10 Errores que cometemos (sin querer) cuando damos de comer a los bebés

Adquirir buenos hábitos alimentarios desde pequeños es fundamental para evitar problemas futuros

Artículo publicado el 17 Jul 2020 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 1 abril, 2023

Una de las principales preocupaciones de los padres es la de dar de comer a sus hijos y no morir en el intento. Adquirir buenos hábitos desde pequeños es fundamental para su crecimiento físico y mental. Es la base, además, para evitar problemas futuros como la anemia, el sobrepeso o la obesidad.

Según un informe de la Organización Mundial de la Salud, 155 millones de niños menores de 5 años sufren retrasos de crecimiento por la mala alimentación. Ningún adulto pretende conscientemente que a su hijo o hija le pase. Y, sin embargo, cometemos errores casi sin darnos cuenta. A veces simplemente es “mala costumbre”, otras es puro desconocimiento.

Pero, tranquilos, ¡solo hay que cambiar el chip! A continuación os desvelamos qué errores en la alimentación infantil son más frecuentes.

1. Darle agua al bebé lactante

De 0 a 6 meses los lactantes no necesitan ningún líquido más allá que la leche (materna o de fórmula). Esta contiene todos los nutrientes y aporta TODO lo que necesita el bebé, también agua. En el caso de la leche materna esto parece más obvio, pero no parece ser igual en el caso de los bibes… ¡Aunque estén compuestos, precisamente, por agua!

 

 

Los bebés necesitan beber agua, igual que los adultos (de hecho, necesitan beber MÁS agua que nosotros), pero en su caso el agua ha de ir siempre acompañada de nutrientes. De no ser así, correrían serios riesgos de desnutrición, al llenar sus estómagos de agua (sin nutrientes ni calorías) y se quedarían saciados e inapetentes para recibir los auténticos nutrientes.

A partir de la introducción de alimentos sólidos, el agua sí es oportuna. Una vez crezca ya será no solo oportuna, sino vital. Es el compañero ideal en la alimentación infantil, prioritaria sobre zumos (incluso naturales) o refrescos.

2. “¡Deja la teta y come más!”

A partir de los seis meses, con la introducción de los primeros alimentos, a veces caemos en el error de pensar que estos son más importantes que la leche materna. ¡Algunas abuelas son especialistas en sembrar dudas en las madres primerizas!

Pero no debemos destetar para que el bebé coma más. Hasta los 12 meses la lactancia aporta más del 50% de los nutrientes que necesita el bebé. Así que no hay que tener prisa. Es posible que a medida que se ofrecen nuevos alimentos tu peque rechace algunos. Si es así, se puede esperar una o dos semanas y volver a intentarlo.

 

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Eso sí; es muy difícil que los pequeños coman frutas, verduras, pescado y otros alimentos saludables si los padres no lo hacen, así que, además de ofrecérselos, es vital dar ejemplo. Y otro consejo: si bien al principio se pueden dar en puré (sobre todo si quien le va a dar de comer es el abuelo o abuela, es conveniente ofrecer la comida aplastada con el tenedor, o incluso en trozos, para favorecer la masticación.

3. Patatas sí, pero no fritas

La patata y la zanahoria son las primeras hortalizas que se suelen introducir en la alimentación infantil. Luego, la primera principalmente nos acompaña a lo largo de toda la vida. Sin embargo, hay que tener en cuenta que no es una verdura, y que hay que cocinarla de forma saludable; no abusar de las patatas fritas.

 

 

Cocidas o asadas son dos formas fáciles de preparar las patatas para seguir consumiéndolas. Ocasionalmente, y cuando sean más mayores, les puedes ofrecer de vez en cuando patatas fritas, pero recurre al aceite de oliva y utiliza papel de cocina para que este absorba parte de la grasa.

