10 Enfermedades comunes de la infancia y su tratamiento

El tratamiento de cada enfermedad dependerá del origen de la infección (vírica o bacteriana)

La salud de los bebés y los niños depende de muchos factores. A veces, incluso aunque seamos muy cautos y mantengamos todas las precauciones posibles, algunas patologías son prácticamente inevitables. Sobre todo, aquellas que son las enfermedades comunes en la infancia cuya incidencia es alta o muy alta. Están relacionadas principalmente con infecciones y es importante conocer cómo se tratan y cuándo hay que acudir al pediatra.

En la lista de hoy hablamos de las diez patologías más frecuentes. Hay otras que, afortunadamente, ahora son menos comunes, como la varicela o la tosferina, gracias a las vacunas.

Infecciones de garganta

Las infecciones de garganta son de las enfermedades más frecuentes en la infancia. El dolor de garganta y la fiebre son los síntomas principales de faringitis, amigdalitis o faringoamigdalitis. Los virus suelen ser la causa más habitual y eso significa que no son necesarios los antibióticos. De hecho, la mayoría de las infecciones de garganta no requieren un tratamiento específico y remiten solas cuando pasan algunos días.

Que la fiebre sea más o menos alta no nos orienta demasiado para saber si la causa es un virus o una bacteria. En los bebés y niños más pequeños la causa más habitual de las infecciones de garganta son los virus. En los mayores de tres años se podría deber a una bacteria, como el  Streptococcus pyogenes que se puede diagnosticar fácilmente con una prueba rápida o un cultivo. En las infecciones víricas el dolor de garganta se acompaña de fiebre, tos y mucosidad. 

 

12 Mitos y verdades de la fiebre

 

Si la infección está causada por bacterias la fiebre suele ser más importante, se inflaman los ganglios del cuello y el malestar general es más acusado. En este último caso, el tratamiento con antibióticos será necesario para evitar complicaciones pero ha de ser el pediatra el que los recete.
 
Si la amigdalitis está causada por un virus, un analgésico, una correcta hidratación y quedarse en casa son la mejor solución

Faringitis

El dolor de garganta también puede responder a una faringitis. Esta es otra enfermedad común de la infancia pero no suele afectar a bebés a no ser que vayan a la escuela infantil o si tienen una persona enferma cerca. La infección la origina una bacteria llamada Streptococcus pyogenes. Es necesario acudir al pediatra porque el tratamiento requiere antibióticos (vía oral o inyectados). 

 

 

El diagnóstico se puede realizar a través de una prueba rápida de estreptococo, cuyos resultados se conocen en pocos minutos. O a través de un cultivo, que tarda 24 horas en conocer si se trata de faringitis o no. Si se confirma la enfermedad por esta bacteria, es importante completar el tratamiento. En caso contrario, la enfermedad puede empeorar.

Resfriado común

El resfriado en bebés es una de las enfermedades más comunes en la infancia. Según explica la fisioterapeuta experta en aparato respiratorio de CSC Anna Ferrán en el post “¿Qué es bueno para el resfriado del bebé?” “durante los primeros doce meses de vida, un bebé puede tener entre seis y diez resfriados ya que aún no han desarrollado inmunidad a muchas infecciones comunes”.

Los síntomas más comunes son la aparición de mocos, malestar que puede provocar que duerma peor, algo de fiebre y tos.

 

 

Ante un resfriado común, indica Anna Ferrán, no podemos “hacer nada”

Nuestro cuerpo de mamífero está preparado para luchar contra un resfriado. Si un virus nos ha atacado por sorpresa y está causando unos síntomas controlables, el exceso de moco se irá gestionando hacia el estómago, la posible inflamación de las mucosas irá disminuyendo y en caso de haber fiebre, puede ser que el bebé la tolere bien y no haga ni falta darle antitérmico.”

Si hay mucho moco y el bebé no duerme ni come bien, entonces hay que “ayudarle” con suero fisiológico (máximo 2,5ml por fosa nasal), haciendo que se lo trague y luego cerrándole la boca para que sorba el moco. Si es demasiado abundante, la recomendación es acudir a un profesional. Si eres miembro de la Tribu CSC, puedes realizar gratuitamente el seminario online «Mocos Fuera».

