Cambios en los senos durante el embarazo y el postparto

Los cambios en nuestros senos forman parte del proceso de metamorfosis física de las madres

Después de tres hijas y siete años de lactancia prácticamente seguidos, mi cuerpo se ha transformado (la edad también influye, claro) y, además de mi barriga arrugada, mis pechos han sido los grandes protagonistas físicos de toda esta aventura. Ya casi no recuerdo cómo eran antes de quedarme embarazada. Creo que eran más grandes (hay sujetadores de entonces que me bailan). Ahora son pequeños, más caídos y tienen menos masa muscular.

Y es que el embarazo es un proceso que cambia completamente a una mujer, por dentro y por fuera. Lo de dentro es un proceso íntimo y personal que cada una de nosotras vive a su manera. Lo de fuera es más evidente. Nuestro cuerpo cambia desde el momento de la concepción y el pecho es una de las partes que más lo va a hacer. Y esa transformación tiene distintos momentos.

 

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La mama es un órgano que se desarrolla a lo largo de la vida de la mujer. En la infancia no se diferencia aparentemente de la de los niños. Es en la pubertad cuando aparece el pecho que tendrá su zénit en el embarazo, el momento en el que más se estimula la glándula mamaria. Esta evolucionará en los meses posteriores y tras el parto. Con el fin de la lactancia se produce su involución aunque nunca volverá a estar como antes de quedarnos embarazadas por primera vez.

Los senos durante el embarazo

Si estás embarazada es muy probable que el primer signo que notaras fuera un cambio en el pecho. Y es lo normal. La sensibilidad aumenta y también el volúmen. De hecho, es en este momento, en el primer trimestre, cuando más crecerá.

¿Y por qué? Pues porque tras la concepción explosiona el combo hormonal y el aumento de las hormonas provoca que crezca el pecho. También sube el flujo sanguíneo (hasta un 50% más puede aumentar). Es normal que, además de más volumen, más sensibilidad e incluso cierto hormigueo, comencemos a notar más venas azules. Son la señal de ese aumento de flujo sanguíneo.

 

 

En el segundo trimestre el cambio se notará principalmente en los pezones. Las areolas se volverán más oscuras y grandes. Esto se debe a un aumento de la pigmentación que está relacionado con la hormona melanoestimulante que es la responsable de la formación de la melanina provocada por la progesterona.

Hay distintas zonas que se irán oscureciendo y eso no es casual. Este cambio de color permitirá al recién nacido hallar el camino hacia el pecho. Los recién nacidos no ven bien, así que guiados por el olfato y por la línea nigra (ese curioso camino de vello entre el pubis y el esternón) y la areola oscurecida y grande, sabrá hacia dónde rectar para engancharse al pecho.

En esta fase del embarazo también se harán más grandes los tubérculos de Montgomery, que son unos pequeños granitos que hay en la areola. Su función es segregar un aceite hidratante que te protegerá contra el dolor y la infección al iniciar la lactancia.

 

 

En este momento el pecho crecerá levemente para pasar al tercer trimestre donde los pechos se harán más pesados y grandes. También los pezones se verán de mayor tamaño y más oscuros. Es en esta fase cuando hay más riesgo de sufrir estrías, aunque depende de la piel de cada una y de cuánto y cómo se produzca el crecimiento del pecho.

Todos estos cambios en los senos durante el embarazo tienen un objetivo: prepararnos para la lactancia materna (queramos practicarla o no). De hecho, es posible que durante el embarazo nuestros pezones segreguen calostro, aunque no a todas las mujeres les ocurre.

El posparto: otro momento de cambio

Mi marido me ha bromeado durante años con que tras nacer mis hijas me convertí en la “central lechera Carmela”. Lejos de molestarme, siempre me ha hecho gracia y me parece un símil muy acertado de la sensación que una mujer puede sentir cuando nace su bebé. Efectivamente, mis pechos pasaron de ser un símbolo de mi feminidad a un alimento para mis hijas.

Durante el posparto el pecho aumentará por la producción de leche, aunque no lo suele hacer tanto como en el primer trimestre. Aproximadamente a los dos o tres días del nacimiento, se produce la subida de la leche que puede ser más o menos intensa.

 

Lactancia y depresión

 

Curiosamente, cuanto más se amamante el bebé y de manera más frecuente, menos se notará la subida. Si las tomas son más espaciadas y menos frecuentes, puede ser un proceso más doloroso. Los líquidos, como el suero intravenoso en la epidural, también influyen. Los pechos, además, no solo se llenan de leche. También la cantidad de sangre que circula por ellos aumenta y esto influye en el tamaño y firmeza de los mismos.

Mi experiencia ha sido distinta con cada una de mis hijas. Pero hay un elemento común: en los tres casos me he tenido que sacar leche en los primeros días (principalmente de noche), porque la subida era rápida y sentía una presión muy fuerte y molesta. Puede tener que ver la producción de leche o la falta de preparación a la hora de dar el pecho; pero lo cierto es que la congestión me lo hizo pasar mal en algunos momentos.

 

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Por fortuna, existen asesoras de lactancia que pueden orientarte en este sentido porque hay técnicas para aliviar esa sobreproducción de leche. De hecho, aquí en la Tribu CSC, puedes contactar con muy buenas profesionales que están muy actualizadas en este sentido. También con otras mamás que han podido tener tus mismas dudas y cuya experiencia te puede ayudar.

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Cómo afectan a los senos la lactancia y el destete

Aproximadamente durante los primeros 3 meses de lactancia, el pecho sigue estando bastante lleno e incluso es posible que notes uno más abultado que otro. Lo curioso, en mi caso, es que no fue el mismo con las tres. Era como si prefirieran uno más que el otro, pero cada una uno distinto.

A partir de entonces, el pecho tiende a volver a su volumen más o menos primario; aunque esto no significa que se produzca menos leche. Lo más probable es que estés perdiendo algo de tejido graso. Además, nuestro cuerpo se adapta y somos más eficientes a la hora de producir leche. Y esto influye en el volumen.

 

 

Tras el destete, el pecho tiende a volver a su tamaño original aunque las glándulas mamarias no volverán nunca a ser como eran. Es cierto que los pechos pueden estar más flácidos pero esto no está relacionado tanto con la lactancia en sí, sino con el estiramiento de la piel durante todo el proceso, desde el embarazo.

Mis senos no son iguales que antes de las tres niñas. Lo comenté al principio del post. Han cambiado de forma, tamaño y el aspecto de la piel. Tienen estrías y están más vacíos. Sin embargo, me gustan igualmente. No niego que me encantaría que volvieran a ser jóvenes, tersos y desafiaran la gravedad. Para eso hay solución, claro: solo se necesitaría dinero y una buena cirugía. Si quisiera.

Pero no quiero. Me gustan mis senos porque son míos y porque son de ellas. Cada vez que mis hijas les dan besitos de buenas noches comprendo que son otro lazo más de unión entre nosotras que no cambiaría por nada en el mundo. Mi cuerpo ha podido cambiar y lo seguirá haciendo. Pero quién soy yo, no.

 

5 comentarios en "Cambios en los senos durante el embarazo y el postparto"

  1. Hola, muy buen artículo, gracias. Yo estoy dando el pecho a mi bebé de 16M, pero cuando paremos estoy pensando en quitarme pecho (siempre ha sido grande y he tenido más o menos dolor de espalda), pero tras una recuperación difícil, no estoy pudiendo hacer deporte y los dolores de espalda son horribles. ¿Afectaría esta operación a la lactancia en caso de tener un segund@ bebé?
    Muchas gracias.

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