Si tu hijo ronca más de dos veces a la semana, ¿debes preocuparte?

Un estudio estadounidense relaciona los ronquidos infantiles con anomalías cerebrales que provocan comportamientos disruptivos

Si tu hijo ronca más de dos veces a la semana es necesario que lo valore el pediatra y el especialista (en su caso) para que determine las causas de esos ronquidos.

¿Por qué? Pues porque los ronquidos en un niño pueden ser un signo de que existe alguna alteración como la apnea del sueño que impide al peque tener un sueño reparador, provocará más parasomnias y puede afectar a su rendimiento escolar, su humor e incluso su conducta.

“La presencia de ronquido en principio no es grave pero es necesario que lo evalúe el pediatra y el especialista – generalmente el médico otorrinolaringólogo- ya que, si se están produciendo apneas, puede afectar al día a día, especialmente cuando se van haciendo mayores”, explica la experta en sueño infantil de Criar con Sentido Común, Rafi López.

 

 

¿Cuáles son los motivos de que un niño ronque?

Aunque roncar se suele relacionar más con los adultos, los niños también lo hacen, aunque “no deberían”. Los ronquidos se producen cuando el aire pasa por una vía superior estrecha. Un resfriado, una alergiauna rinitis pueden provocar estos ruidos incómodos.

En el primer caso, desaparecerán cuando lo hagan los mocos y el peque se recupere. O, si se trata de asma o una rinitis, cuando se pase la crisis (y se administre el tratamiento que dictamine el pediatra). El reflujo gastro-esofágico también provoca que un niño ronque.

 

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Si tu hijo ronca, también puede producirse por la existencia de adenoides (lo que comúnmente conocemos como vegetaciones) o por unas amígdalas demasiado grandes o hipertróficas. También por alguna deformación de la forma de la cavidad bucal y la mandíbula. En estos casos es necesario el examen y tratamiento médico. E incluso una intervención quirúrgica cuando las alteraciones en la respiración o las infecciones son muy frecuentes.

La obesidad infantil o ser fumador pasivo (con padres fumadores o entornos donde se fuma) también afectan a la respiración de los menores. Sin embargo, nos vamos a detener en otra de las razones por las que tu hijo ronca: los trastornos respiratorios del sueño.

Si tu hijo roca quizás sufra apnea del sueño (SAHS)

El síndrome de apneas-hipopneas del sueño (SAHS) es un problema más frecuente en niños de lo que se suele pensar pero que, según la propia Asociación Española de Pediatría (AEP), esta “muy infradiagnosticada”. El SAHS infantil es diferente al que afecta a los adultos pero produce complicaciones “a largo plazo” en los niños que pueden afectar a su vida normal, tal y como subraya Rafi López, nuestra experta en sueño infantil.

Según la guía sobre este síndrome de la AEP, se trata de “un trastorno respiratorio durante el sueño (TRS) caracterizado por una obstrucción parcial prolongada de la vía aérea superior y/o obstrucción intermitente completa que interrumpe la ventilación normal durante el sueño y los patrones normales del mismo”. Es decir, mientras duerme, el menor deja de respirar unos segundos y su cuerpo “reacciona” y se despierta para volver a coger aire.

 

 

“El niño no nota nada. Es una reacción física de su cuerpo; pero ocurre en la fase de sueño profundo, cuando cuesta mucho despertarse. Y, como es lógico, cuando pasa muchas noches, muchas veces; al final tiene consecuencias para el peque, explica Rafi López, quien cree que los ronquidos son una señal “que no debemos dejar pasar” si no están relacionados con un resfriado o similar.

Tal y como recoge la guía antes citada, la prevalencia de la apnea del sueño no está muy clara porque aunque los ronquidos son un síntoma principal, a veces no aparecen. Se estima que puede afectar a entre el 2 y el 3% de los niños. Pero alrededor de un 20% de los niños que roncan sufren SAHS, apuntan desde la AEP.

Otros síntomas que aparecen con la apnea del sueño son respiración dificultosa y/o bucal, sueño intranquilo, posturas extrañas para dormir, sudoración excesiva y enuresis.

¿Por qué es malo que un niño ronque?

La principal consecuencia es que los ronquidos afectan al sueño infantil y, cuando están relacionados con problemas como la apnea del sueño o adenoides, y no se tratan esa afectación modificarán la arquitectura del sueño y puede traducirse en problemas de rendimiento escolar, cambios en la conducta (por ejemplo, en la alimentación), déficit de atención. Existen algunos casos de diagnóstico de TDAH por hiperactividad que son erróneos, reconoce Rafi López, y que en realidad esconden un trastorno del sueño.

 

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En abril de 2021 la revista Science Communication publicó un estudio de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland (EEUU) que se considera el más importante de su tipo y que relaciona los ronquidos con anomalías cerebrales.

A través de resonancias magnéticas a 10.000 niños de entre 9 y 10 años, los investigadores determinaron que los niños que roncan regularmente (tres o más veces en semana, según sus padres) tienen más probabilidades de tener la materia gris más delgada en determinadas zonas del cerebro, concretamente en los lóbulos frontales. Son las áreas responsables de una mayor capacidad de razonamiento y control de los impulsos.

Esas regiones más delgadas se relacionaban en el estudio con trastornos respiratorios del sueño y más concretamente con la apnea del sueño. Esta anomalía provocaría pérdida de control cognitivo y se asocia, según los investigadores, con comportamientos disruptivos.

 

 

Qué hacer si tu hijo ronca

Si tu hijo ronca no significa que haya que salir disparadas a urgencias. Pero sí es un síntoma a tener en cuenta y que no debemos dejar pasar por alto. Como hemos visto, a veces está relacionado con un resfriado y se pasará sin tener que hacer nada (más allá del tratamiento de esa infección si es necesario). Pero la experta Rafi López sí insiste en que si tu hijo ronca de forma persistente, es necesario que lo valore el pediatra y el especialista de Otorrinolaringología.

Ambos podrán determinar el origen de ese ronquido y decidir qué tratamiento o intervención (en caso de que sea necesario) hay que seguir. En el caso de la hipertrofia adenoidea (vegetaciones) el tratamiento inicial suele ser antiinflamatorios, lavados nasales, antihistamínicos si hay una causa alérgica y a veces, corticoides tópicos, que tienen un potente efecto antiinflamatorio.

 

 

No todos los casos acaban en operación, aunque el consenso actual entre los especialistas de Otorrinolaringología y los pediatras, es recomendar la intervención cuando la hipertrofia de las adenoides produce una dificultad para respirar por la nariz mantenida en el tiempo. Sobre todo si se asocia a una deformación de la cara y el paladar, otitis de repetición, otitis crónicas persistentes o síndrome de apnea obstructiva del sueño.

Y es que los casos más graves de apnea del sueño pueden provocar complicaciones más serias como hipertensión arterial, insuficiencia cardiaca, retraso del desarrollo psico-motor o falta de crecimiento.

Si formáis parte de la Tribu CSC podéis consultar a nuestros a profesionales expertos en sueño infantil como la propia Rafi López o Armando Bastida. Os resolverán cualquier duda y os orientarán sobre los pasos a seguir.

 

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