Cómo el biberón con cuchara y otras técnicas pueden perjudicar la relación con la comida de los niños

Con el objetivo de que el niño coma la cantidad que creemos que necesita, podemos obstaculizar una relación saludable del peque con los alimentos

El biberón con cuchara, el softcup y otros métodos similares pueden interferir en el modo en que los niños se relacionan con los alimentos. A partir de los seis meses, con la introducción de la alimentación complementaria del bebé, muchos padres temen que sus peques no coman suficiente. Y algunos optan por estos métodos que pueden hacer que coman más, pero también traen consigo consecuencias negativas a medio y largo plazo.

La alimentación infantil es uno de los grandes retos de todas las familias. Hasta los seis meses no hay grandes dudas porque los bebés se deben alimentar exclusivamente con leche materna o con biberón. Pero con la introducción de nuevos alimentos a partir de los seis meses aproximadamente, muchos padres tienen la sensación de que sus hijos no comen lo suficiente. 

“En muchas ocasiones nuestra percepción de la cantidad de lo que tienen que comer los niños no es real. Necesitan comer menos de lo que piensan los padres. De hecho, la mayoría de niños comen lo que necesitan. Y es que los padres desconocen el proceso de crecimiento de los niños”, aclara Rebeca Pastor, dietista-nutricionista del equipo de Criar Con Sentido Común.

El biberón con cuchara: ¿Cómo se usa?

Existen varios modelos en el mercado, que valen tanto para la leche como para papillas (más o menos líquidas). Por lo general, el alimento se coloca en el biberón flexible y pasa directamente a través de una canal a la cuchara. La cantidad se puede calibrar, dependiendo de la edad del bebé. Los fabricantes aseguran que es una forma de “facilitar” la transición del pecho al biberón y, posteriormente a sólidos.

La compañía Medela cuenta con un modelo que se llama SoftCup que, según explica el fabricante, gracia a que “cuenta con una válvula unidireccional situada entre el recipiente y la boquilla,  el flujo de leche puede regularse fácilmente apretando las cámaras de la boquilla”.

 

El biberón con cuchara perjudica la relación del bebé con la comida

 

Para los adultos son objetos que pueden parecer prácticos porque permiten un transporte cómodo, se controla el flujo de la leche y la pérdida de alimentos es mínima. Para el bebé, ya es otra historia. El niño se convierte en un sujeto pasivo que simplemente tiene que abrir la boca para recibir alimento. No experimenta, no diferencia sabores… simplemente recibe comida y la traga.

Nutrispoon, la cuchara de estímulos inadecuados

En 2018 la empresa Nutriben ideó una cuchara que armó tanto revuelo que finalmente acabó por desechar. Se llamaba Nutrispoon y consistía en una cuchara en la que se podía incorporar un smartphone y con un sistema de cristales podían crearse hologramas de dibujos en movimiento.

La idea era distraer al peque mientras comía. De este modo, quisiera o no, tragaba alimentos mientras veía embobado los dibujos. En general, la hora de la comida no debe incluir ningún elemento exterior de distracción. Ni la televisión, ni el avioncito ni marionetas. Para que un peque aprenda y conozca los alimentos ha de ser consciente de lo que come.

 

 

La empresa generó mucha controversia con este producto. Los profesionales de Criar Con Sentido Común también se manifestaron por los inconvenientes y consecuencias negativas que esta tendría en los peques. No obstante, en internet podéis encontrar vídeos de padres con el móvil ubicado en la frente (sí, en la frente) para entretener a sus hijos y que coman. En cualquier restaurante, por desgracia, el móvil sigue siendo un utensilio socorrido para este fin.

El método Kassing, la forma más parecida a la alimentación al pecho

Existe una tercera vía más respetuosa para alimentar al bebé con biberón. Está demostrado que los bebés que se alimentan con biberón suelen comer más de lo que necesitan, tal y como explica la experta en lactancia Carmen Vega en este post sobre el método Kassing. 

“Esto se debe a dos motivos principales: porque la velocidad de la leche que sale por el biberón es alta, y no les ‘da tiempo’ a identificar la saciedad, y porque en muchas ocasiones los cuidadores tenemos tendencia a insistir para que ‘se acabe todo’, porque sólo queda ‘un poquito más’.

Todo esto está relacionado con un mayor riesgo de obesidad en la edad adulta, y por eso, cuando alimentamos a nuestro hijo con biberón, porque así lo hemos decidido o debido a las circunstancias, lo ideal es hacerlo de la forma más parecida al pecho“.

