La Asamblea General de la ONU, en su resolución A/RES/66/292 de 2012 declaró el 1 de junio Día Mundial de las Madres y de los Padres, como reconocimiento a su labor y para honrar su trabajo…
Una madre tóxica hace referencia a aquella persona que es negligente, controladora, abusiva y que causa un gran daño en sus hijos/as no solo en la infancia, sino también en la adultez. Su actitud puede ser involuntaria, pero suele estar provocada por haber sufrido ella misma una infancia infeliz y llena de carencias afectivas. Lo primero que hay que dejar claro es que los padres también pueden ser tóxicos. No es una cuestión que solo afecte a las madres.
“Siempre se pone el foco en la mujer como fuente de todos los problemas. Y en muchas ocasiones esas actitudes están relacionadas con un padre ausente y con personas que hacen lo que pueden, aunque se equivoquen”, aclara Mamen Bueno, psicóloga del equipo de Criar Con Sentido Común con la que podéis contactar online a través de la Tribu CSC.
Podéis descargar gratis la app de Criar con Sentido Común tanto para plataformas Apple como para plataformas Android, y tenéis una semana gratis para probar todas las ventajas de la membresía a la Tribu, realizar todos los cursos online disponibles y consultar a nuestros/as especialistas.
Tal y como subraya Mamen Bueno, es cierto que cualquier persona puede convertirse en tóxica. Sin embargo, la figura materna es muy importante para los seres humanos. Es la persona con la que se suele establecer el principal vínculo afectivo y, aún hoy día, la que suele asumir el mayor peso de la crianza. Así que un vínculo afectivo tóxico y negativo tiene consecuencias importantes para un niño/a.
¿Qué caracteriza a la madre tóxica?
En general, nos referimos a una persona tóxica cuando esta afecta directa y negativamente a su entorno más cercano por, entre otras cosas, su personalidad egocéntrica y narcisista. Una madre tóxica (o un padre, insisto) suele tener ciertas características (además de una personalidad egoísta).
Puede ser alguien inseguro, con falta de amor propio y que siempre ha intentado ser el centro de todo por temor a no ser aceptado. Personas que no recibieron el amor incondicional que se supone que ha de recibir cualquier niña o niño y vuelcan toda esa frustración en la persona más cercana, en este caso sus hijos.
“Todos conocemos a personas que tienen serios problemas para manejar la ira, la frustración y acaban descargándola con el primero que pillan, en este caso sus hijos. Muchas madres y padres tienen asignaturas pendientes. No han podido estudiar o dedicarse a lo que querían, no han podido hacer algo que deseaban realmente… Y sin darse cuenta pueden llegar a exigir o depositar en sus hijos la responsabilidad de lo que no lograron ellos“.
Tal vez la madre tóxica no quería realmente ser madre. Quizás simplemente actúo en base a un patrón tradicional que indica que las mujeres tienen que casarse y tener hijos. Afortunadamente, hoy en día cada vez más mujeres no se sienten presionadas y deciden libremente si quieren o no tener hijos.
En otras ocasiones, son tan inseguras que necesitan controlarlo todo; incluso a sus hijos. Esto las lleva a querer encabezar cualquier aspecto de la vida de los menores e incluso decidir por ellos, sin dejarles libremente que decidan qué quieren o desean hacer.
Es muy habitual también proyectar las propias ambiciones en los hijos: “Quiero que seas lo que yo no pude ser”. O todo lo contrario, la falta de amor o apego hacia los hijos provoca que sean padres o madres ausentes y que no ofrezcan la protección y el amor que necesitan sus hijos.
La familia como fuente de malestar
Una mala relación con los progenitores suele ser “fuente de gran malestar”, explica nuestra psicóloga. Y es que en nuestra sociedad se tiende a idealizar a la familia. Sin embargo, esta suele ser el espacio simbólico donde más se puede llegar a sufrir.
Mamen Bueno explica que, en la mayoría de ocasiones, las (p)madres tóxicas “no tienen resueltas sus propias dificultades. No hay un trabajo previo de concienciación para evitar descargar las frustraciones en los hijos. Y esto es importante tenerlo en cuenta porque las madres o padres tóxicos no saben que lo son y es difícil encontrar ayuda cuando no hay conciencia del problema”.
Es decir, para ser madres y padres “hace falta mucha conciencia y mucho trabajo personal“, para no volcar en nuestros niños los aspectos más oscuros de nuestra propia experiencia.
Hay que dejar de idealizar a la familia como fuente de satisfacción, “porque en general no lo es”. Es un foco de violencia para muchas personas, “sobre todo para los niños y las niñas”, subraya nuestra experta. No hay que olvidar que la mayoría de abusos sexuales se producen en el entorno familiar y que los menores son las personas más vulnerables.
“Cuando las personas adultas no disponen de habilidades o herramientas para solventar los conflictos, la sufren los hijos e hijas en forma de gritos, desprecios, burlas o agresiones. Si hay celos, inseguridad, orgullo herido en las separaciones y divorcios, lo sufren los menores. Cuando hay ansias de poder y control hacia las parejas, lo sufren los hijos”.
Así, prosigue Mamen Bueno, el foco debería estar siempre en los niños y niñas y en las consecuencias que sufren por cuestiones completamente ajenos a ellos.
Limpiar las heridas para evitar ser una (p)madre tóxica
¿Cómo actuar entonces ante una madre tóxica? Si el niño o niña es pequeñito, poco puede hacer, evidentemente. Así que el foco está en la propia persona.
“Para tener un hijo/a hay que tener mucha madurez y no dejarnos llevar por el ímpetu de ser madre o padre. Muchas veces ese deseo surgen de la infancia. La madre tóxica cree que va a recibir así, teniendo un bebé, lo que no tuvo cuando fue pequeña; que podrá sanar sus heridas cuidando a un bebé. Y no funciona así”.
Así que la recomendación de Mamen Bueno es sanar primero esas heridas y, luego enfrentar la maternidad “con las heridas más limpias posibles”. La toxicidad en la familia puede ser un círculo vicioso y provocar que nuestros hijos e hijas también sean madres o padres tóxicos cuando llegue el momento.
Y para la persona que sufre la sombra de un progenitor o progenitora tóxico (una vez sea suficientemente madura para hacerlo), hay que romper esa relación en el sentido de expresar lo que nos hace sentir mal (y alejarse si esto no funciona o no nos queda más remedio).
Decirle a una madre que le está haciendo daño o por qué actúa como si no te quisiera (o incluso, mostrar abiertamente que no nos quieran) puede dejar una herida muy profunda. Pero es necesaria. Al igual que es necesario realizar ese duelo, reconociendo que no tenemos la madre que nos merecemos o nos gustaría, pero que nosotras sí podemos ser la mejor madre para nuestros hijos.
0 comentarios en "¿Existen las madres tóxicas?"