidado aloparental. Es decir: la descendencia recibe atención no solo de sus padres, sino también de otros miembros del grupo.
La crianza cooperativa ofrece una amplia variedad de opciones. Es decir: diversidad de individuos que colaboran en la crianza. Por ejemplo: ayudantes descendientes de una temporada anterior, múltiples machos y hembras reproductores que hacen una crianza colectiva o grupos de crianza.
Este tipo de crianza animal tiene su traducción en la especie humana. En este caso, es un sistema de crianza en el que miembros del grupo diferentes a los padres ayudan a ambos a criar a los hijos. La crianza cooperativa tiene ventajas evidentes para la madre.
Por ejemplo: le permite dedicar más tiempo a buscar comida y a producir más prole en menos tiempo. Al hacer menos esfuerzo, su supervivencia también aumenta. Pero las tiene también para las alomadres. Por ejemplo: la posibilidad de que una hembra aprenda a manejar un bebé para cuando ella misma sea madre.
En los humanos, el papel de abuelas y tías a partir del destete es muy importante. Y, por supuesto, la influencia de las abuelas en la supervivencia está muy demostrada. Otro de los grandes beneficios de la crianza cooperativa, es que aumenta las oportunidades de aprendizaje social porque las crías disponen de más modelos a los que imitar y un periodo de desarrollo más largo durante el que aprender.
Grados de crianza cooperativa
Hoy día se pueden distinguir a nivel mundial muchas clases de familia, y otras que van surgiendo según las distintas formas de cooperación familiar. Es cierto que el concepto tradicional de familia no tiene por qué ser el único. Es más, en la sociedad actual la opción que dos cónyuges críen solos a sus hijos es una alternativa altamente improbable.
Incluso sin saberlo, muchas familias ya están inmersas en esa crianza cooperativa en uno u otro grado. Lo que ocurre, es que a veces esa cooperación se hace mediante transacciones económicas o contratos: las guarderías, las madres de día, los cuidados compartidos entre los cónyuges, el papel de los abuelos (en España, la mitad de los abuelos cuidan a sus nietos casi todos los días), el cuidado entre hermanos, de las titas, el de las parejas amigas…
Todo ello es, en un grado u otro, crianza cooperativa. Nos cuesta sacar la crianza de la esfera privada de la pareja, pero lo hacemos cada día. Es más, la mayoría de las familias no sobrevivirían sin la red colaborativa que han montado desde el nacimiento del bebé.
Los beneficios de contar con el grupo en la crianza
Cuando nace tu hijo, te sientes perdida. Por muchos libros que hayas leído, por muchos cursos de preparto a los que hayas asistido, hasta que no llega el momento y te encuentras con el bebé entre los brazos no eres consciente de todo lo nuevo, ni de lo idealizada que estaba la maternidad. Necesitarás días, semanas, incluso meses para despegar y comprender la envergadura de lo que supone ser madre o padre.
Aunque en un primer momento (y en parte debido a la idealización) a lo mejor te cueste pedir ayuda, reconocer que la necesitas o abrir tu esfera privada a otras personas (y para una función tan importante como es la crianza de tu bebé), con el tiempo verás los beneficios de poder contar con esa red de apoyo:
1. Los abuelos rejuvenecen
Notarás que tus padres cambian. Descubrirás a tu padre leyéndole cuentos a tu hija ¡o incluso vistiendo a sus muñecas cuando nunca lo hizo contigo! Los nietos reciben un ejemplo de los abuelos completamente distinto al que reciben de los padres (aunque en ocasiones habrá que pactar determinados aspectos) y que también será fundamental en su educación.
Si el apoyo de los abuelos tiene una medida justa (hay que tener mucho cuidado con la sobrecarga tanto física como emocional) puede llegar a ser un beneficio mayor que la mera aportación al núcleo familiar.
2. Los niños cambian de comportamiento según el cuidador
Cuantas más personas participen en la crianza, más rico será el aprendizaje del niño. No será la primera vez que una madre deje a su hijo al cuidado de otra persona y le diga que se ha comido ese alimento ¡que con ella nunca se toma! Los niños actúan de forma diferente según el cuidador que esté a su cargo.
Esta variedad repercutirá positivamente en el menor. Aunque, eso sí, debemos dejar claros qué principios pedagógicos son para nosotros inamovibles, para evitar que el menor reciba mensajes confusos o contradictorios.
3. Tú necesitas descansar
Por mucho que una madre quiera, no se puede encargar en exclusiva del cuidado de su hijo. A medida que pasan los días, y el cansancio vaya en aumento (y con él, la carga mental), lo notará más y más. Los primeros días, semanas e incluso meses (si la elección es la lactancia materna más aún).