4. Vigilamos el consumo de azúcar… pero no de sal

Hoy en día la mayoría de personas (o eso espero), son conscientes de lo perjudicial que es dar azúcar a los niños (y a los adultos…). Sin embargo, a la sal se le presta menos atención. NO hay que añadir sal a las comidas de los niños. No la necesitan. Nunca eches sal a la cocción de los alimentos que le vayas a ofrecer. Estos ya tienen los nutrientes que necesitan y el sistema renal de los bebés no es maduro para procesar tanto sodio.

 

 

5. Endulzar con miel como sustituto del azúcar

¿Sabías que tampoco hay que ofrecerles miel como sustitutivo del azúcar? La miel puede contener unas esporas que a los menores de un año les puede provocar botulismo. La enfermedad se presenta principalmente en bebés pequeños, de entre 6 semanas y 6 meses de edad. Sin embargo, puede ocurrir en bebés de hasta un año de edad. A partir del año, mejor consulta primero con el pediatra.

Además, la miel no es más saludable que el azúcar, así que tampoco cambia demasiado la cosa, por no hablar de que, cuanto más endulces los alimentos, más “perviertes” su paladar: cuando tenga que comer cosas que no sean tan dulces, es muy probable que no le gusten.

 

 

6. Los batidos, zumos y refrescos… Grandes errores en la alimentación infantil

Los batidos, zumos y refrescos son muy socorridos y fácilmente caemos en el error de proporcionárselos a los niños (¡los envases coloridos con dibujos divertidos no ayudan mucho!). Sin embargo, suelen contener poco valor nutritivo y mucho azúcar, por lo que incitan a beber más. Un batido, por ejemplo, puede contener el equivalente a 3 sobres de azúcar. ¡A nadie se le ocurriría dar semejante cantidad de azúcar a un niño! Lo mismo sucede con los refrescos y zumos (incluso los naturales).

La fruta de temporada es, en cambio, una gran aliada. En verano, un tupper de sandía o melón es un acierto seguro. ¿Y qué tal unas brochetas coloridas? La fruta es nutritiva, no engorda ni sienta mal de noche, admite multitud de preparaciones diferentes y hay gran variedad de sabores y texturas. Y si te miran mal en el parque por dar fruta al peque mientras otros comen galletas o bocadillos… que no te afecte la opinión ajena. ¡Tú sabes que es lo mejor para tu bebé!

 

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Recuerda que la mejor forma de comer fruta es a bocados (nada de redecillas, ni chupetes de silicona, etc.) En el BLW podemos ofrecerla entera, cortada en gajos, en palitos, con o sin piel, a cuartos o mitades, asada o cruda… Eso sí, como decimos, los zumos están descartados, también los naturales. La OMS considera azúcar libre el que contienen los zumos, de tal forma que nos recomienda reducir su consumo. Además, la fruta entera pasa más lentamente al organismo, aporta fibra y también genera mayor saciedad.

7. El pan de molde también es bollería industrial

La bollería industrial contiene mucha grasa poco saludable y grandes cantidades de azúcar. Todos lo sabemos y por eso restringimos mucho estos productos en la dieta de nuestros hijos. Pero no tenemos tan claro, en cambio, que esto es algo que también le ocurre al pan de molde, que incluye grasas añadidas que no tiene el pan del día.

 

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Además, son productos blandos que se adhieren a los dientes provocando caries. Tampoco incitan a masticar con fuerza, que es básico para el desarrollo de los músculos de la cara y la fortaleza de dientes y encías. Una alternativa más saludable para no cometer errores en la alimentación infantil, es el pan del día o pan casero (y si están hechos con harinas integrales, tanto mejor).

8. Ofrecer cereales en el bibe o azucarados en el desayuno

Junto a las verduras y la fruta, los cereales son básicos en la alimentación infantil. Pero a veces confundimos estos últimos con los procesados, que además, curiosamente, están dirigidos a la población infantil y, al igual que pasa con los batidos y zumos industriales, suelen venir en envases muy llamativos. Pero esos cereales con azúcar, miel, chocolate… tienen muchas calorías y no aportan nutrientes esenciales. La alternativa clásica es un buen vaso de leche y una tostada con aceite de oliva.

