No des agua al bebé hasta que comience la alimentación complementaria

Artículo publicado el 8 Nov 2022 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 21 julio, 2023

Siempre que hablamos de hidratación pensamos en agua, y por eso es muy habitual que surjan dudas cuando hablamos de bebés pequeñitos, ya que se alimentan solo de leche. Pero, ¿hay que darles agua? ¿Cuándo se empieza a dar agua a los bebés?

Al bebé lactante no se le da agua hasta que comienza la alimentación complementaria

La leche materna tiene más de 200 componentes. Es un elemento vivo y cambiante. Su composición varía según el momento de la toma, según la hora del día, según la edad del bebé o del niño o niña… pero, la mayor parte de ella es agua: un 88% nada menos, por lo que, unido a sus componentes nutritivos, es la mejor opción para hidratar al bebé.

Dándoles agua entre tomas hinchamos el pequeño estómago de los bebés, les quitamos el apetito y reducimos la ingesta de nutrientes que son necesarios para su desarrollo.

 

 

¿Y qué pasa si mi bebé toma biberón?

Exactamente lo mismo. En el caso de la leche de fórmula, también tiene un alto porcentaje de agua (¡los biberones se preparan con agua!), por lo que sirve también para este fin, puesto que la proporción establecida para su correcta preparación ya está pensada para que sea alimento e hidratación al mismo tiempo.

Eso sí, es muy importante seguir las recomendaciones del fabricante para preparar el biberón y prevenir así la deshidratación (que puede suceder cuando añadimos mas cantidad de fórmula de la cuenta a la misma cantidad de agua).

También es importante recordar que el biberón, como la teta, también se ofrece a demanda, por lo que será el peque quien indique cuándo necesita alimentarse y/o hidratarse.

 

 

¿Y cuándo estamos en verano y hace calor?

¿No es peligroso que solo tomen leche con estas altas temperaturas? Los bebés se autorregulan, como habréis notado cuando en verano aumenta la demanda de teta (o de biberón). Como ya hemos comentado anteriormente, la mayor parte de la leche materna es agua en leche humana, y el biberón se prepara también con agua. Y, puesto que ambos se dan a demanda, teta y biberón; lo que se debe hacer es cubrir la mayor demanda del bebé en esta época del año.

Pero y si tiene sed, ¿no es mejor darle agua directamente? La respuesta es No. Porque el agua no le alimenta. El agua le puede llenar el estómago y hacer que pida menos posteriormente y de esta forma interferir en su correcta nutrición. Por otro lado, como nosotros no sabemos si el bebé tiene sed o hambre, es mejor que le ofrezcamos la leche y luego él decida. Si hace una toma más larga, pues era hambre. Si la toma es corta, seguramente sería sed.

Tanto si el bebé es amamantado como si toma fórmula para bebés, debe ser él quien decida cuánto come y cada cuánto tiempo. Ellos saben distinguir las señales de hambre y saciedad y debemos respetarlas. Esto quiere decir que nada de darle cada 2 o 3 horas. Da igual el tiempo que haya pasado, que si sigue teniendo hambre (o sed), hay que volverle a ofrecer.

 

 

En el caso del verano y del calor, esto se hace todavía si cabe más importante. Cuando un bebé tiene sed, también tiene la capacidad de reclamar, ¿y qué es lo que hace si se le deja? Hará tomas cortas para calmar su sed. Tomas cortas y más frecuentes. Pero ¿con biberón también? Sí, así es: con biberón también.

Ni aunque estemos en Sevilla, en agosto, a 40º a la sombra (en ese caso, ¡mejor quedarse en casa!). La lactancia o el biberón han de ser siempre a demanda para que el bebé esté bien nutrido y bien hidratado.

Pues a mí me han recomendado darle (pecho, biberón) cada 2-3 horas y entre tomas, si pide, agua

Las recomendaciones oficiales a día de hoy, tanto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) como de la Asociación Española de Pediatría (AEP), son las de dar lactancia exclusiva durante los primeros 6 meses de vida. Esto quiere decir, solo leche. Ni zumos, ni infusiones, ni agua. Y además, que esa lactancia sea a demanda. Es decir, guiada por el bebé (excepto, en el caso de la lactancia materna, las primeras semanas, en las que se debe ofrecer el pecho a oferta, hasta que recupere el peso de nacimiento y esté establecida la lactancia).

