Lactancia materna y caries: de tarde en tarde surgen voces que nos alertan de los “terribles peligros” de mantener la lactancia materna a demanda, sobre todo si se trata de niños mayorcitos y que maman…
Al contrario de lo que muchas veces se piensa, la lactancia actúa como factor protector de la depresión postparto. ¡Gracias a las hormonas que influyen en esta!
El estrés y el cansancio que puede conllevar la lactancia materna por ser tan demandante y para la que físicamente no se puede contar con ayuda (hay muchísimas otras cosas que se pueden hacer para criar con corresponsabilidad), queda sobradamente compensando, entre otras cosas, por el efecto neurológico de las hormonas que influyen en la lactancia, si esta va bien.
La hormona del amor contra la depresión postparto
La oxitocina es una hormona exclusiva de los mamíferos y cumple una misión fundamental tanto en el parto, como en la lactancia materna e incluso en las relaciones sociales. Está formada por nueve aminoácidos, se produce en la glándula pituitaria o hipófisis (en el cerebro), y es segregada durante la lactancia, el parto y el orgasmo.
De hecho, una de las recomendaciones para favorecer las contracciones (por ejemplo, cuando se han cumplido las 41 semanas de gestación y se quiere evitar una inducción farmacológica) es practicar sexo. También por eso puede que hayas escuchado que en pleno trabajo de parto sería beneficioso un poco de amor… Aunque claro, entre contracción y contracción, ¡hay mujeres que es lo último que les apetece!
Se conoce como la hormona del amor porque se ha comprobado que es indispensable en la creación de vínculos y en las relaciones sociales. Además disminuye la respuesta fisiológica al miedo y desconfianza, ayudando así a que nos acerquemos a otros individuos. Y aumenta la sensación de placer en la relación, invitándonos a repetir y crear lazos más intensos y duraderos. También ayuda a la madre tras dar a luz, generando sensación agradables que combaten la depresión postparto.
Prolactina y oxitocina: la fábrica de la leche materna
La lactancia materna depende principalmente de dos hormonas: la prolactina, que se encarga de la producción de leche, y la oxitocina, que permite la salida de la leche (el reflejo de eyección). Los niveles de prolactina aumentan con cada toma, y por la noche los picos son incluso más altos que por el día. De ahí que el mejor “truco” para producir más leche sea realizar más tomas de pecho.
Y la oxitocina se estimula tanto a nivel físico, con la succión, como de forma condicionada: con el pensamiento. Así es: escuchar llorar a tu bebé, ver una foto suya o simplemente pensar en él o en ella, hace que aumenten los niveles de esta hormona. Por eso quizás alguna vez has experimentado la extraña sensación de que tus pechos empiecen a gotear de repente, cuando estás lejos de tu bebé y te acuerdas de su sonrisa.
También puede suceder al contrario, que se inhiba por el estrés. La adrenalina impide que la oxitocina actúe. Es uno de los motivos por los que durante el parto puede pararse el proceso de dilatación si estamos agobiadas o asustadas. En lactancia se puede afectar el reflejo de eyección en momentos de estrés. Pero tranquila, esta inhibición es temporal y no influye en la producción de leche.
Estas hormonas, además de actuar en la glándula mamaria, afectan al cerebro de la madre. La prolactina tiene un efecto ansiolítico y ayuda a desarrollar conductas de protección, como puede ser la sensibilidad auditiva al llanto de su bebé. La oxitocina provoca sentimiento de bienestar, y aumenta la confianza y la autoestima, precisamente en un momento en el que estas emociones son fundamentales para poder sacar adelante y de forma favorable a un bebé.
Piel con piel
La naturaleza, de nuevo, vuelve a demostrar que es sumamente sabia. La lactancia materna requiere de muchísimo tiempo y dedicación, no nos vamos a engañar. Es algo que en principio no puedes compartir con nadie, que solamente depende de la madre. Y, sin leche materna, un bebé (de hace unas cuantas décadas) no sobreviviría, y por lo tanto la especie tampoco.
Por eso es lógico pensar que deba ser un momento placentero. Y entonces la química del cerebro hace su efecto repartiendo, gracias a la oxitocina, bienestar a todas horas. ¡Y no solamente eso! Es que, además, provoca un sentimiento amoroso hacia esa cría a la que estás amamantando a cada rato, favoreciendo el vínculo y el instinto de protegerla.
Y tampoco debe ser casualidad que los pechos de las mujeres se encuentren donde están, entre los brazos, cerquita de nuestra nariz y nuestra boca; y no en los pies, por ejemplo. Porque al mismo tiempo que estás amamantando estás abrazando y en este acto, también se libera oxitocina.
Calcula cuántas horas dando el pecho a tu bebé puedes pasarte cada día. ¡Altas dosis de la hormona del amor recorriendo tu cuerpo constantemente! Sabiendo el efecto que tiene la oxitocina y el piel con piel, no es extraño que muchas mamás aseguren sentirse en un estado parecido al éxtasis mientras dan el pecho a su bebé.
La lactancia debe ser un momento de disfrute y placer precisamente por esto también. Si duele no se libera oxitocina, y nada de lo que estamos comentando en este post tiene sentido. Por lo que si tienes dolor al amamantar: busca ayuda de un profesional cualificado, o en un grupo de apoyo a lactancia.
La oxitocina sintética en el parto
Es importante dedicar una líneas a señalar, en cuanto al efecto de la oxitociona y la depresión, que su uso durante el parto no es inocuo. A veces, cuando el parto no avanza como debería (o con la rapidez que en ocasiones erróneamente estiman que debe ir), se administra oxitocina sintética para la inducción o conducción del trabajo de parto.
Pero siempre se deberían intentar otras opciones más seguras antes, y valorar su uso con precaución. Y es que, además de provocar contracciones más intensas y dolorosas (y no siempre más eficaces), algunos estudios apuntan a que administrar oxitocina sintética aumenta considerablemente el riesgo de sufrir depresión postparto y/o ansiedad. Ya que la oxitocina sintética no se comporta de la misma manera que la endógena, y afecta a los receptores de la oxitocina natural impidiendo que hagan su efecto.
Dicho esto, aunque la lactancia materna es un factor protector de la depresión postparto, no significa que si amamantas no puedas padecerla. Ojalá fuese eficaz al 100%, pero lamentablemente no es así. Tristeza, irritabilidad, insomnio… Si crees que estas emociones se apoderan de tu día a día, no lo dejes pasar.
Por otro lado también influye el tema de las expectativas con la lactancia. Muchas mujeres se sienten culpables cuando la lactancia no va como debería o como habían pensado. Por ello es importante que tengas a mano recursos a los que acudir en caso de dificultad.
Escúchate, rodéate de gente que te aporte tranquilidad, habla con tu pareja o alguien cercano, con tu Tribu y pide ayuda. Y recuerda también que la mayoría de tratamientos farmacológicos para tratar la depresión son compatibles con la lactancia materna. Seguro que hay una alternativa segura. No es necesario dejar la lactancia su sufres depresión postparto. De hecho, poder mantener esos momentos de disfrute y oxitocina con tu bebé te ayudarán a que la recuperación sea más llevadera.
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