Muchos niños que han pasado una bronquiolitis pueden volver a sufrir síntomas similares cuando tienen un nuevo resfriado o una gripe. No se trata de otra bronquiolitis, ya que la auténtica bronquiolitis solo se pasa…
La bronquiolitis es una de las enfermedades respiratorias más frecuentes en menores de 2 años. Y aunque suele cursar sin gravedad, lo cierto es que puede complicarse algo más si hablamos de bronquiolitis en recién nacidos. Repasamos qué es, su tratamiento y los signos de alarma en bebés lactantes.
Tras 2 años de relativa calma en lo que a bronquiolitis en recién nacidos se refiere, parece que este año vuelve con fuerza, junto a otras enfermedades respiratorias típicas del otoño y el invierno. El motivo no es otro que la relajación de medidas del Covid-19 que habían conseguido mantener estas infecciones en números más bajos de lo habitual. Hasta ahora.
Según explica la la experta en fisioterapia cardiorrespiratoria de CSC, Anna Ferran, en realidad ha habido una desestacionalización de la enfermedad, apareciendo casos en primavera y verano fuera de lo que era común antes de la pandemia. “Durante las épocas de más confinamiento y medidas hubo un gran descenso de casos y al relajar las medidas aparecen bronquiolitis en cualquier estación del año”, asegura.
¿Qué es la bronquiolitis?
La bronquiolitis es el primer episodio de problemas de bronquios en menores de 2 años, con una inflamación de los bronquios y una posible acumulación de mocos en este nivel.
La bronquiolitis solo se pasa una vez, lo que no significa que no se puedan volver a sufrir los mismos síntomas. Más bien, se debe a su definición: se considera bronquiolitis al primer episodio bronquial en un menor de 2 años. Si ya se ha pasado, se pueden volver a tener los mismos síntomas y el mismo proceso vírico, pero se tratará de otra enfermedad como bronquitis, sibilancias desencadenadas por virus, crisis de hiperreactividad bronquial, asma del lactante o asma.
La infección respiratoria puede estar causada por el virus respiratorio sincitial (VRS) y otros 200 virus, que en los adultos suele conllevar un simple resfriado. Sin embargo, otros virus como los rinovirus propios del catarro común o de la gripe pueden provocar también una bronquiolitis. Se trata de la primera causa de hospitalización en menores de 24 meses en todo el mundo, aunque en países industrializados, la mortalidad es muy baja.
Síntomas de la bronquiolitis
La bronquiolitis se caracteriza por la tos, a la que se suman los estornudos y el moco nasal, síntomas muy parecidos al resfriado común. Sin embargo, al segundo o tercer día, la tos suele empeorar, puede aparecer fiebre y además el niño respira con dificultad.
Así, para mantener una buena oxigenación, el peque tiende a respirar más rápido usando para ello los músculos accesorios. ¿Qué ocurre? Que podrás notar claramente las costillas al respirar o mucho movimiento en la zona del abdomen o tiraje: los movimientos de las costillas que se cierran cuando deberían abrirse. Si ocurre, es importante que consultes al pediatra de inmediato. En la Tribu CSC puedes consultar online a nuestra experta en fisioterapia cardiorrespiratoria, Anna Ferran; a la pediatra, Gloria Colli; y al enfermero de pediatría, Armando Bastida.
Con los bebés más pequeños, la fiebre y el tiraje son signos de alarma por los que es importante consultar. Además, en caso de bronquiolitis en recién nacidos, es importante asegurar que la nariz esté siempre bien permeable en caso de que haya mocos.
También es habitual que aparezcan pitidos al respirar, muy parecidos a los que aparecen con el asma aunque, en este caso, el tratamiento con aerosoles o broncodilatadores no son útiles ya que no tienen los receptores que permiten que funcionen.
Tratamiento de la bronquiolitis
La bronquiolitis es un proceso vírico y autolimitado y, por tanto, no tiene tratamiento y los antibióticos no sirven para acabar con ella. Según explicó Anna Ferran en su ponencia Que vienen las bronquiolitis: cómo evitarlas y tratarlas en el III Congreso de Crianza Respetuosa de CSC, “el único tratamiento consiste en garantizar la oxigenación y la hidratación” para desaparecer por sí sola pasados unos días. Además, se pueden suministrar analgésicos para aliviar la fiebre y el malestar.
Es fundamental controlar la hidratación del peque. El malestar y la dificultad para respirar suele provocar que el bebé rechace comer o beber, a lo que se añade la posible aparición de vómitos. La fiebre y la respiración acelerada pueden provocar una mayor pérdida de líquidos y, por ello, es vital garantizar en todo momento una buena hidratación del bebé ofreciendo líquidos de forma frecuente.
Además, los lavados nasales pueden ayudar a mantener la nariz limpia de mocos y ayudar al peque a respirar mejor. De hecho, si hay mucho moco de pulmón, la fisioterapia respiratoria puede ser útil en el caso de bronquiolitis leves y moderadas ya que ayudan a mejorar el descanso y la alimentación del bebé durante el proceso. Sin embargo, la evidencia científica de momento no recomienda la fisioterapia respiratoria en caso de bronquiolitis grave, especialmente si cursa con poco moco y mucha inflamación.
¿Es peligrosa?
Pues aunque la primera vez que ves a tu bebé respirar con dificultad y con tiraje puede alarmar, lo cierto es que suele cursar de forma benigna y pasados 7-10 días suelen estar completamente recuperados. Eso sí, los niños que pasan una bronquiolitis por VRS presentan mayor riesgo de padecer episodios de sibilancia o asma en los primeros años de vida, pudiéndose alargar a la adolescencia o la edad adulta.
Pero, lógicamente, hay excepciones. De hecho, como decíamos, es la primera causa de hospitalización en menores de 12 meses. Un cuadro que tiende a complicarse en niños con enfermedades graves, prematuros, bajo peso al nacer, menores de 3 meses o con enfermedades pulmonares crónicas, cardíacas o neurológicas.
Además, en ocasiones (sobre todo cuando no se han podido aplicar técnicas de fisioterapia respiratoria y había mucho moco), puede desembocar en una neumonía o una otitis, con un aumento de la fiebre y de la dificultad para respirar. En estos casos, sí se podría tratar con antibióticos en caso de ser necesario.
La prevención, el mejor aliado contra la bronquiolitis en recién nacidos
La pandemia del Covid-19 nos ha enseñado medidas básicas de prevención que son aplicables a muchas otras enfermedades. También para la bronquiolitis. El lavado de manos frecuente con agua y jabón, evitar los besos y compartir juguetes, usar mascarilla, evitar el contacto con otras personas con enfermedades respiratorias o mantener siempre una buena ventilación en espacios cerrados son algunas medidas para prevenir la bronquiolitis en recién nacidos y bebés.
Su incidencia suele ser mayor en el caso de que existan fumadores en casa, por tanto, evitar los espacios con humo, además de eludir la escuela infantil siempre que sea posible suele ayudar a prevenirla. No hay que olvidar el factor de protección que ejerce la lactancia materna sobre los bebés lactantes a la hora de protegerles de diferentes enfermedades.
En cualquier caso, si un bebé lactante enferma con bronquiolitis (e incluso llega a ingresar en el hospital), no es necesario destetarlo ya que la leche materna ayuda a combatir el virus gracias a sus propiedades, contribuyendo a que la bronquiolitis en recién nacidos curse de forma más leve. Pero, sobre todo, porque cuando un bebé está enfermo, el mejor sitio para calmar su malestar es el pecho de su madre.
0 comentarios en "Bronquiolitis en recién nacidos: Cómo detectarla y tratarla"