Según la Teoría de las Inteligencias Múltiples del psicólogo Gardner, los niños y niñas tienen no solo una, sino hasta al menos 8 inteligencias diferentes que podemos ayudarles a descubrir, explorar, desarrollar y potenciar mediante…

Este post se publicó originalmente el 23/05/2021 y ha sido actualizado en fecha 12/09/2024
El abanico de actividades extraescolares infantiles es amplísimo. Cada vez existe una mayor diversificación de la oferta y la demanda; al mismo tiempo que se amplía el rango de edad del público potencial.
Desde matronatación para bebés hasta yoga infantil, pasando por las ya clásicas academias de inglés y las escuelas deportivas; un mundo de posibilidades donde elegir se despliega ante nuestros ojos, pero…
¿Son necesarias las actividades extraescolares?
Partiendo de la base de que el juego espontáneo es la mayor fuente de aprendizaje y de placer en la infancia, no. Hasta hace unas décadas, las actividades extraescolares regladas y dirigidas eran muy escasas. Si sumamos el horario escolar, las horas mínimas necesarias de descanso durante la infancia, el tiempo que empleamos en desplazamientos, comidas, aseo, rutinas varias…
Al día no le quedan muchas horas y es fundamental que sigamos permitiendo ese espacio donde niños y niñas puedan jugar libremente, sin seguir una actividad guiada. Ese es su lenguaje natural, donde mejor se expresan y su fuente natural de aprendizaje.
El incremento de la oferta de actividades en este sector corresponde, una vez más, a una necesidad adulta. En la inmensa mayoría de hogares todas las personas adultas desempeñan actividades laborales a jornada completa y, con las escasas (por no decir, nulas) medidas de conciliación existentes, muchas familias se ven en la necesidad de hacer uso de las actividades extraescolares simplemente para poder conciliar su jornada laboral con el cuidado de sus hijos/as.
Si atendemos únicamente a las necesidades de la infancia, las actividades extraescolares no serían imprescindibles aunque, en muchos casos, pueden ser beneficiosas y aportar a niñas y niños la oportunidad de desarrollarse en campos que en la escuela quedan en un segundo plano o, directamente, no se abordan.
Así que, si no necesitamos las actividades extraescolares como un salvavidas para no ahogarnos en el mar de la inexistente conciliación laboral y familiar, hagamos uso del sentido común. Actividades extraescolares sí, si les apetece, pero sin convertir sus agendas infantiles en la agenda propia de un ministerio.
¿A partir de qué edad es bueno que comiencen a apuntarse a extraescolares?
Esto va a depender bastante de las características y las necesidades de cada familia. Si estás de excedencia para cuidar de tu peque y te apetece hacer actividades lúdicas con tu bebé, puede que os apetezca ir algún día a la semana a matronatación o a iniciación musical en familia. Si lo disfrutáis, perfecto.
La máxima, como en tantos otros aspectos es, como decía María Montessori, “seguir al niño”. El mejor momento para apuntarle a una extraescolar es cuando lo pida. Claro que, hasta que no tienen una determinada edad, no son conscientes de que existen actividades regladas para ocupar su tiempo durante la tarde y, por lo tanto, no nos van a decir “quiero apuntarme a tal cosa” si ni siquiera conocen su existencia.
Aquí entra en juego la observación. Somos sus personas de referencia, pasamos mucho tiempo cuidándoles, conocemos sus caracteres y sus necesidades… si vemos que nos está mostrando una necesidad imperiosa de realizar actividad física intensa, por ejemplo, que no queda satisfecha con el juego libre, tal vez sea el momento de ofrecerle la posibilidad de apuntarse a alguna actividad deportiva. Si observamos que demuestra un gran interés por algún tema en concreto, podemos plantearle la idea de iniciar alguna actividad relacionada con aquello que le apasiona.

