Aunque prohibir por completo las pantallas a los niños es algo impensable en una era tecnológica como la nuestra, en la que tendrán que hacer uso de ellas casi constantemente, sí es necesario supervisar los…
Las pantallas forman parte de nuestro día a día, a pesar de los peligros que conllevan para los peques. Y, en ocasiones, pasar de una actividad con pantallas a otra conlleva las temidas “rabietas tecnológicas”. ¿Se pueden evitar?
Pasar de una actividad a otra sin rabietas puede ser complicado. Abandonar el parque para ir a casa, dejar de jugar para ducharse, acabar de cenar para ir a dormir… Por regla general, muchas veces al pasar de una actividad a otra es posible que aparezcan las temidas rabietas.
¿Por qué? Porque cambiar de actividad implica autorregulación, algo que los peques aprenden a medida que crecen y se desarrollan y observan el comportamiento de los adultos. Además, las rutinas juegan un papel clave para evitar las rabietas. Gracias a ellas, los peques pueden estructurar el día a día, saben qué actividad viene a continuación y están tranquilos. Esto no garantiza que desaparezcan por completo, pero sí minimizarlas.
¿Cómo podemos evitar las “rabietas” tecnológicas?
Pero si cambiar de actividad puede resultar en ocasiones difícil, la situación puede complicarse si tratamos de dejar las pantallas. ¿Cómo podemos evitar las “rabietas” tecnológicas?
1. Evita las rabietas tecnológicas: Prepara a los niños y niñas
Imagina que estás viendo un capítulo de tu serie favorita o una película y de repente, sin avisar, te la quitan. ¿Te enfadarías? Casi con toda probabilidad, sí. Y los niños, igual que los adultos, también. Si están en mitad de una partida (que además van ganando) o están viendo el último capítulo de los dibujos del momento, se sentirían molestos y enfadados si se los quitas.
Por ello, es importante avisarles de cuánto tiempo les queda frente a la pantalla. Si son aún muy pequeños para entender el paso del tiempo, podemos usar diferentes recursos como un reloj de arena. Esto, además de prepararlos para saber que se acaba el tiempo de estar ante la pantalla, elimina la ansiedad por pensar que sus progenitores pueden apagarla en cualquier momento.
Muchas veces el problema no reside tanto en la actividad que viene a continuación, como en la resistencia para dejar de hacer lo que están haciendo. Por ello, es importante elegir el momento y esperar a pausas naturales para cambiar de actividad. Si el tiempo de pantalla inicial ha terminado, pero está a punto de acabar la partida, podemos llegar a acuerdos: por ejemplo, dejarles terminar y el tiempo extra que está jugando hoy para acabar la partida y no quedar a medias, se le resta al día siguiente.
También podemos pedirles que participen activamente a la hora de poner fin al uso de la pantalla. Por ejemplo, podemos acordar que solo vean 2 capítulos de unos dibujos y que nos avisen para apagar el dispositivo cuando acaben.
Por último, puedes avisarles de qué actividad seguirá una vez se apague la pantalla. Saber que después es hora de comer, irán al parque o saldrán a la calle puede ayudar a que esa transición sea más fluida. Por ello, si después de estar con la tablet o el móvil hacéis alguna actividad que les guste y le avisas, será un poco más fácil evitar las rabietas tecnológicas.
2. Haz algo de la vida real inspirado en la pantalla
A lo largo de la crianza de nuestros peques, es clave observarlos y conocer sus intereses que, muchas veces, están reflejados en una pantalla. Así, podemos ayudarlos a pasar estos intereses de la tecnología a la vida real.
¿Los dibujos favoritos de tu peque están protagonizados por animales? ¡Es hora de visitar una granja-escuela! Y si son bomberos, puedes construir una estación y un camión de bomberos usando bloques. ¡Vuestro único límite es la imaginación!
También puedes poner la música o las canciones favoritas de tu hijo o hija para pasar de una actividad a otra y abandonar la tecnología. Por ejemplo, puedes poner música de un programa que le guste o alguna canción que le encante interpretar de forma que se involucre rápidamente en hacerlo, abandonando así las pantallas y cambiando de actividad.
3. Ofrece a los peques diferentes opciones para evitar las rabietas tecnológicas
Aunque muchas veces es difícil darle a los peques la opción de elegir qué hacer, sí debemos aprovechar las ocasiones en las que sea posible. Eso sí, lo ideal es plantear siempre opciones cerradas para que no nos planteen cosas desorbitadas o fuera de nuestro alcance.
Así, un rato antes de dejar la pantalla, le podemos preguntar si prefieren iniciar ellos el cronómetro o prefieren que les avisemos cuando se acabe el tiempo. También podemos plantear 2 opciones para hacer cuando dejen la tablet o el ordenador y conseguir que la transición tecnológica esté libre de rabietas.
Si además conviertes la transición en un juego puede que el cambio de actividad les resulte mucho más atractivo. Al fin y al cabo, el juego es el lenguaje natural de la infancia por excelencia. ¿Recoger los juguetes y convertirnos en piratas para ir a la ducha? ¡Seguro que se animan rápidamente!
¿Y si el cambio de actividad es difícil?
Por lo general, si los peques se están divirtiendo, los cambios de actividad no suelen ser fáciles. Más aún cuando hay una pantalla por medio. Por ello, es una ocasión perfecta para hablar de las emociones y ayudar a nuestros hijos e hijas a conocerlas y gestionarlas.
Si mantenemos la calma ante un cambio de actividad complejo, puede que los peques también estén tranquilos, aunque no siempre ocurre así. En ese caso, debemos acompañarlos, poniéndonos a su altura y haciéndoles saber que estamos a su lado. Eso sí, en plena rabieta no pueden escucharnos, así que mejor hablar más tarde.
Y, en ningún caso deberíamos recompensar ese comportamiento dejándole más tiempo ante la pantalla hasta que se calme, ya que estaríamos transmitiéndole un mensaje totalmente contradictorio. De hecho, una investigación realizada por pediatras de Estados Unidos y publicada en JAMA Pediatrics, alerta de que las rabietas de los niños y niñas empeoran cuando tratamos de calmarlas a través de una pantalla y otros dispositivos electrónicos. Así, según explica la pediatra especializada en desarrollo conductual Jenny Radesky, directora del estudio:
“Cuando los padres ven que sus hijos están pasando por un momento emocional complicado y están gritando o llorando por algo y les dan un dispositivo electrónico para calmarlos, lejos de ayudarlos, lo que están haciendo es perjudicial a largo plazo“.
¿Cómo diferenciar una crisis de un berrinche? ¿Cuándo dejan de tener rabietas los niños? ¿Cómo calmar las rabietas de los niños? ¿Por qué los niños hacen rabietas? Si tienes dudas sobre la gestión de las rabietas de tus peques, en la Tribu CSC puedes consultar online a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil y crianza respetuosa que pueden ayudarte. Entre ellos/as se encuentran la psicóloga infantil, logopeda y docente Elena Mesonero, la pediatra Gloria Colli. o el enfermero de Pediatría y CEO de CSC, Armando Bastida.
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