La madre suele ser la principal cuidadora del bebé, pero pero no hay que olvidar que hay que hay cuidarse para poder cuidar. En ese momento es cuando cobra un papel imprescindible ese grupo de crianza cooperativa, la propia tribu.
4. La conciliación laboral es una farsa
No vamos a entrar aquí en un extenso debate sobre las políticas familiares en España, pero un denominador común de todas ellas es que son escasas e insuficientes, cuando no inexistentes. Esto hace que la conciliación laboral no exista. Si comenzamos con que la baja de la madre es menor a los seis meses que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda de lactancia materna exclusiva, todo lo demás está por hacer.
Ante esto, si una madre quiere (o necesita) volver al mercado laboral, es imprescindible que cuente con ayuda. Una guardería, una madre de día, personal de ayuda interna o un familiar en casa que pueda ocupar su lugar ante posibles enfermedades del pequeño. Todo esto es, queramos nombrarlo así o no, es crianza cooperativa.
El papel fundamental de la Tribu
Dentro de esta crianza cooperativa es fundamental destacar el papel de la Tribu. Se trata de esas personas que quizás antes de la maternidad ni siquiera estaban en tu vida, pero que se terminarán convirtiendo en imprescindibles.
Me refiero a esos grupos de apoyo ya sean informales (formado por otras madres) o profesionales (especialistas sanitarios) que apoyan a las madres desde que se quedan embarazadas, durante el posparto y en ocasiones hasta que los niños dejan de serlo. ¿Y por qué son tan importante estos grupos en la crianza cooperativa? Veamos:
1. Como te entiende una madre no te entiende nadie
Y no estamos hablando de tu propia madre. Nos referimos a esos problemas, esas situaciones, esos sentimientos, que ha vivido una persona por el hecho de ser madre, y que sirven para ayudar a otra madre que está pasando ahora por esa situación.
2. Estilos de crianza similares
Quieres mucho a tus padres (o no) pero ellos criaron hace 20, 30 o 40 años. La brecha generacional está ahí. Entre que las cosas cambian, que la ciencia y la pedagogía han evolucionado, que los estilos de vida y mentalidades no son las mismas y que muchas cosas incluso se le habrán olvidado por el camino…
A veces, al ser madres, nos damos cuenta de las heridas vinculares que hemos sufrido, y eso puede dificultar la relación con nuestros padres.
Muchas veces los consejos de tu madre (o tu suegra) no son los que más se acercan al tipo de crianza que quieres seguir. Sin embargo, irás viendo que en tu grupo de apoyo hay madres que piensan igual que tú, que tienen una forma semejante de afrontar la maternidad…
Y así te unirás a aquellas personas que coinciden en tu forma de crianza y hacia las que, en definitiva, sientes mayor afinidad y te hagan sentir más cómoda y segura.
3. Otras han podido antes
Estos grupos que forman parte de la crianza cooperativa (la madre del compañero de clase, mi vecina con la que intercambio libros sobre crianza, etc.) te ayudarán en momentos determinantes a no tirar la toalla, sobre todo si eres madre primeriza. Te servirán para ver que hay luz al final del túnel. Al fin y al cabo, si ellas han podido, tú también podrás.
4. Tu propia Tribu
Cuando una persona se convierte en madre, nacen dos personas: el bebé que llega y esa mujer nueva en la que te conviertes tras recibir a tu bebé. Quizás esa nueva persona no coincida en muchas cosas con sus amigos o conocidos de antes. Quizás esa íntima amiga a la que antes le consultabas todo, ya no es tan imprescindible porque su concepto de crianza no coincide con el tuyo.

Esto no quiere decir que te alejes de lo anterior, pero sí que buscarás una nueva red. Aunque a lo mejor ahora te parezca imposible, te verás de madrugada llorando al otro lado del móvil escribiéndole a esa madre que parió a tu lado o a esa matrona que te recomendaron en las clases de pilates y está en el grupo de Whatsapp que se creó… Se establecerán unos lazos que no solo te beneficiaran a ti, también ayudarán a tu bebé.
Por eso es importante que tu Tribu no solo esté compuesta por madres que han pasado por lo mismo que tú, también por expertos que puedan darte consejos profesionales para ese momento que estás viviendo. Así llegué yo a CSC: buscando respuestas, buscando un grupo, una Tribu, que completase esa crianza cooperativa que necesitaba y que aún hoy sigo necesitando.
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