 

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Gripe

A veces nos cuesta diferenciar entre un resfriado común y una gripe, y es que ambos tienen un denominador común: “no hay medicamentos para ellos, solo paracetamol para la fiebre y el malestar y muchos mimos y paciencia”. Lo explica la pediatra de Criar Con Sentido Común, Gloria Colli.

Ahora, con la pandemia del coronavirus y gracias a la mascarilla y la higiene de manos, los niveles de gripe (al menos el año pasado) han bajado. No obstante, sigue siendo una de las enfermedades más comunes en la infancia.

 

11 Enfermedades comunes en la infancia y su tratamiento

 

Se transmite de persona a persona, tocando objetos contaminados pero sobre todo por contacto con las secreciones respiratorias, especialmente al toser y estornudar. Y hay que ser cautos porque los niños con gripe pueden contagiarla hasta diez días después de la infección.

“Los síntomas característicos de la gripe en adultos, el comienzo brusco de la fiebre con gran decaimiento y dolores musculares generalizados que acompañan a la tos y los mocos, pueden no estar presentes en niños. Cuanto más pequeños, más se parece a un catarro. Incluso pueden tener síntomas inespecíficos como vómitos, diarrea o falta de apetito, lo que hace el diagnóstico exacto más difícil.”

Bronquiolitis

Otra de las enfermedades comunes en la infancia (y temida) es la bronquiolitis. Se trata de una infección vírica causada por el virus respiratorio sincitial o VRS. Al menos, este es el que suele provocar los cuadros más graves e incluso puede dejar secuelas.

La bronquiolitis solo se pasa una vez, porque los libros dicen que se llama bronquiolitis al primer episodio de broncoespasmo en un menor de dos años, pero lo cierto es que el VRS puede infectar a un niño más de una vez y los síntomas de la bronquiolitis también se pueden presentar en más de una ocasión”, indica la pediatra Gloria Colli.

Nuestra pediatra subraya que, aunque los síntomas se repitan, técnicamente ya no sería bronquiolitis, sino bronquitis, sibilancias desencadenadas por virus, crisis de hiperreactividad bronquial, asma del lactante o simplemente asma.

 

 

La bronquiolitis no tiene tratamiento pero sí los episodios de broncoespasmos posteriores para los que se suelen usar los tratamientos habituales para el asma. También se pueden usar corticoides durante la crisis y medicamentos antiinflamatorios. Si las crisis son muy frecuentes o los síntomas no llegan a desaparecer del todo entre una crisis y otra, se pueden usar tratamientos de mantenimiento, añade Colli.

Neumonía

Otra de las patologías más frecuentes en la infancia es la neumonía. Se trata de una infección de los pulmones que, en vez de estar llenos de aire, se llenan de otros líquidos. Su origen puede ser bacteriano, vírico e incluso puede estar causada por hongos.

Sus síntomas son similares a otras patologías respiratorias: tos, malestar, mucosidad y, posteriormente, fiebre alta, dolor en el costado, en la zona abdominal o en el pecho y la tos va empeorando hasta el punto de que el menor puede tener dificultades para respirar. Es importante acudir al médico en estos casos para que la pediatra evalúe los síntomas y ausculte al peque. Es posible que se requiera una radiografía pulmonar.

 

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Como la causa es diversa, el tratamiento dependerá del virus, la bacteria o el germen que la provoque. Por lo general, la neumonía se cura sin problemas pero si se complica puede requerir hospitalización. Hay que acudir a los servicios médicos si la dificultad para respirar persiste, no come y tiene mal color, y si la fiebre alta se mantiene 48 horas después de empezar el tratamiento antibiótico. 

Otitis

El dolor de oídos es otro de los síntomas frecuentes en niños y puede tener diversas causas: una infección del oído (otitis media), una otitis de las piscinas (otitis externa), un resfriado o una infección respiratoria  importante. Por eso, es recomendable que el pediatra examine el oído del peque para determinar la causa. El tratamiento dependerá, como es lógico, de aquella.