No hay una edad exacta porque cada peque es diferente, pero, teniendo en cuenta que, la mayoría de actividades extraescolares se realizan sin compañía y que durante los primeros años de la infancia necesitan la presencia de sus figuras de apego principales para sentirse a salvo, como norma general, podría ser recomendable no iniciar este tipo de actividades antes de que la escolarización esté bien asentada en sus vidas y puedan vivir esa separación sin pasarlo mal.
Consejos para elegir bien las actividades extraescolares
Las actividades extraescolares se realizan durante el tiempo de ocio y, como tal, por definición, deberían tener como objetivo el disfrute; así que a la hora de elegir extraescolares lo más sensato es pasarles la pelota y permitir que tomen sus propias decisiones. Nadie sabe mejor que ellos/as qué es lo que les apetece, así que no tenemos por qué jugar a adivinar qué es lo que más les interesa.
En muchos casos, caemos en la tentación de apuntarles a numerosas actividades de tipo académico tirando del argumento de que, a estas edades, sus cerebros son como esponjas que lo absorben todo y debemos aprovechar esta etapa para asentar las bases de un segundo idioma o del lenguaje musical, por ejemplo. Es cierto que la capacidad de aprendizaje durante la infancia es asombrosa, pero también lo es durante toda la vida; el ser humano nunca deja de aprender.
Y hoy en día, la carga de contenidos académicos que asumen en la escuela ya es bastante amplia. Si tenemos en cuenta, además, que cada niño/a tiene su propio ritmo madurativo y que exponerle a aprendizajes para los que aún no tiene la madurez necesaria puede ser contraproducente; en muchas ocasiones, podemos estar consiguiendo justamente el efecto contrario del que buscábamos. En lugar de facilitarle una base sobre la que construir el aprendizaje de un segundo idioma, podemos estar favoreciendo que desarrolle aversión hacia esa lengua, privándole así de la posibilidad de descubrirla cuando sea su momento propicio.

Una buena opción si vamos a elegir apuntarles a extraescolares son aquellas actividades, deportivas o no, que impliquen actividad física. El movimiento es una necesidad básica de la infancia y en una sociedad en la que nuestro estilo de vida es cada vez más sedentario, no es mala idea garantizarles la oportunidad de estar en movimiento de manera habitual varios días a la semana.
Ante todo, sentido común y flexibilidad. Si decidís apuntarle alguna actividad extraescolar y durante el transcurso del año os dice que quiere borrarse o da muestras de hartazgo, fuera extraescolar. No panic. Cuando vayan siendo mayores podremos fomentar valores como la responsabilidad y el compromiso, pero pretender que, durante sus primeros años escolares, se comprometan a hacer una actividad durante todo el curso y mantenerles en la obligación de seguir haciendo algo que no les gusta no tiene sentido.
¿A cuántas actividades deberían apuntarse?
Una vez más, va a depender de lo que vayan demandando. Si tienen muchas inquietudes y quieren apuntarse a 15 actividades, es bastante probable que nos veamos en la necesidad de pedirles que prioricen para no acabar convirtiendo nuestra agenda en la de chófer familiar y teniendo que buscar un segundo empleo para pagar los recibos de las extraescolares.
Como siempre decimos en Disciplina Positiva, respeto mutuo, la clave está en buscar el equilibrio para que las necesidades básicas de todas las personas que formamos el núcleo familiar estén cubiertas. Si no quieren apuntarse a ninguna actividad extraescolar y no lo necesitamos, no hay ningún problema; siempre que podamos garantizar que pasen tiempo al aire libre y realizando actividad física.
En el caso de que necesitemos, por motivos de conciliación, que participen de alguna actividad extraescolar, cobra aún más importancia la necesidad de que sean actividades de su interés y su agrado; aunque, de manera general, esta debería ser la norma. Lo que sí resulta fundamental es que, si optamos por apuntarles a actividades extraescolares, nos aseguramos de que siguen disponiendo de tiempo suficiente cada día para jugar libremente.
No convirtamos sus días en jornadas maratonianas que incluso a las personas adultas nos cuesta trabajo soportar. La infancia dura apenas unos años, pero sienta los cimientos de toda una vida. Respetemos sus necesidades, sus ritmos, sus gustos, sus prioridades… para que puedan crecer sin la presión que el ritmo laboral imprime en nuestras vidas y que, por suerte, aún no les pertenece.
Si tienes dudas, en la Tribu CSC puedes consultar online a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil y crianza respetuosa. Entre ellos/as se encuentran la psicóloga infantil, logopeda y docente Elena Mesonero, la pediatra Gloria Colli o el enfermero de Pediatría y coordinador de CSC, Armando Bastida.
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