El “bliss point” en la alimentación y por qué es perjudicial para la salud de los niños

El bliss point se refiere a la sensación de felicidad que acompaña a un momento de placer breve. Se suele aplicar a la alimentación y, aunque parezca positivo, no lo es, sobre todo para niños y niñas. En la comida se refiere a la combinación “perfecta” de ingredientes como azúcar, grasa y sal que optimiza el sabor de ultraprocesados. Y que lleva a querer más y más.

Alimentación, emociones e industria alimenticia

El bliss point es una fórmula desarrollada por el norteamericano Howard Moskowitz y que se aplica en la industria alimenticia para crear alimentos que tenga mucho sabor y conquisten nuestro paladar. Alimentos que gracias a sus sabores potentes se vuelven adictivos.

Patatas fritas, salsas de tomate o similares, pan de molde, galletas de chocolate, tartas… ¿Qué ocurre? Que no solo conquistan a los adultos, sino también a los niños, convirtiéndolos en adictos a productos nada saludables. Incluso muchos alimentos supuestamente infantiles (zumos, yogures, etc.) incluyen esta combinación. Son alimentos que, además, se tienden a ofrecer para la merienda o en cumpleaños y los fines de semana.

Entre nuestros cursos tenéis uno que explora precisamente eso, el bienestar mental o emocional y su relación con la comida y cómo los niños y niñas no solo deben aprender a comer sano, sino a tener una buena relación con la comida. También podéis consultar con nuestra dietista-nutricionista Rebeca Pastor a través de la Tribu CSC.

 

 

Nuestras emociones tienen un efecto poderoso sobre nuestra alimentación y sobre nuestros hábitos. Lo que comemos afecta a cómo nos sentimos pero también cómo nos sentimos influye en nuestra manera de comer. El aburrimiento, el estrés, la ansiedad son malos compañeros de nuestra alimentación.

Y ofrecer chucherías o dulces a nuestros hijos e hijas por sus notas o porque se han portado “bien” no deja de ser una forma de condicionar su comportamiento para que la comida sea más una recompensa que una necesidad. Darles galletas a nuestro hijo para que deje de llorar, por ejemplo, puede llevarle a asociar el azúcar con el consuelo.

¿Qué es el bliss point y qué sensaciones genera?

El bliss point se puede traducir como “punto de felicidad” y es un término recogido por el psicofísico Howard Moskowitz para hacer referencia a la sensación de placer que produce el consumo de determinados alimentos. Su primer gran éxito en la industria alimentaria fue con el refresco de soda. Dr Pepper, que ahora pertenece a Coca Cola. Gracias a datos estadísticos y su formación como matemático, logró crear una combinación perfecta de azúcar, vainilla y cereza que relanzó la compañía. Eso le abrió las puertas para otras grandes compañías alimentarias.

Este concepto hace referencia a una sensación organoléptica en el paladar que provoca que nuestro cerebro sienta una falsa felicidad. El término organoléptico hace referencia a las características físicas de un producto: sabor, textura, color, olor, sonido o temperatura.

Al degustar un proporción de ingredientes combinados de una forma concreta se activa el sistema de recompensa de nuestro cerebro, que libera pequeñas dosis de dopamina (hormona del placer). Es una sensación de placer que genera que no podamos parar de comer ese producto que nos hace sentir tan bien.

Nuestra dietista-nutricionista resalta que no es solo el sabor el que atrapa al paladar. También los colores y los formatos de estos productos.

“Los etiquetados de estas cajas son de colores porque buscan llamar la atención. Las verduras, las frutas no atraen la tanto la atención. Los colores llamativos incitan mentalmente al consumo. Y tenemos una cultura que relaciona colores llamativos con dulces o con aperitivos. Esa asociación mental de colores llamativos y atrayentes es una cuestión emocional”, señala la especialista.

El bliss point o el pico de azúcar

Rebeca Pastor explica que a nivel físico estos productos ricos en azúcares, en sal y en grasas los hace muy “palatables”. Esto provoca una “excitación elevada” en nuestro cerebro. Si son dulces, provocan un subidón o “pico de azúcar” que es paralelo a un pico de insulina.

 

 

Se puede hacer un símil con el alcohol. Nuestro cerebro se “emborracha” con esas subida de azúcar e insulina que no deja de ser una estimulación muy exagerada. Y cuando bajan los niveles, nuestro cerebro quiere más porque “queremos volver a ese estadio nuevamente”. Y ahí se crea la adicción.

“Esto es algo muy importante a tener en cuenta con los niños, porque luego se comen una manzana y esta parece no tener sabor. No son capaces de saborear la manzana porque están acostumbrados a un umbral de sabores muy elevado. Y, lo que es peor, puede que se coman la manzana pero después volverán a pedirnos galletas, patatas, o lo que sea”, explica la nutricionista.

Los alimentos ultraprocesados no solo son perjudiciales para la salud (causan un 10% de muertes prematuras, según estudio) también eclipsan otros sabores. Por culpa del bliss point solo parece existir el dulce o el salado. El ácido o el amargo parecen borrados de nuestras vidas.

¿Cómo evitar que nuestros hijos se hagan adictos del bliss point?

Comer para sentir esa sensación de felicidad o para saciar alguna carencia emocional crea adicción. Pero como todas las adicciones es posible salir de ella. Pero para eso hay que ser conscientes de que son alimentos perjudiciales para la salud.

 

 

Nuestros hijos e hijas no son responsables de caer en ese círculo del que somos víctimas nosotros mismos. Así que el planteamiento ha de ser, dice Rebeca Pastor, “¿cómo podemos evitar que nuestros hijos sean adictos a esa sensación de felicidad?”. Lo segundo, tras ser ya conscientes de ese riesgo adictivo de determinados productos ultraprocesados, es evitar la tentación.

“Hay que tener en cuenta que el acceso final a ese tipo de productos se lo proporcionamos nosotros. Si bajamos la guardia y cedemos, estamos proporcionando a nuestros hijos la posibilidad de comer estos productos. Sabemos que son ultraprocesados pero los compramos para un consumo ocasional porque “están ricos”. Así que no deben ser una alternativa. No deben estar incluidos en nuestra lista de la compra“.

Esto no significa que no puedan comerlos nunca. En alguna ocasión, de manera puntual, pueden tomar este tipo de productos. Pero, según nuestra dietista nutricionista, “siempre fuera de casa” para que nuestros hijos e hijas no asimilen estos productos como algo “normalizado” en nuestro hogar.

Introducir alimentos variados desde la alimentación complementaria puede ayudar a que estos aprecien la gran variedad de sabores, texturas, colores y olores de los alimentos. Y si ya hemos ofrecido este tipo de productos a nuestros hijos, podemos ir reduciéndolos y sustituyéndolos por otros alimentos más saludables.

 

 

Además, existen alternativas sanas para cumpleaños, meriendas, etc. que suelen ser ocasiones muy propicias para alimentos con bliss point. Entre nuestros cursos tenéis algunos sobre meriendas y en nuestro blog puedes encontrar recetas de tartas para cumpleaños saludables.

 

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