La mayoría de primeras veces con nuestro bebé van a ser maravillosas: la primera sonrisa, la primera siesta juntos, el primer apretón de manos, la primera palabra... Sin embargo, hay primeras veces que generan cierta…
Artículo publicado el 18 Ago 2021 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 14 agosto, 2023
Sí, podemos bañar a nuestro bebé recién nacido en la playa y en piscinas de agua salada. Pero no de cualquier manera ni por tiempo ilimitado. Hay que tomar ciertas precauciones para que un rato al aire libre, disfrutando de la estimulación acuática, no tenga consecuencias negativas para el bebé.
En este post te contamos algunos de los aspectos que has de tener en cuenta si quieres bañarte con tu bebé en el mar o en una piscina salada. Si después de leerlo, aún te quedan dudas puedes recurrir a las profesionales de Criar Con Sentido Común. Solo tienes que apuntarte a la Tribu CSC.
El tiempo importa si quieres ir a la playa con el recién nacido
Tal y como explica la pediatra de CSC Gloria Colli, hay profesionales que desaconsejan ir a la playa o a una piscina con un bebé hasta que cumpla los seis meses. Sin embargo, nuestra pediatra entiende que sí se puede disfrutar de la playa o la piscina si tenemos en cuenta el tiempo. Es decir, si el baño es breve (unos 10 o 15 minutos) y progresivo. Nada de chapuzones sorpresivos o de meter al recién nacido completamente de golpe.
Los bebés pequeñitos tienes un sistema termorregulador inmaduro. Es decir, su capacidad para controlar su propia temperatura corporal no está totalmente desarrollada. Si los sumergimos rápidamente en agua puede suceder que no controlen el cambio de temperatura y pasen mucho frío. Es mejor hacerlo poco a poco. ¿Por qué no jugar primero en la orilla del mar, sumergiendo primero los piececitos, chapoteando en la orilla y poco a poco adentrarnos en el agua, con precaución y atención a las olas?
El tiempo también es importante en cuanto a horarios. Los bebés recién nacidos no deben pasar las horas de más calor en la playa. Deben estar en un sitio fresquito y resguardados del sol. De este modo, lo ideal es ir a la playa en horas tempranas de la mañana o ya por la tarde. Entre las 12:00 y las 17:00h. no debemos llevar a un bebé a la playa, a la piscina ni a ningún sitio durante el verano.
Recién nacido y la piscina de sal
Entre la dudas frecuentes que también aparecen en el primer verano del bebé, está la de acudir a la piscina. Los recién nacidos se pueden bañar en el mar y en una piscina y lo ideal sería que fuera una piscina de agua salada.
En este tipo de piscinas se realiza un proceso de hidrólisis que libera el cloro del cloruro sódico de la sal, que desinfecta el agua de forma más eficiente y segura que las que se tratan con cloro directamente.
No obstante, tanto en la playa como en la piscina salada, una vez concluya el baño hay que aclarar la piel del bebé, que es muy delicada. Evitaremos así que se acumule el salitre que podría producir alguna reacción como picor o rojeces en la piel.
Otras precauciones para bañar al recién nacido en la playa o la piscina de sal
Acudir a la playa con el recién nacido o a la piscina puede ser un momento feliz y divertido, tanto para la madre (sí, en el puerperio también se puede bañar en el mar si se cumplen determinadas circunstancias) como para el propio peque. No obstante, hay que tomar una serie de precauciones más. La primera, evidentemente, es mantenerlo seguro y en nuestros brazos.
A un bebé de menos de seis meses, por otro lado, no debe darle el sol. Por ello, ha de estar protegido bajo una sombrilla con filtros UV. Además, podemos utilizar ropa adecuada, como gorros o camisetas con protección de los rayos del sol y aprovechar nuestra sombra para evitar que el sol le dé directamente. Incluso se puede optar por prendas de neopreno para mantener la temperatura del cuerpo y evitar grandes diferencias cuando os adentréis en el mar. Hay que subrayar que no se pueden usar cremas de protección solar durante los primeros seis meses.
Es importante proteger sus oídos (para protegerlo de la otitis). Así que no debemos sumergir su cabecita. Como mucho, podemos mojarle con la mano la cabecita, pero sin sobresaltos. Si ves que tiene frío, sácalo inmediatamente. Sécalo suavemente con la toalla y ponle ropa seca. Siempre que lo bañemos hay que tomar esta precaución y evitar que esté un tiempo excesivo con la ropita o el pañal de baño mojado.
También hay que vigilar su hidratación. Tanto si estás con lactancia materna como con biberón, el recién nacido recibe el agua que necesita. Pero es importante recordar que tanto el pecho como el bibi se deben dar a demanda.
Beneficios de la estimulación acuática para los bebés
Cada familia ha de decidir si es oportuno ir a la playa o a una piscina de agua salada con un recién nacido. Hay que valorar pros y contras. No obstante, la estimulación acuática (matronatación, hidroterapia, etc.) tiene beneficios para el bebé.
Evidentemente un bebé tan pequeñito no aprenderá a nadar (no están preparados hasta los cuatro o cinco años) pero sí puede vivir experiencias positivas en el agua. De hecho, hasta los seis meses los bebés tienen el reflejo de buceo que hace que se cierren sus vías respiratorias si quedan sumergidos dentro del agua, impidiendo que el agua entre en los pulmones.
El agua tiene beneficios para el desarrollo de la motricidad de los bebés y mejorar la coordinación psicomotriz. Le ayuda al conocimiento del entorno y, por tanto, a desarrollar y mejorar sus capacidades cognitivas. Tiene repercusiones positivas para el sueño infantil y para el apetito.
Y permite reforzar el vínculo afectivo y el apego seguro entre el bebé y su madre, sobre todo en estos primeros momentos donde establecer este vínculo es tan positivo.
Sólo refuerza el vínculo con la madre? y el padre?
<>