El trato diferencial de los padres perjudica las relaciones entre hermanos (y de toda la familia)

Una investigación de la Universidad de Kansas alerta a las familias sobre el peligro de tratar a sus hijos de manera diferente

El trato diferencial de los padres hacia los hijos afecta a la calidad de la relación entre hermanos, según un nuevo estudio realizado por la Universidad de Kansas y publicado en la revista Family Relations.

Un clima familiar general de conexión emocional es importante por cuanto ayuda a promover mejores relaciones entre hermanos, pero cuando existe un trato preferente este se enturbia.

De hecho, con niveles extremos de trato diferencial de los padres, las implicaciones positivas de la cohesión familiar para la calidad de la relación entre hermanos dejan de existir. Para llegar a esta conclusión, los autores de la investigación se sirvieron de los informes retrospectivos de 325 adultos en edad universitaria.

 

El trato diferencial de los padres afecta los lazos entre hermanos y a toda la familia

 

Los investigadores, Weimiao Zhou y Alesia Woszidlo, estudiosos de la teoría de los sistemas familiares, examinaron cómo el trato diferencial de los padres afectó la relación entre la cohesión familiar y los resultados de la relación entre hermanos.

Educar o tratar a los hijos de forma diferente hace que crezcan resentidos entre ellos

Ese es el principal hallazgo del reciente estudio, que lleva a los autores a instar a los progenitores, que a menudo desempeñan un papel disciplinario, a ser conscientes de este potencial y tratar a los hermanos por igual siempre que sea posible.

En el caso de que las circunstancias lo hagan imposible (ya que tampoco todos los hijos son iguales), los investigadores recomiendan a los padres explicar por qué están tratando a los hermanos de manera diferente.

 

El trato diferencial de los padres afecta los lazos entre hermanos y a toda la familia

 

¿Qué es el trato diferenciado?

La diferencia en el trato a los hijos, según los investigadores, se pueden manifestar de formas diversas:

  • En un “afecto diferencial” (por ejemplo, progenitores que muestran diferentes cantidades de amor, calidez y cuidado hacia sus hijos).
  • O en un “control diferencial” (por ejemplo, “padres que muestran diferentes niveles de conducta controladora, como disciplinar, castigar y culpar a sus hijos”, escriben los autores).

El trato diferencial de los padres afecta más a los hijos que el trato diferencial de las madres

“En este estudio en particular, el trato diferencial de los padres surgió como un moderador más fuerte, en comparación con las madres, con respecto a la fuerza (de la relación) entre la cohesión y la calidad de la relación entre hermanos “, explica Zhou.

“El presente estudio sugiere que los padres que muestran diferentes niveles de control (p. ej., muestran diferentes niveles de severidad, culpa, disciplina y castigo) hacia dos hijos probablemente debiliten los efectos positivos de la cohesión familiar en cariño de hermanos, escriben los autores.

 

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La cohesión familiar, incide Zhou, “significa que las familias tienen muchas rutinas que promueven la unión, así como padres que tratan a los niños como iguales. Esos dos factores trabajan juntos para promover las relaciones entre hermanos“.

Adaptar el trato en función de la personalidad o necesidad de cada hijo, no de nuestras preferencias por ellos

Tratar a los hermanos por igual no siempre significa tratarlos “exactamente” igual, según los autores. A veces se justifica y se necesita un trato diferenciado, escriben, especialmente cuando los hermanos difieren en edad o tienen diferentes necesidades de desarrollo.

“Está bien mostrar diferenciación”, detalla Zhou. Pero en estos casos los investigadores instan a los padres a “brindar más información sobre por qué se involucran en un trato diferencial” para ayudar a sus hijos a comprenderlo, “a fin de reducir ese tipo de efectos negativos” y “ayudar a los hermanos a tener conductas prosociales e interacciones más positivas”.

 

El trato diferencial de los padres afecta los lazos entre hermanos y a toda la familia

 

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El trato diferencial a los hijos afecta a toda la familia

En el caso de las madres y los padres, se descubrió que un trato diferencial a los hijos afecta negativamente no solo a la calidad de la relación entre hermanos, sino también a toda la cohesión familiar, escribieron los autores. Esto también es consistente con investigaciones anteriores.

