El cerebro del niño explicado a las madres y padres

Te explicamos por qué es tan importante conocer cómo funciona el cerebro del niño para acompañarle en su desarrollo

Muchas veces vivimos situaciones con nuestros peques que nos “sacan de nuestras casillas”, nos alteramos porque nos desbordan sus reacciones o explosiones emocionales y quisiéramos que se comportasen de otro modo, pero en realidad lo hacen con las herramientas que tienen: ellos no son adultos en chiquitito, su cerebro está en pleno desarrollo, y cuanto antes lo entendamos mejor será para todos, para conectar y vivir el día a día de una forma mucho más pacífica. Por eso en este post vamos a explicar cómo es y cómo funciona el cerebro del niño.

El cerebro del niño

Por ejemplo, si un peque de 7 meses tiene hambre, lo que hará será ponerse a llorar, y sabemos bien que no es posible dirigirnos a él como a un adulto y decirle “no llores, espera un poco que en diez minutos está la comida”, ¿verdad?

Somos responsables de atender sus necesidades, ya que aún son completamente dependientes de nosotros, y su cerebro no se ha desarrollado suficiente para resolver problemas, como cuando se frustran y se ponen a llorar desconsoladamente porque quieren alcanzar un sonajero y no llegan.

 

 

Un conocimiento fascinante

Nuestro cerebro pesa entre 1’3 y 1’5 kgs. Parece muy poco en comparación con el resto del cuerpo, pero lo necesitamos para vivir. Nacemos con una reserva importante de neuronas, y durante el desarrollo se van creando las conexiones entre ellas, también conocidas como sinapsis, un proceso impresionante especialmente durante los dos primeros años de vida.

 

 

¿Sabías que el ser humano es el único del planeta que es capaz de razonar, reflexionar y pensar sobre cómo lo hacemos? El concepto de metacognición se refiere a la capacidad de las personas para reflexionar sobre sus procesos de pensamiento y la forma en que aprenden.

Por ejemplo, si sentimos que nos ruge el estómago y vamos repetidamente a la nevera en busca de un snack, puede que a la segunda o tercera vez nos preguntemos: “¿puedo controlarme para no estar picoteando continuamente y llevar una alimentación más saludable?” Sin embargo, si la mascota que tenemos en casa siente esa misma sensación de hambre, irá a buscar el plato donde sabe que está su alimento y se lo comerá sin lamentaciones, simplemente satisfaciendo su necesidad.

¿Tenemos tres cerebros?

La Teoría del Cerebro Triuno fue propuesta en 1970 por el médico y neurocientífico norteamericano Paul D. MacLean. Es realmente fascinante y ayuda a comprender muchas cosas. Es interesante que todos los padres y educadores la conozcamos para conocer mejor cómo funciona el cerebro del niño.

La mente humana está construida en base a la superposición evolutiva de tres cerebros, uno sobre otro, que además coinciden con el orden de su aparición en el mundo natural. Así, podemos entender que nuestro cerebro de Homo Sapiens está formado por estos tres al mismo tiempo:

  1. El cerebro reptiliano. Es el más primitivo y responsable de los instintos básicos de la supervivencia (el latir del corazón, el respirar…). Es el encargado de intervenir en los comportamientos característicos de la especie como adoptar posturas, homeostasis, actos instintivos simples y reconocimientos de señales que implican la supervivencia de la especie (como el curioso regreso de las tortugas marinas al mismo terreno de crianza de años atrás).
  2. El cerebro mamífero o emocional. También llamado hipocampo o cerebro medio, es la porción del cerebro situada encima del cerebro reptil e inmediatamente debajo de la corteza cerebral. Permite que los procesos de supervivencia básicos del cerebro reptil interactúen con elementos del mundo externo, lo que resulta de la expresión de la emoción general. Por ejemplo, el instinto de reproducción interactuaría con la presencia de un miembro atractivo del sexo opuesto, lo que genera sentimientos de deseo sexual. Es aquí donde se procesan las distintas emociones: penas, angustias, enojo, miedo, alegrías intensas… Como curiosidad, decir que anatómicamente su forma es muy similar a la de un caballito de mar, ¡seguro que así no se te olvida! cerebro
  3. El cerebro racional o corteza cerebral. También llamado neomamífero o neocórtex, está formado por los dos grandes hemisferios y, sobre todo, por los lóbulos prefrontales (izquierdo y derecho). Regula emociones específicas basadas en las percepciones e interpretaciones del mundo inmediato, permite ejercer las funciones de aprendizaje, abstracción mental, regulación de emociones, planeación a largo plazo y el pensamiento racional y lógico. Por ejemplo, es el responsable de los sentimientos de amor hacia un individuo particular.

