Consumir la piel de las frutas y verduras conlleva importantes beneficios para la salud, además de ser bueno para el medio ambiente al reducir los residuos. Analizamos el peso de estos alimentos en la dieta…
Es habitual escuchar a muchos peques decir que no les gustan las verduras. Quizás, debido a su textura o a su sabor fuerte (y, en algunas ocasiones, amargo) pueden rechazarlas. Pero ¿qué hago si a mi hijo no le gustan las verduras?
También hay peques que las comían muy bien desde el principio y que, en torno a los 2 años, cuando empiezan a desarrollar su personalidad, sus gustos y preferencias personales, comienzan a rechazarlas. ¿Cómo hacer que a mi hijo le gustan las verduras? Y lo que es más importante: ¿Qué pasa si un niño no quiere comer verduras?
La importancia de las verduras y hortalizas en una dieta equilibrada
Las verduras y hortalizas deben formar parte de una dieta equilibrada. Son fuente de vitaminas como la A, C y B9; sales minerales como potasio, calcio, hierro, magnesio, sodio o zinc; fibra para evitar el estreñimiento y antioxidantes, además de agua para mantenernos hidratados.
Si su consumo en cualquier momento de la vida es esencial, en la infancia determinará los hábitos saludables para la vida adulta y, además, ayudará a mantener fuertes sus defensas de cara a posibles infecciones. Además, son bajas en calorías y libres de grasas vacías, por lo que son clave en una dieta equilibrada.
¿Qué hacer si a los peques no les gustan las verduras?
“Mi hijo no quiere comer verduras”. Es el día a día de muchas familias. ¿Qué podemos hacer si a nuestros hijos e hijas no les gustan las verduras y las rechazan constantemente? No hay soluciones mágicas, pero con mucha paciencia y perseverancia, podemos conseguir que acaben aceptándolas en su día a día.
Lo principal es ser un ejemplo ya que si no nos ven comer verduras, difícilmente conseguiremos que las coman. Pero hay más, como pedirles que nos ayuden a comprarlas, lavarlas, prepararlas, cocinarlas o presentarlas de formas divertidas. Las repasamos.
Sé un ejemplo
Los niños tienen a imitar a sus padres en todo lo que hacen, también en la mesa. De hecho, también se aprende a comer, de ahí la importancia de que toda la familia se siente junta y coma lo mismo. Así, según explica la dietista-nutricionista de la Tribu CSC, Rebeca Pastor, “generar un ambiente agradable en la mesa es mucho más importante que las verduras/alimentos que se pongan”.
Además, si nuestros hijos e hijas nos ven comer y disfrutar de las verduras, tenderán a hacer lo mismo o, como mínimo, sentirán curiosidad por probar lo que nosotros tenemos en el plato.
Introduce las verduras cuanto antes
Cuando los peques cumplen 6 meses, se mantienen sentados solos, pierden el reflejo de extrusión y muestran interés por la comida, es el momento de empezar la alimentación complementaria.
Aunque en este momento la leche sigue siendo la base principal de su alimentación, podemos ofrecer todo tipo de alimentos sin seguir ningún orden concreto, a excepción de las verduras de hoja verde para las que habrá que esperar al año por el riesgo de Síndrome del bebé azul o los pescados de grandes dimensiones como el atún (hasta los 10 años) por el alto contenido de mercurio.
Tampoco debes ofrecer frutos secos enteros por el peligro de atragantamiento, pero puedes incluirlos triturados desde el primer momento en el que empecéis la alimentación complementaria. Eso sí recuerda seguir la regla de los 2-3 días: ofrece el mismo alimento durante 2-3 días antes de las 16 horas por si tiene alguna reacción alérgica.
Si ofreces las verduras desde el primer momento y a diario, aprenderán que forman parte de nuestra alimentación y tenderán a aceptarlas mejor.
Haz que formen parte del proceso
Desde hacer el menú semanal y la lista de la compra, ir al supermercado y meter la verdura en el carro a cocinarla en casa y llevarla a la mesa. Si nuestros peques forman parte de todo el proceso, tendrán más interés en probar los platos que han pensado y preparado.
De hecho, un estudio de la Universidad de Granada concluyó que permitir a un peque elegir qué verdura le gustaría comer, ayuda a aumentar su consumo. Así, cuando pueden elegir, los menores de 6 años ingieren hasta un 80% más de verdura.
Llena el plato de diversión
Comer verduras no tiene por qué ser aburrido. De hecho, ya sabemos que con la comida SÍ se juega, cogiéndola con las manos, llevándosela a la boca, investigando con los dedos, explorando con el olfato… ¡Incluso podemos contar la historia de cada verdura!
Y podemos ayudar a que nuestros peques encuentren los platos mucho más divertidos si presentamos las verduras dándole formas como corazones o estrellas o haciendo caras, además de jugar con sus colores. ¡El límite es vuestra imaginación!
No solo puedes jugar con el emplatado, también con los propios platos. Si eliges unos con fondos decorados con sus personajes favoritos, puede que se lo coman todo para ver qué hay al final.
Diferentes presentaciones y texturas
Si los purés de verduras para niños no son del agrado de tu peque, puedes probar a hacer tortillas de verduras para niños, por ejemplo. Así, debemos probar diferentes presentaciones y texturas hasta encontrar aquella que más le guste a nuestros hijos e hijas.
Introduce las verduras de forma gradual
En lugar de presentar todas las verduras de golpe en el plato, hazlo poco a poco, combinándolas con otros alimentos que le gusten más. Empieza por pequeñas cantidades y ve incrementándolas poco a poco.
Ofrece diferentes opciones
Existe una gran variedad de verduras y hortalizas. Si ofreces varias veces coliflor y tu peque la rechaza siempre a pesar de haberla presentado de diferentes formas, es hora de probar otras opciones y volver a retomar esta más adelante.
Adapta las recetas
Puedes cocinar la verdura de forma que pierda un poco su sabor amargo o mezclarla con otros nutrientes que aporten más sabor que les ayude a aceptarlas. También puedes probar a cortar la fruta o la verdura más fina y mezclarla con otras frutas y verduras.
Cultiva tu propio huerto
¿Tienes sitio en casa? Nada mejor que cultivar tu propio huerto y hacer partícipe a tu hijo o hija de sembrar y cuidar las verduras. Es probable que al regarlas, ver cómo crecen y recolectar cuando ya estén en su punto, sienta más curiosidad por cocinarlas y probarlas. ¡O incluso comerlas recién cogidas!
Salsas saludables de acompañamiento
No es recomendable enmascarar las verduras con otros sabores para que se las coman, pero eso no significa que ocasionalmente podamos acompañarlas de salsas saludables, como un hummus casero o salsa de tomate casera que complementen el plato.
Ármate de paciencia
La paciencia será tu mejor aliada si a tu peque no le gustan las verduras. En muchas ocasiones, es necesario presentar un mismo alimento entre 10 y 15 veces hasta que tu peque acaba aceptándolo. Así que no desesperes si a la primera no quiere ni probarlas, continúa ofreciéndolas de forma positiva.
No fuerces
Nunca debes forzar, amenazar o retar a tus hijos e hijas a comer verduras o cualquier otro alimento si quieres que tenga una relación sana con la comida. Tampoco usar la comida como premio o como castigo.
Si no sabes cómo incluir las verduras en el día a día de tu peque o tienes cualquier duda sobre alimentación infantil o crianza respetuosa, en la Tribu CSC cuentas con un equipo de profesionales a los que puedes consultar online, entre los que se encuentra la dietista-nutricionista Rebeca Pastor.
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