Por ejemplo, un estudio desarrollado en 2004 por científicos de McMaster University y de University of Toronto (ambas en Canadá), publicado en la revista Child Development, reveló que el trato diferencial de los padres entre unos y otros hijos afectaba a la familia en su conjunto.

 

El trato diferencial de los padres afecta los lazos entre hermanos y a toda la familia

 

En este caso, los investigadores señalaron que cuánto más diferente era el trato que los progenitores manifestaban entre sus hijos, más afectados se ven los miembros de la familia en general.

Según los autores, el trato diferencial crea resentimientos y sentimientos de injusticia en los hijos más desfavorecidos, sensaciones de desequilibrio en los hijos favorecidos y percepciones de inseguridad e imprevisibilidad en todos los hijos hacia sus padres.

Asimismo, concluyen que este tipo de familias suelen registrar un alto índice de separación entre los hermanos que también afecta, a su vez, a todos los miembros de la familia.

La mayoría de los padres tiene un hijo favorito

Tener o no un hijo favorito es uno de los tabús más grandes de la paternidad y la maternidad, pero las investigaciones muestran que la mayoría de los progenitores lo tienen, tal y como revela este reportaje de la BBC.

 

El trato diferencial de los padres afecta los lazos entre hermanos y a toda la familia

 

Jessica Griffin, profesora asociada de Psiquiatría y Pediatría en la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts, explica que aunque no todos los padres tienen un hijo favorito, son muchos los que sí lo tienen. En especial, las madres.

“Los datos sugieren que las madres en particular muestran favoritismo hacia los niños que tienen valores similares a los suyos y que se involucran más con la familia, por encima de cualidades como ser muy ambiciosos o motivados por su carrera”, agrega para la BBC.

Admitirlo puede ser difícil o vergonzoso, pero varias investigaciones muestran que muchos padres tienen favoritos, lo admitan o no. En un estudio en Reino Unido se halló que hasta el 74% de las madres y el 70% de los padres muestran un trato preferencial hacia uno de sus hijos.

 

El trato diferencial de los padres afecta los lazos entre hermanos y a toda la familia

 

Pero reconocerlo es harina de otro costal: para la mayoría hablar de este tema es inaceptable, por lo que suele convertirse en un secreto familiar. Cuando una madre tiene preferencia por un hijo o un padre devoción por una hija se generan muchos sentimientos encontrados que van desde la admiración a su descendiente hasta el sentimiento de culpabilidad por no ser capaces de sentir lo mismo por sus hermanos.

El orden de nacimiento influye en nuestras preferencias

Las investigaciones sugieren que cuando los progenitores admiten tener un hijo o una hija preferidos, el orden de nacimiento juega un papel importante. En una encuesta de YouGov, reseñada por la BBC, los progenitores que admitieron tener un hijo favorito mostraron una abrumadora preferencia por el menor: un 62% de ellos. El 43% de los padres con 3 o más hijos prefieren al último hijo, con un tercio seleccionando al hijo del medio y solo el 19% se inclina por el mayor.

Según la psicóloga clínica en el hospital Mount Sinai de Nueva York, Vijayeti Sinh, el favoritismo hacia un niño más pequeño está relacionado con las habilidades sociales y emocionales asociadas con el orden de nacimiento.

 

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Y es que a medida que las familias adquieren más práctica en la crianza, tienen una mejor idea de cómo quieren dar forma a la infancia de sus hijos y qué atributos son más importantes para transmitirles. Así, “los padres tienden a favorecer a un niño que se parece más a ellos, les recuerda a ellos mismos o representa lo que ven como un éxito de la crianza“, agrega la especialista.

De esta forma, “es más probable que los niños más pequeños hayan sido criados por un padre que, con el tiempo y la experiencia, tenga más confianza y habilidad en la crianza de sus hijos”, explica Sinh.

Lo importante no es la preferencia, sino que los hijos no noten el “favoritismo” de sus padres

Los psicólogos recuerdan que nuestra identidad se construye en gran medida a partir de la consideración positiva de los demás. Es decir, los niños pequeños necesitan una mirada “amable” donde verse reflejados y reforzados a través de un afecto sin fisuras ni preferencias.

