¿Podemos prevenir las alergias alimentarias en nuestros hijos?

Retrasar la introducción de ciertos alimentos en la dieta del bebé no previene a nuestro hijo de sufrir alguna alergia alimentaria

Las alergias más frecuentes y más precoces en niños son alergias alimentarias, concretamente a la leche y al huevo. Pero, ¿se pueden prevenir las alergias alimentarias? ¿Podemos hacer algo para evitar que nuestros hijos tengan síntomas alérgicos? Hoy os lo explicamos en este post sobre prevenir las alergias alimentarias.

La pediatra de Criar Con Sentido Común, Gloria Colli, a la que podéis consultar online en la Tribu CSC, es clara: No se pueden prevenir las alergias alimentarias. Antes se pensaba que retrasando la incorporación de los alimentos alergénicos en la dieta disminuía el riesgo de alergia, pero se ha visto que no es así”.

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No se puede prevenir en el sentido más literal de la palabra, pero sí existen tratamientos y medidas preventivas que se implementan antes de que se desarrollen los síntomas, evitando que aparezcan. Y en esas medidas nos vamos a centrar.

¿Qué son las alergias alimentarias?

Las alergias, en general, son enfermedades complejas de las que hasta hace unos años se sabía poco, aunque la ciencia ha ido avanzando cada vez más. Se producen cuando el organismo reacciona –explica Gloria Colli– de “una forma anómala, desproporcionada, ante el contacto con una sustancia en un principio inofensiva”.

 

¿Se puede prevenir las alergias alimentarias?

 

En el caso de las alergias alimentarias esta reacción la provoca un alimento (o varios). Hay dos variedades:

  • Pueden estar mediadas por IgE (las más conocidas). Es una reacción de hipersensibilidad inmunológica a alimentos producida por un mecanismo mediado por la IgE. La clínica más frecuente es la cutáneo-mucosa, aunque también pueden estar implicados el aparato digestivo o el respiratorio. La forma más grave es la anafilaxia.
  • No mediadas por IgE (“el gran reto diagnóstico de la medicina”). En este segundo caso, las reacciones son más tardías y suelen afectar al aparato digestivo. Las más frecuentes son la alergia a la leche y al huevo.

La Organización Mundial de la Alergia calcula que en el mundo hay 2 millones de personas afectadas por alergias alimentarias. Un estudio reciente calculaba que el 10% de los niños españoles en edad escolar tiene alguna alergia alimentaria.

Prevenir las alergias alimentarias: ¿Qué dicen los expertos?

Como decía al principio, prevenir las alergias no es posible. La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap) establece 3 tipos de prevención de alergias (alimentarias u otras):

  • Prevención primaria: conjunto de medidas preventivas que se puedan tomar antes de aparecer la sensibilización alergénica y que se pueden aplicar a la población de riesgo: la que tiene un antecedente alérgico familiar de primer grado.
  • Prevención secundaria: medidas dirigidas a pacientes sensibilizados a un alérgeno. En esta etapa, es importante un diagnóstico precoz. Una vez identificado el alérgeno responsable, se podrán establecer medidas de evitación adecuadas y específicas para cada persona.
  • La prevención terciaria: es el tratamiento de la enfermedad para controlar los síntomas y evitar su progresión.

La prevención primaria debe considerarse como la óptima, no obstante, la eficacia de las medidas a este nivel es limitada.

 

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La Seicap afirma que prevenir las alergias “tiene como finalidad evitar la reaparición de síntomas en las personas que ya los han padecido (prevención terciaria), evitar la aparición de síntomas en personas sensibilizadas que nunca los han tenido (prevención secundaria), y evitar la aparición de sensibilización y síntomas en personas no sensibilizadas y asintomáticas (prevención primaria)”.

¿Cómo prevenir las alergias según los criterios de la Seicap?

La forma de abordar la prevención de las alergias alimentarias y de otro tipo dependerán de si es terciaria, secundaria o terciaria.

Prevención terciaria

Esta se aplica a los niños y adultos que ya han desarrollado síntomas alérgicos y en quienes se ha identificado qué provoca la alergia. Es el grupo “más fácilmente identificable”. Para abordar estos casos se puede evitar el alérgeno(s) responsable(s) y el tratamiento preventivo (medicación, inmunoterapia o vacunas de la alergia).