 

 

Si es así, si algún profesional te ha recomendado una pauta obsoleta como la de dar leche cada 2-3 horas y si entre medio pide algo dejarlo llorar o darle agua (o agua con sacarina), solo está demostrando que no es un profesional actualizado en temas de lactancia y alimentación infantil y que sus consejos no están basados en recomendaciones, ni en la evidencia, y que seguirlos podría ser perjudicial para tu bebé.

Es importante que tengas esto en cuenta y contrastes la información con el asesoramiento de una asesora profesional de lactancia. En la Tribu CSC puedes consultar online a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil y crianza respetuosa. Entre ellos se encuentra Inma Mellado, IBCLC, monitora de La Liga de la Leche, Máster en Nutrición Pediátrica y presidenta de la Asociación Española de Consultoras Certificadas en Lactancia Materna. También la pediatra Gloria Colli, el enfermero de pediatría Armando Bastida y la dietista-nutricionista Rebeca Pastor.

¡Conmigo lo hicieron así y tan mal no he salido!

También viajábamos sin cinturón y muchos de nosotros no morimos en carretera, pero ¿correríamos ahora el mismo riesgo con nuestros hijos e hijas? Afortunadamente, las sociedades van evolucionando y el mayor conocimiento adquirido gracias a las evidencias científicas nos permiten mejorar y hacerlo cada vez mejor, incluso aunque a menudo la inercia nos lleve a perpetuar patrones. De ahí que los cambios sociales sean a veces tan lentos, lo que no implica que no sean necesarios.

 

 

No se trata de juzgar

En muchos casos, la resistencia a cuestionar el modelo de crianza o educativo en el que crecimos, nace de la incomodidad que nos produce juzgar a quienes nos criaron. Los fuertes vínculos que se establecen entre un niño o una niña y quienes son sus personas de referencia durante la infancia pueden llevarnos a idealizar a estas personas y atribuirles un halo de perfección que nos impide o dificulta cuestionar ninguna de sus acciones. Sin embargo, no es necesario juzgarles.

Nuestros padres y nuestras madres lo hicieron lo mejor que supieron y pudieron con los conocimientos y las herramientas que tenían a su alcance en aquel momento. Que en la actualidad nosotros/as podamos beneficiar aún más a nuestros bebés con ayuda de nuevas y mejores herramientas (de salud, pedagógicas, etc.) no quiere decir que nuestros propios progenitores no lo hicieran todo lo bien que podían en aquel momento. 

Entonces, ¿cuándo se les puede dar agua a los bebés?

Una vez que comienza la alimentación complementaria, ya sea con sólidos o con papillas, purés y triturados, sí le ofreceremos agua. Sin embargo, es muy probable que, aunque les ofrezcamos agua, es posible que no la quieran. Sobre todo si antes de ingerir cualquier alimento sólido han tomado el pecho, tal y como recomienda la Asociación Española de Pediatría en este periodo. La leche materna seguirá siendo su alimento principal hasta los 12 meses de edad, por lo que seguirán hidratándose con ella.

 

 

No obstante, en el caso de los bebés de más de 6 meses que toman biberón, sí es posible que necesiten algo de agua cuando comienzan a comer alimentos sólidos, ya que las tomas en estos bebés se pueden reducir, y es posible que solo tomen leche de fórmula 2 o 3 veces al día. La ingesta de verduras y frutas les aportará hidratación, pero se les puede ofrecer agua a parte. Ellos decidirán si la quieren o no. Es mejor no forzarles.

¿Y cómo se la ofrezco? Lo ideal es en un vaso o en una tacita (aunque solo tenga 6 meses, cualquier bebé es capaz de beber así). Según la AEPED, no se aconseja dar agua al bebé en biberón ni directamente de una botella (aunque sea pequeña, para evitar infecciones y diarreas). Lo ideal es transportarla en envases bien cerrados y fríos para evitar que se contamine. Si sobra agua del vasito, mejor tirarla y no ofrecérsela otra vez.

Si tiene menos de 6 meses o si no ha empezado aún la alimentación complementaria, el bebé no necesita tomar otro alimento diferente a la leche: materna o de fórmula.