Si es de origen vírico, no se necesitan antibióticos. El dolor se trata con paracetamol o ibuprofeno. Si, en cambio, la causa es una bacteria, entonces sí se suele recurrir a un antibiótico (generalmente con gotas que se echan directamente en el oído).

 

 

Infección de orina

Junto al dolor de oído, la infección de orina es otra de las enfermedades comunes en la infancia. De hecho, es la causa más frecuente de infección “potencialmente grave” en niños menores de tres años. Los síntomas más típicos son dolor al orinar, orina maloliente o necesidad de ir al baño con mucha frecuencia.

En los bebés con pañales los síntomas pueden pasar desapercibidos. Por eso, según la pediatra Gloria Colli, hay que estar pendientes de otros síntomas como irritabilidad, llanto, rechazo del alimento, vómitos o diarrea. “Pero estos síntomas aislados, en ausencia de fiebre, es rarísimo que se deban a una infección de orina.”

El diagnóstico en niños pequeños es complicado y por eso lo más habitual es hacer un cultivo. Una vez determinado el origen, el pediatra determinará el tratamiento a seguir.

 

 

Gastroenteritis

Está originada fundamentalmente por un virus que afecta al tracto gastrointestinal produciendo vómitos, diarrea y ocasionalmente fiebre. Algunas bacterias, como la conocida Salmonella, también pueden producir la gastroenteritis, otra de las enfermedades más comunes en los niños.

Por lo general, no necesita tratamiento y suele desaparecer en menos de una semana.

La mayoría de las gastroenteritis de origen bacteriano suelen mejorar sin tratamiento, pero algunas bacterias sí que precisarán antibióticos, que tendrá que pautar el pediatra. Lo más importante, no obstante, es evitar que el peque se deshidrate. Cuando eso ocurre, Gloria Colli recomienda ofrecer una solución rehidratante específica que se compra en la farmacia para reemplazar los líquidos que se pierden”.

 

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Conjuntivitis

La conjuntivitis es una inflamación de la membrana que cubre la parte blanca del ojo y el interior del párpado (conjuntiva). Bacterias, virus y otros gérmenes están detrás de ella, aunque los ojos también se pueden enrojecer por una reacción alérgica o por el contacto con sustancias irritantes, como el polvo.

Además de ojos rojos, suele ir acompañada por un aumento del lagrimeo o secreciones oculares, que pueden ser claras o espesas (mocos o pus). Pueden durar entre tres y diez días, dependiendo del origen. Solo en el caso de que el pediatra sospeche de un origen bacteriano se recurre a un colirio o una pomada antibiótica. 

Se trata de una enfermedad muy contagiosa, así que la higiene es prioritaria. En el blog tenéis más información sobre la conjuntivitis del lactante.

 

 

Enfermedad boca-mano-pie

Es otra de las enfermedades más comunes de la infancia (sobre todo es un clásico en la escuela infantil) y está provocada por el virus Coxsackie. Eso significa que la enfermedad boca-mano-pie no tiene tratamiento y que, tal y como viene, se va.

Al menor le aparecen una serie de lesiones (manchas, granitos o pequeñas ampollas) que suelen localizarse dentro y alrededor de la boca, en las manos y en los pies. No siempre afecta a todas las zonas. A veces pueden aparecer en la zona del pañal e incluso en los codos y las rodillas.

“Lo peor aparece cuando la infección se manifiesta en la boca, porque puede llegar a ser muy dolorosa. En ocasiones el niño no para de babear, porque no puede tragar ni su propia saliva, y si se niega a comer y beber pueden acabar deshidratándose“, indica Colli, pediatra de CSC.

 

 

El boca mano pie se transmite a través de la saliva, las deposiciones y a través del líquido de las ampollitas. La higiene de manos es la mejor medida preventiva.

Si tenéis alguna duda específica sobre la salud de vuestros peques, en la Tribu CSC podéis consultar durante todo un mes gratis a nuestro equipo de especialistas.

 

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