 

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En este sentido, el método Kassing es la forma de administrar el biberón más parecida a la alimentación con el pecho porque es la que menos interfiere con la lactancia y “debería ser la forma en la que se administren todos los biberones, independientemente de cuál sea el objetivo final: lactancia artificial o lactancia materna”. Gracias a este método, es el propio bebé el que regula la cantidad de leche que quiere comer.

Mi niño no me come

Hasta el primer año de vida del bebé, la leche materna o de fórmula ha de ser el alimento principal. A los seis meses aproximadamente se introducen otros alimentos. Pero el objetivo no es que se conviertan en la base, sino en un “complemento”. Como afirma nuestra dietista-nutricionista Rebeca Pastor: “la leche alimenta y los alimentos, complementan”.

En realidad, es una forma de que los niños aprendan que hay otros sabores, otras texturas, temperaturas y colores, que en el futuro será la base de su alimentación. Y para conocer la mejor forma es jugar con ellos. Esa es una de los objetivos del Baby Led Weaning (BLW).

No obstante, las familias que optan por la comida triturada también han de tener en cuenta esto. Es decir, aunque les ofrezcan una papilla de frutas o de otros alimentos, el objetivo es que conozcan sabores distintos y “que aprendan la técnica de comer”. Probablemente probarán poco y preferirán la leche, como es lógico.

 

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¿Qué ocurre? Que es entonces cuando muchas personas entran en pánico y creen que sus hijos no se están alimentando bien porque apenas prueban la papilla. Y, entonces, optan por el biberón con cuchara o la cuchara con dispensador. “Evidentemente aumenta la ingesta de comida pero a medio o largo plazo podemos provocar que el menor que come así pueda sufrir de obesidad“, indica Rebeca Pastor.

¿Por qué no poner cereales en el biberón (con cuchara o no)?

El uso de biberones con cuchara se relaciona muy a menudo con la introducción de cereales. Como parece que no come mucho (en nuestra cabeza adulta) pues le “metemos” biberones de cereales que parece que sí se los toma y nos quedamos tranquilos porque ha comido lo que creemos que ha de comer (no lo que necesita realmente). Y en este punto:

“Lo que ocurre es que la mayoría de las veces le damos más cantidad de la que deberíamos y desplazamos otros alimentos más nutritivos y con un aporte energético interesante. Pero, incluso aunque sean cereales sin azúcar añadido, el cereal está en forma de harina de modo que la absorción es más elevada que si el peque lo manipulara con la boca”, subraya nuestra dietista-nutricionista. 

 

biberón con cuchara

 

Ese consumo elevado de cereales puede provocar, por otro lado, una “alteración digestiva”. Muchas veces los biberones con cereales se utilizan para la noche (“y así me aguanta y duermen del tirón”). Pero se consigue lo contrario, e incluso influimos negativamente en el sueño infantil. 

A ello, hay que sumar que al tomar esos cereales con un biberón con cuchara el contenido puede quedar más tiempo en la boca, de modo que el riesgo de caries es mucho mayor que si los come con cuchara directamente, o si se opta por la solución más recomendable: comer cereales como los que come el resto de la familia, en pasta, arroz y pan, a poder ser en versión integral.

Con la comida sí se juega

La alimentación de los peques nos preocupa mucho porque siempre la medimos desde nuestro punto de vista de adultos. Es nuestra sensación de que no come suficiente la que nos lleva a buscar fórmulas mágicas o utensilios aparentemente prácticos como los biberones con cuchara. Claro que hay que introducir los cubiertos, tanto con el BLW como con triturados o el BLW mixto. Pero sin prisas, cuando el peque esté preparado y sin agobios.

Al principio no ha de preocuparnos la cantidad (excepto en casos en los que haya un problema real), sino la calidad y sobre todo la diversión, el conocimiento, la experimentación. Al principio el bebé jugará con la comida. Es una forma de experimentar, por ejemplo, con los olores.

 

El biberón con cuchara perjudica la relación del bebé con la comida

 

Si ofrecemos la comida en papilla con el biberón con cuchara, ¿cómo podrá diferenciar los sabores nuestro bebé? Es como cuando probamos la comida resfriados, que los alimentos no saben ricos ni a nada realmente.

“Tenemos que tener presentes que nuestro objetivo no es que coman más, sino que aprendan la técnica de comer; que disfruten con la comida; y que quieran comer alimentos, finaliza Rebeca Pastor.

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