 

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Añadir cereales al biberón NO está recomendado. De acuerdo a los estudios, añadir cereal al biberón antes de los 4 meses está asociado con mayor índice de alergias, obesidad y problemas gastrointestinales. El sistema digestivo de los bebes hasta los 6 meses está diseñado para tolerar solo la leche materna (o de fórmula), que tienen las proteínas pre-digeridas. Antes de los 6 meses (aproximadamente), los bebes no tienen el sistema inmunológico desarrollado para aceptar comidas sólidas y éstas les pueden causar problemas de indigestión o interferir con su sistema digestivo e inmune.

Además, el cereal de bebé añade calorías sin mucho valor nutricional. El razonamiento detrás de este mito es que el cereal causa saciedad en el bebé y así duerme mejor por la noche. Esto es incierto. No existen estudios que demuestren que dar cereales en el biberón antes de dormir mejora el sueño de los bebes.

Al contrario: los estudios realizados que comparan el sueño de los bebés que toman solo leche antes de dormir y el de los que toman cereales en la leche, demuestran que no hay diferencia en horas de sueño entre ambos.

 

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Los bebés se van a seguir despertando durante la noche sí o sí, ya que el despertar instintivo no responde solo a necesidades nutricionales, sino a un instinto básico de supervivencia. Además, aún no tienen el sistema nervioso desarrollado para dormir 8 horas seguidas. Cada bebé es diferente, y puede que haya alguno que duerma muchas horas seguidas desde recién nacido… Pero esto, de hecho, a veces es más síntoma de alarma para un pediatra, que de normalidad.

9. Abusar de los lácteos

Es una de las guerras nutricionales del momento: ¿lácteos sí o no? ¿Resultan imprescindibles en la alimentación de nuestros peques, o son el demonio? El dilema de los lácteos de resuelve de la siguiente manera: ni son necesarios, ni tampoco insanos.

No son necesarios porque no hay alimentos imprescindibles. Los que son necesarios e insustituibles son los nutrientes, y estos los podemos obtener de diferentes fuentes. De hecho, podemos obtener de la col, la coliflor, el brócoli o las almendras el mismo calcio que de la leche. El único alimento imprescindible es la leche materna en los lactantes y el único nutriente que debe suplementarse es la vitamina B12 en veganos y vegetarianos.

 

 

Sé que esto resulta chocante cuando se lee por primera vez, porque ¿quién no ha escuchado alguna vez: “Bebe leche que necesitas mucho calcio”?

Evidentemente, tomar lácteos no es insano siempre que no se abuse de ellos. Lo que no hay que hacer es darles dos yogures si no quieren cenar. La leche no es el sumun. Tiene mucho calcio, pero no tiene tanto hierro, que también es clave para el organismo. Además, abusar de productos lácteos y derivados puede provocar estreñimiento y dolor abdominal.

10. Rutina familiar… ¡y nada de pantallas en la hora de la comida!

Las rutinas son fundamentales para los más pequeños, así que procura tener horarios más o menos estables. No le obligues a comer si no quieres que la hora de la comida se convierta en una pesadilla y rehuya el momento. Tampoco le ofrezcas grandes cantidades, mejor platitos pequeños y que repita si quiere más.

 

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Huye de la televisión o cualquier dispositivo para distraerle, porque no será consciente de lo que come y le puede traer problemas en adelante. Intenta que toda la familia coma a la vez. Eso le hará saber que es importante y será un ritual divertido y compartido. Y, por último, cuando vayas al supermercado, mucho ojo con los productos infantiles (¡Te sorprendería la de azúcar y sal que pueden contener estos alimentos!).

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1 comentarios en "10 Errores que cometemos (sin querer) cuando damos de comer a los bebés"

  1. Me encanta 🙂 a ver si así se conciencia sobre estas cosas, sobre todo a los abuelos 🙁

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