¿Debería tu hijo desintoxicarse de su teléfono este verano?

El abuso o adicción al móvil es un fenómeno reciente que afecta tanto a adultos como a jóvenes. Se trata de un uso excesivo que puede tener efectos emocionales negativos en una persona. Tanto si tu hijo/a tiene adicción al móvil o pasa demasiado tiempo con él, este post te interesa por qué vamos a dar algunas pautas para ayudarles a desengancharse.

La nomofobia: La adicción al móvil

Los móviles forman parte de nuestro día a día. Prácticamente toda la población tiene uno. En el caso de los niños y niñas, según el estudio del INE “Equipamiento y uso de tecnologías de información y comunicación en los hogares en España” de 2020, el 69,5% de la población de 10 a 15 años tiene un teléfono móvil.

Si tienes hijos o hijas, es muy probable que incluso con menos de 10 años, tu hijo e hija te haya pedido un móvil. Y más si tú lo tienes y pasas bastante tiempo usándolo o mirándolo. También es probable que te preguntes cuándo es buen momento para regalarle uno. No hay una edad idónea (algunos expertos hablan de 12 años). Deberíamos hacerlo cuando nuestro hijo esté preparado para tener un smartphone y justifique para qué lo quiere. Y además, enseñarle en qué consiste un buen uso del teléfono en sí y de las tecnologías.

 

 

Existe un término para hacer referencia a la adicción al móvil: la nomofobia. Se trata del miedo o ansiedad excesiva a estar sin el celular o sin poder utilizarlo. Es un término que se utiliza para describir la dependencia emocional y la preocupación intensa que algunas personas experimentan cuando no tienen acceso a su dispositivo móvil. Y sí, es un fenómeno que puede afectar a muchos niños y adolescentes.

¿Qué pasa si un niño pasa mucho tiempo en el celular o la tablet?

El abuso del móvil tiene consecuencias para nuestros hijos. Ninguna adicción es positiva y el abuso de cualquier tipo de pantallas puede alterar la vida normal de una persona. Existen algunos signos que pueden indicarnos que existe un uso problemático del móvil.

Por ejemplo, la obsesión. Es decir, cuando nuestros hijos demuestran excesiva dependencia y no pueden dejar de revisar constantemente la pantalla, incluso en momentos que no deberían. Eso les hacer tener la necesidad constante de estar conectados.“Las redes sociales y los juegos online son ladrones de tiempo. Están diseñados para absorber nuestro tiempo sin que nos demos cuenta”, explica la psicóloga de Criar Con Sentido Común, Mamen Bueno.

Esa necesidad constante les provoca dificultad para desconectarse, de modo que a tu hijo/a le puede resultar muy difícil apagar el móvil, incluso en momentos importantes como una comida familiar o en conversaciones con amigos o en actividades sociales. Que usen el móvil en la cama, antes de acostarse, puede ser síntoma de que algo no va bien.

Cuando la adicción al móvil es muy fuerte, pueden sentirse irritados, tristes y angustiados. El estrés y la obsesión provoca interferencias en su vida diaria hasta el punto de que repercuta en sus estudios o en las relaciones sociales. Curiosamente, las redes sociales y el uso abusivo del móvil puede llevarles al aislamiento, cuando supuestamente esas redes están diseñadas para conectarte con otras personas.

A partir de cuántas horas se considera adicción al móvil

Para determinar cuántas horas se podrían considerar excesivas o incluso adicción, podemos repasar qué dicen las instituciones pediátricas de referencia sobre el uso de pantallas. La Academia Americana de Pediatría apuesta porque el tiempo de las pantallas esté supeditado al resto de actividades diarias de los más peques. De hecho, su recomendación es que los bebés y niños de menos de 2 años no deberían tener acceso a aparatos electrónicos (ni siquiera la televisión). Y diferencia por edades:

• Menos de dos años: nada de pantallas.
• De 2 a 5 años: entre 30 minutos y 1 hora al día.
• Entre 7 y 12 años: 1 hora con adultos y nunca en horarios de comidas.
• En la franja de 12 a 15 años: de 1 hora a 1 hora y media y prestando atención (los adultos) a las redes sociales.
• Más de 16 años: 2 horas y ninguna pantalla o dispositivo en sus dormitorios.

 

 

La Asociación de Pediatría de Francia es incluso más restrictiva:

• Hasta los 3 años: sin acceso a pantallas.
• A partir de los 6 años: videojuegos apropiados a su edad (y según su madurez). Hay que tener en cuenta que el uso temprano de videojuegos puede afectar a al desarrollo de la psicomotricidad y al aprendizaje tridimensional.
• A los 9 años: se les puede permitir navegar por internet (con supervisión adulta).
• A partir de los 12 años: redes sociales.