Por qué actuamos de forma diferente en determinadas ocasiones

Hace aproximadamente cien millones de años aparecieron los primeros mamíferos superiores. La evolución del cerebro dio un salto espectacular. Por encima del bulbo raquídeo y del sistema límbico, la naturaleza puso un cerebro adicional, el cerebro racional, el que piensa.

Así es como la evolución dio nacimiento al Homo Sapiens, con su capacidad de pensar de forma abstracta más allá de la inmediatez del momento presente, de comprender las relaciones globales existentes, y de desarrollar un yo consciente y una vida compleja.

 

 

Por tanto, cada una de estas capas controla determinadas actuaciones en nuestra vida, lo que explica que haya ocasiones en que nos comportamos siguiendo mucho más nuestro instinto y otras de una forma mucho más meditada. Por ejemplo, no actuamos con la misma templanza y raciocinio cuando tenemos un “hambre voraz”, en una relación sexual o en el propio acto de alumbrar a un hijo; o cuando utilizamos el pensamiento abstracto para debatir, ¿verdad?

Lo interesante es que cuando conocemos esto, entendemos que durante los primeros meses de vida de nuestros niños prevalece el cerebro reptiliano, que reclama las necesidades básicas para vivir. Del mismo modo, cuando los peques van siendo un poco más mayores, o incluso cuando somos adultos, determinadas situaciones de estrés pueden hacer dispararse al cerebro inferior, provocando que se nos “abra la tapa” y estallemos en una explosión de ira, siendo incapaces de manejar nuestras emociones por unos momentos (el cerebro racional deja de ejercer su función de regulación).

 

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Además, en estas situaciones las neuronas espejo no juegan a nuestro favor, ya que tienden a reconocer el estado emocional de la otra persona y a copiarlo. Por eso nos resulta tan tremendamente difícil mantener la calma cuando estamos ante una “rabieta” o explosión emocional de nuestros peques, o en una discusión con nuestra pareja o un familiar allegado.

En estos momentos de tensión, en los que las palabras pueden herir a las personas que queremos, lo mejor es respirar hondo e intentar practicar un “tiempo fuera positivo” si es necesario, ya sea yendo al baño un momento y lavándonos la cara, o saliendo a dar un paseo. También tienes un montón de ideas y recursos en el seminario online “Las Rabietas – Cómo acompañarlas de forma respetuosa“.

¿Podemos explicarle esto a nuestros niños?

Hay una herramienta muy útil que se suele explicar en los cursos de Disciplina Positiva, que se llama El cerebro en una mano, y fue propuesta por Daniel Siegel, uno de los autores de El cerebro del niño. ¡Aquí te dejamos un vídeo en el que el propio autor lo explica!

 

 

Se trata de un modelo muy visual que nos permite comprender el funcionamiento del cerebro del niño y la importancia de la integración, utilizando una representación con nuestra propia mano:

  • Cerebro reptil: palma de la mano.
  • Cerebro mamífero: dedo pulgar.
  • Cerebro racional: dedos plegados.

Al plegar la mano, una parte de nuestro cerebro racional está conectada con el límbico y el reptiliano, ayudándonos a ser conscientes de nuestra forma de actuar y regular nuestras emociones: la parte más humana controla la parte más animal. Pero cuando esta capa superior se desconecta es cuando se desata la tempestad, por tanto, si tomamos conciencia a tiempo podemos reconducir la situación…

¿Te animas a probar y nos cuentas en los comentarios?

 

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2 comentarios en "El cerebro del niño explicado a las madres y padres"

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