El estudio de 2004 referenciaba cómo la evidencia sugiere que ser el niño menos favorecido puede moldear la personalidad de forma fundamental, y conducir a intensas rivalidades entre hermanos, por lo que no es de extrañar que los padres responsables se preocupen por no dejar escapar sus preferencias.

 

El trato diferencial de los padres afecta los lazos entre hermanos y a toda la familia

 

Esta preocupación no es infundada, ya que está demostrado que mostrar una preferencia tiene un impacto duradero en la autoestima de los hijos. “Los niños que crecen en familias en las que sienten que son tratados injustamente pueden experimentar una profunda sensación de no ser merecedores –del aprecio de sus padres–”, subraya Sinh.

Pueden sentir que no son amados de alguna manera, o que no poseen los rasgos y características especiales necesarios para ser amados por los demás. Sentirse la oveja negra de la familia puede generar miedos e inseguridades: los niños pueden volverse autoprotectores y tratar de ser demasiado amables y agradables con los demás, explica.

Pero la evidencia también revela que ocultar sus preferencia se les da muy bien a los progenitores, ya que las investigaciones también muestran que la mayoría de los niños no pueden decir quién es realmente el favorito de sus padres. Lo fundamental es cómo los padres manejan la percepción de favoritismo de sus hijos.

 

El trato diferencial de los padres afecta los lazos entre hermanos y a toda la familia

 

La mayoría de los niños no saben que sus padres tienen preferencias

La evidencia sugiere que, a menos que el trato preferencial sea muy extremo, la mayoría de los niños no se ven afectados por ser el menos favorito. Es más, en la mayoría de los casos, los hijos ni siquiera saben que sus padres prefieren a su hermano o hermana.

“A veces, los padres son descaradamente obvios en su demostración de amor y afecto”, dice Sinh. “Pero cuando los padres son conscientes y atentos y hacen todo lo posible para asegurarse de que cualquier sentimiento de cercanía o simpatía no sea claro, los niños no sienten que no merezcan el amor y el apoyo de sus padres”. De hecho, 4 de cada 5 niños afirma que el preferido es su hermano, según un estudio mencionado en la BBC. ¡Una estadística aparentemente improbable!

Otros estudios, en cambio, han demostrado que los niños identifican incorrectamente quién es el favorito más del 60% de las veces. “Aunque se podría pensar que los niños saben instintivamente si sus padres tienen un hijo favorito y quién lo es, los datos son sorprendentes”, resalta Griffin.

Los niños pueden asumir que el primogénito o el ‘bebé’ de la familia es el favorito, o el que se destaca en la familia y causa menos estrés en la crianza. Mientras que, en realidad, el padre o la madre pueden tener diferentes y variadas razones para el favoritismo, como favorecer al que más lucha o al que es más parecido a ellos, subraya la experta.

El trato diferencial de los padres afecta los lazos entre hermanos y a toda la familia

 

Griffin argumenta que es normal, está bien y es incluso esperable que los progenitores tengan favoritos, y que no deberían sentirse culpables si se sienten más cerca de un niño que de otro; ya que lo importante es actuar con responsabilidad para que los hijos no lo noten.

La especialista subraya que aunque los niños que se creen menos favorecidos tienden a tener menor autoestima y mayores índices de depresión, en la mayoría de los casos no tienen ni idea de a qué hermano prefieren sus padres.

El peligro de tener un hijo favorito: El “niño trofeo” y los efectos del favoritismo entre hermanos

Según los psicólogos, aunque cueste reconocerlo, el trato preferencial entre hermanos existe y deja secuelas. El niño trofeo es el favorito entre todos los hermanos y quien está obligado a ser la extensión de ese padre o esa madre que ansía que su hijo perfecto satisfaga todas sus necesidades emocionales, así como sus expectativas y deseos no cumplidos.

 

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¿Cómo afectan las relaciones de los padres a los hijos? Dar un trato preferencial en un momento dado, por razones de edad o de necesidades particulares, no es un problema ni tiene mayores consecuencias. Pero cuando la parcialidad y el favoritismo son desmesurados y constantes se dirigen todos los esfuerzos de la crianza hacia un solo hijo, al que se ensalza, moldea y se dirigen todos los elogios y las atenciones. Asimismo, también se proyectan sobre él todos los sueños propios del progenitor que le considera su “niño trofeo”.