Como vemos, el tiempo recomendado por los pediatras puede no corresponderse con nuestro día a día. Es decir, los adolescentes suelen pasar más de 2 horas con una pantalla, ya sea el móvil, la tablet o la televisión. Así que, partiendo de esta base, es necesario que cada familia establezca los límites, pero teniendo en cuenta las recomendaciones profesionales. Y es conveniente activar los filtros parentales a cualquier edad.

¿Cómo quitar la adicción al celular en niños y adolescentes?

 

 

Si consideras que ese uso es abusivo y que es necesario desenganchar a nuestro hijo/a del móvil, entonces es necesario intervenir. Para ello, Mamen Bueno, nuestra psicóloga que ayuda a diario a cientos de familias a través de la Tribu CSC, establece algunas pautas generales.

“Si se va a optar por medidas como restringir, establecer normas o quitar el móvil; antes de imponer nada lo primero que habría que hacer es hablar con ellos sobre por qué se toman esas medidas. Es decir, que sepan por qué se hace, aunque les cueste entender o aceptar lo que vamos a proponerles.

Hay que explicarles que nos preocupa que se acuesten con el móvil y no duerman; que les está cambiando el humor; que no quedan con amigos; que han cambiado. Antes de negociar las medidas, hay que explicarles por qué son necesarias“.

En definitiva, hay que aclararles por qué creemos que están haciendo un uso abusivo del celular, la tablet o el ordenador. No es positivo quitarle el móvil a tu hijo sin más explicaciones. La prohibición puede volverse contra los adultos.

 

 

Y, a partir de ahí y “dependiendo de las edades”, hay que establecer usos y tiempos. Pero es importante negociar con ellos, “contar con su opinión”. Y si se trata de “un enganche importante”, no tener miedo a tomar medidas drásticas. Incluido recurrir a ayuda profesional.

“Igual que no dudábamos cuando eran pequeños en evitar que metieran los dedos en un enchufe, debemos hacer lo que sea posible por ayudarles. Estamos protegiéndoles, aunque su reacción pueda ser desagradable o incluso violenta. Hay que tener claro que lo hacemos por su bien. Eso nos ayudará a sostener mejor ese malestar”.

Pactar tiempos de uso y ser ejemplo

Otro de los consejos de nuestra psicóloga es pactar los tiempos de uso previamente. Es decir, negociar los momentos en los que se puede coger el móvil, durante cuánto tiempo, qué va a pasar mientras no se use (ofrecer alternativas de ocio), quién se encarga de recoger los móviles y cuándo. El uso o no de contraseñas, “dependiendo de la edad”, etc.

Por otro lado, es necesario que nosotros seamos ejemplo de esas normas. Es decir, que las normas de uso del móvil en adolescentes también se deben aplicar a los adultos. Si establecemos horas concretas, debemos cumplirlas. “Si les pedimos que no usen el móvil y nos sentamos junto a ellos con el nuestro, de nada servirá que les pongamos normas”, asegura Mamen Bueno.

 

 

Y no solo hay que “predicar con el ejemplo”, también hay que ofrecelerles alternativas lúdicas y actividades que les gusten. Actividades, según nuestra experta, “tangibles, reales”. Alternativas que promuevan sus relaciones sociales.

“Aprovechemos el verano para disfrutar de los espacios al aire libre y jugar fuera; apuntarles a un campus, taller o ir al parque acuático. Buscar cosas que sean de su interés y que puedan ayudarnos a contrarrestar el uso del móvil”.

Según nuestra experta, la mayoría de niños y adolescentes, si no presentan un abuso “grande”, suelen preferir realizar actividades con otras personas al móvil. Es mejor, además, que esas actividades las tengamos previstas con antelación. Es decir, en el momento de negociar con ellos los límites al móvil, hay que ofrecerles actividades tangibles que servirán “para cambiar las herramientas de distracción”.

Y si no quieren participar en las actividades familiares, “también deberíamos preguntarnos por qué”, añade nuestra experta. Hacer un análisis y autocrítica de la dinámica familiar puede “ayudar a hacer los cambios necesarios” para que nuestros hijos “sientan más integración familiar”.

Adicción al móvil: Mucha paciencia y acudir a profesionales si es necesario

 

 

Mamen Bueno también recomienda “tener mucha paciencia”. El nivel de enganche puede ser determinante. Además, como decía al principio, tanto las redes sociales como los videojuegos online, etc. están diseñados para enganchar.

“¿Esto qué significa? Que hay que tener kilos y toneladas de paciencia porque es probable que se produzcan rebrotes y tengamos que recordar las normas. Por eso es tan importante que contemos con ellos, que los impliquemos. Los juegos y las redes sociales atraen y atrapan sin que nos demos cuenta”.

Por último, si estamos en una situación en la que las reacciones de nuestros hijos son agresivas o incluso violentas; si va a resultar muy difícil solucionar pacíficamente la situación; nuestra psicóloga anima a pedir ayudar profesional, “que para eso estamos”. Es necesario pedir ayuda si las circunstancias “nos desbordan, antes de que vaya a más”.

 

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