Trastornos del sueño en bebés de 6 a 12 meses

El sueño infantil suele ser uno de los grandes retos de padres y madres, especialmente el primer año. De ahí que nos preguntemos, por ejemplo, si son “normales” los despertares nocturnos o si a nuestro pequeño le pasa algo. ¿Cuáles son los principales trastornos del sueño en bebés de 6 a 12 meses? Te ayudamos a identificarlos.

¿Trastornos de sueño en bebés o problemas con el sueño?

Según explica la psicóloga especializada en sueño infantil del equipo CSC, Rafi López, a la que podéis consultar online en la Tribu CSC, diagnosticar trastornos del sueño no es sencillo ni habitual cuando se trata de bebés pequeños. Hay algunas claves que nos pueden hacer sospechar de ellos, pero la mayoría de las veces se tratará más bien de problemas con el sueño o incluso maduración del bebé.  

Hasta aproximadamente los cuatro meses, los pequeños no diferencian el día de la noche ni siguen ninguna pauta para dormir y, en este momento, es habitual que se despierten a menudo para comer.

 

 

Pero, alrededor de los seis meses adquieren el ritmo circadiano y su sueño empieza a parecerse al de los adultos. Esto no significa que vayan a dormir del tirón sin despertares nocturnos. Aunque los hay, lo más habitual es que los bebés se sigan despertando por la noche para comer o por motivos tan diferentes como la angustia por separación o el logro de nuevos hitos como el gateo. 

Por ello, ante un sueño inestable (que se considera normal a esta edad) es complicado diagnosticar trastornos del sueño antes de los tres años, lo que no significa que no existan, aunque suelen ser benignos y desaparecer por sí solos. No obstante, la especialista de sueño infantil de CSC recomienda observar al niño cuando está despierto:

“Si está feliz de día, come y juega, indica que descansa bien cuando duerme. Si, por el contrario, el bebé se irrita con facilidad y está muy cansado cuando está despierto, puede ser debido a que no descansa bien”.

 

 

Desajuste del ritmo circadiano

El sueño es un proceso evolutivo que se aprende y cambia a lo largo de la vida. Por eso, cuando los bebés adquieren el ritmo circadiano, puede que no lo hagan del todo bien y se produzcan algunos desajustes en los horarios. Ocurre por ejemplo cuando el bebé se acuesta muy tarde (pasadas las 12 de la noche) y se despierta sobre las 11 de la mañana. O al revés, que a las cinco de la tarde esté agotado y pida dormir, despertándose a las cinco de la mañana.

En realidad, este desajuste del ritmo circadiano no es un trastorno del sueño en sí mismo y la especialista del sueño de CSC prefiere hablar de “un problema que se reconduce”. Para ello, es básico seguir una buena higiene del sueño en la que las rutinas antes de ir a dormir estén bien establecidas.

Síndrome de las piernas inquietas

En ocasiones, hay bebés y adultos que sufren movimientos involuntarios en las piernas, impidiendo que se relajen y, por tanto, conciliar el sueño. Es el conocido como síndrome de las piernas inquietas y puede aparecer en torno a los seis meses cuando los peques comienzan con la alimentación complementaria.

 

 

El motivo es que el síndrome de las piernas inquietas se relacionada con los bajos niveles de hierro, aunque según la Asociación Española de Pediatría (AEP), también influye la genética ya que se calcula que el 70% de los niños que lo sufren tienen un familiar de primer grado con este síndrome.

En caso de sospecha, es importante consultar con el pediatra para que lo valore. Además, la pediatra de CSC, Gloria Colli, recordaba en el post “Cómo tratar trastornos del sueño en niños” la importancia de las rutinas de sueño, evitar comidas copiosas o ejercicio intenso en las horas previas a irse a la cama y reducir la exposición a las pantallas antes de dormir para acabar con el síndrome de las piernas inquietas.

Apneas de sueño

Las apneas de sueño pueden aparecer en cualquier momento y, según la AEP, están muy infradiagnosticadas a pesar de que pueden afectar a largo plazo a la vida diaria de los niños. En ellas, los bebés -y adultos- dejan de respirar durante unos segundos mientras duermen profundamente, lo que les lleva a despertarse para coger aire.

 

 

Los principales signos de la apnea del sueño son respirar por la boca y los ronquidos, siempre que no vayan asociados a un resfriado. A ella se suman la respiración dificultosa, sueño intranquilo, posturas extrañas para dormir, sudoración excesiva y enuresis. No es un trastorno grave, pero si se mantiene en el tiempo puede afectar al día a día del bebé, por lo que sí será necesario que el peque sea valorado por un pediatra o un otorrinolaringólogo.

Trastornos del sueño en bebés: Jactatio capitis nocturna

La jactatio capitis es un trastorno del sueño habitual en bebés de menos de un año en el que el peque balancea o golpea la cabeza repetidamente para relajarse y dormir. Aunque es benigno, podría indicar estrés o que el pequeño necesita más estimulación como ser mecido o estar en brazos de papá o mamá.

Más allá de los 12 meses: sonambulismo, terrores nocturnos y somniloquia

Aunque algunos trastornos del sueño como el sonambulismo, los terrores nocturnos, la narcolepsia y la somniloquia suelen aparecer sobre los 24 meses, en ocasiones algunos bebés tienen episodios que podrían ser compatibles con ellos.

 

 

Sin embargo, Rafi López asegura que no son trastornos de sueño como tal:

“Solo en caso de que sean muy numerosos, intensos y afecten al día a día podríamos hablar de trastornos del sueño”, explica.

El sonambulismo y los terrores nocturnos son alteraciones benignas del sueño en los que lo ideal sería acompañar al peque sin despertarlo. Además, es importante comprobar que el niño no está cansado durante el día ya que este mismo cansancio es el que puede provocar el sonambulismo y los terrores nocturnos.

Por su parte, la narcolepsia es poco habitual en menores. El principal signo de alarma es que que los niños tienen mucho sueño durante el día, se quedan dormidos en cualquier momento y apenas tienen energía. En estos casos, debe ser valorado por un neurólogo para investigar el origen del problema.

 

 

En cuanto a la somniloquia, es una parasomnia en la que el afectado habla en voz alta durante el sueño. En el caso de los más peques, suelen limitarse a simples sonidos, palabras aisladas, risas o gritos, aunque cuando este trastorno se da en la edad adulta puede conllevar largos discursos y ocurrir varias veces durante el sueño. Suelen ser episodios benignos y es mejor no despertar al peque para no aumentar la agitación y alargar el trastorno en sí mismo.