A veces los progenitores (o uno de ellos) eligen como favorito a un hijo porque se ven reflejados en él, y no en sus hermanos o hermanas. Pueden también elegirle por sus características físicas o por sus habilidades. Incluso porque resulta más manejable, colaborativo o cariñoso. Sea como sea, el trato diferencial tampoco es fácil para el niño trofeo.

El hijo favorito interioriza muy pronto que para lograr la consideración positiva de su progenitor y mantenerla, debe reprimir sus propios deseos y necesidades para encajar en el ideal y las expectativas, a menudo desmesuradas, de sus padres, que es muy probable que orienten al favorito hacia sus propios objetivos: la práctica de un deporte, tocar un instrumento musical, elegir una carrera “con futuro”, tener amigos de clase social alta, buscar una pareja de “buena familia”, etc.

 

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Tras un niño o una niña trofeo a menudo hay un padre o una madre narcisista

Según los especialistas en psicología familiar, es muy frecuente que tras el “niño dorado” estén un padre o una madre narcisista. Un tipo de progenitor para los que la crianza preferencial es su mayor placer y su obsesión vital.

Los niños predilectos son para este tipo de personas su suministro emocional cotidiano, un modo de cumplir deseos frustrados y metas no cumplidas del pasado, que su hijo favorito está obligado a lograr para ellos en el presente.

Las madres o los padres con preferencia por un hijo, que además son progenitores narcisistas, son totalmente incapaces de diferenciar sus intereses de los de sus hijos ya que conciben a estos últimos como una parte o prolongación de ellos mismos. Así pues, no reconocen que ese hijo tiene sus propias necesidades o preferencias, ni aún menos que el resto de hermanos han quedado en segundo plano o no están cubriendo sus necesidades de atención, afecto y cuidado debidamente.

 

El trato diferencial de los padres afecta los lazos entre hermanos y a toda la familia

 

El trato desigual entre hermanos se trata, en definitiva, de una dinámica familiar muy tóxica y una situación muy compleja e injusta que ningún niño merece experimentar, ni el “niño de oro” ni la “oveja negra”.

El niño trofeo y sus hermanos, descuidados por igual

A partir de los dos años, los niños y niñas empiezan a tener sentido de identidad y de pertenencia. Es entonces cuando aparecen las primeras comparaciones y aparecen los celos entre hermanos, que se intensifican mucho más cuando notan que hay un trato preferencial por parte de los padres.

Todo esto deja huella desde muy temprana edad. En los elegidos como favoritos por el peso de las expectativas volcadas en ellos/as. En el resto de hermanos o hermanas porque empiezan a desarrollar problemas de autoestima e inseguridad. No es fácil para un niño gestionar ser el hijo menos querido.

 

El trato diferencial de los padres afecta los lazos entre hermanos y a toda la familia

 

Los privilegios emocionales y materiales provocan celos, envidia, rencor, inseguridad, emociones contradictorias y lazos rotos o debilitados entre hermanos y de estos hacia sus padres, ya que hay una mala calidad del vínculo afectivo de los desprotegidos con los padres.

Asimismo, dado que los menores no disponen de las herramientas adecuadas para saber cómo superar no ser el hijo preferido, suelen convertirse en adultos inseguros con problemas de apego que arrastran profundas heridas emocionales de la infancia. Agravadas por el hecho de que, muy probablemente, los padres también hacen diferencias entre sus hijos adultos.

Pero los especialistas inciden en que la posición del niño trofeo tampoco es fácil. Ese trato diferencial tiene un alto coste también para el hijo favorito que, en ocasiones, llega incluso a la negación de su propia identidad y su propio proyecto vital. También según los expertos, es habitual que desarrolle un carácter inmaduro, una baja autoestima y una escasa tolerancia a la frustración.

 

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Tanto el niño sobrevalorado como el desprotegido sufren las consecuencias de un trato desigual a los hijos. Y ambas situaciones son la consecuencia de una crianza ineficiente, inmadura, irresponsable y narcisista. Pero, ¿cómo deben ser las relaciones entre padres e hijos? La crianza ha de ser respetuosa y la educación positiva, lo que significa que las atenciones y el afecto han de ser siempre y en todos los casos equitativos.

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