Prevención secundaria

Son las personas a las que se conoce como “sensibilizadas” pero no alérgicas. Es decir, han dado positivo en las pruebas de la alergia pero no han desarrollado síntomas. Esas pruebas se realizan por distintos motivos, como explica la Seicap, “por ejemplo, en lactantes en quienes se estudia una posible alergia a la leche y en quienes se encuentra una sensibilización a huevo, alimento que es posible que estén tolerando o que puede que no hayan tomado nunca”.

La Sociedad de Inmunología reconoce que en este grupo “pueden encontrarse discrepancias”. En el caso de prevenir las alergias alimentarias se suele recomendar que, si se está sensibilizado a un alimento pero se tolera, se siga comiendo con normalidad.

 

¿Se puede prevenir las alergias alimentarias?

 

Sin embargo, si es un alimento que no se ha tomado nunca, como el huevo en lactantes pequeños, “hay quienes prefieren esperar a que desaparezca la sensibilización y quienes prefieren hacer una provocación precoz para comprobar si se tolera o no”. Según la Seicap, hay argumentos para recomendar tanto unas medidas como otras, “debe valorarse por el especialista de modo individual“.

Prevención primaria

Si en la prevención secundaria hay discrepancias, en la primera hay aún más. Tal y como explica la Seicap, las personas a quienes se les recomienda la prevención primaria “son más difíciles de identificar”. Son personas que no tienen síntomas alérgicos ni sensibilización, pero que se cree que tienen un riesgo aumentado de desarrollar alergias.

¿Quiénes son estas personas? Pues familiares de pacientes con antecedentes de alergia. Lo más habitual, según esta Sociedad, es contemplar esta opción para niños muy pequeños, de meses, o incluso durante el embarazo, cuyos padres o hermanos padecen alergias.

También personas con riesgo especial, como menores con alguna patología que van a ser operados muchas veces y hay riesgo de sensibilización frente al látex. O personas atópicas que tiene facilidad para desarrollar alergias. O niños con síntomas de asma.

¿Cómo se previene entonces la alergia a alimentos?

La Sociedad Española de Inmunología reconoce que “no hay nada claro” en cuanto a prevenir las alergias alimentarias. No tomar el alimento en concreto está justificado en el caso de la prevención terciaria. Pero retrasar la introducción de alimentos en la dieta sigue generando debate.

 

¿Se puede prevenir las alergias alimentarias?

 

Hay estudios que descartan un beneficio en lo del retraso en la ingesta de alimentos, así que a día de hoy no se suele recomendar retrasar la ingesta de alimentos como el huevo, los frutos secos, las legumbres o el marisco. “Es algo controvertido”, apostilla Gloria Colli. Eso sí, en el caso de los frutos secos se recomienda que se ofrezcan triturados a bebés y niños pequeños (hasta los 5 años), para prevenir asfixias y atragantamientos.

¿Y la leche en lactantes?

La alergia a la leche puede aparecer a los pocos días de vida (incluso el primer día). Eso hace pensar que esta alergia se puede desarrollar durante el embarazo. Como medidas preventivas está la restricción de lácteos y derivados durante la gestación y en la lactancia. Pero incluso esto genera controversia porque la Seicap señala que no ha mostrado “apenas eficacia”.

Es por esto que actualmente se suele recomendar a la madre una dieta sin restricciones, excepto si se ha confirmado que el lactante es alérgico a proteínas de la leche. También se recomienda la lactancia materna frente a la artificial.

Actualmente se está estudiando el uso de probióticos y prebióticos a la hora de prevenir las alergias:

“Los probióticos son microbios beneficiosos, no agresivos, tipo Lactobacilos, que estimulan ciertas defensas del cuerpo; los prebióticos son sustancias que el cuerpo humano no digiere ni asimila, pero que favorecen el crecimiento de los probióticos en el intestino. Todavía se han de valorar más resultados para conocer su verdadera eficacia, manifiesta la Sociedad Española de Inmunología.

 

Alimentos prohibidos en la lactancia

 

Sin embargo, sí se ha podido observar que cepas probióticas concretas tienen efectos específicos sobre la respuesta inmunitaria y, en concreto, Lactobacillus rhamnosus GG parece ser uno de los microorganismos más interesantes en la modulación de la respuesta alérgica.

 

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