¿Qué hacer cuando el bebé tiene gases?

Artículo publicado el 19 Nov 2023 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 16 marzo, 2024

El aparato digestivo del bebé es aún inmaduro al nacer y tiene que adaptarse a una nueva forma de alimentación fuera del útero de su madre. Por eso, a veces, algunos bebés tienen problemas de cólicos e incluso de disquecia del lactante (cuando se ponen muy rojos y se arquean para hacer caca, pero no les sale) y, en general, dolores de barriga. Pero si mi bebé tiene gases, ¿qué puedo hacer? 

¿Cómo saber si un bebé tiene cólico de gases? Cuando los bebés lloran incluso cuando los tenemos en brazos (porque si se calma al cogerlo, es que no son cólicos ni gases), se suele achacar a que podrían tener dolor a causa de las digestiones y los gases, que expulsan con eructos y pedetes (ventosidades es más correcto, pero me suena un tanto pedante). Si es vuestro caso, y bebé tiene malestar debido a los gases, ¿qué podemos hacer?

¿Qué son los gases?

Se suele decir que sería mejor para los bebés y sus mamás y papás que los peques nacieran con 12 meses, para que llegaran al mundo algo más maduros y, así, tuvieran una mayor capacidad de adaptación a nuestro medio.

 

 

Pero no puede ser. No pueden nacer con 12 meses de gestación porque no podrían nacer: no cabrían por el canal del parto. Así que nacen, aun a término, prematuros si los comparamos con otras especies de mamíferos, cuyas crías llegan mucho más preparadas para la vida fuera del útero.

Así que tienen molestias como gases, que son aire que está en el sistema digestivo del bebé y le provoca molestias, quizás dolor, y le hace llorar hasta que consigue eliminarlo de algún modo, y entonces se calma.

¿Qué hacer cuando el bebé tiene gases?

Gases en el estómago

Son los que menos suelen molestar y los que se expulsan de manera más fácil, a través de los eructos. El aire tragado por el bebé llega al estómago cuando llora, succiona el chupete o el biberón, o incluso cuando es amamantado y el agarre no es del todo correcto.

 

 

Para prevenir estos gases en el bebé, hay que:

• Intentar que esté lo más tranquilo/a posible durante el día: en brazos, porteándolo, etc.
• Calmarlo/a cuando llore.
• Revisar la postura al amamantarlo/a (si está tragando aire suelen oírse “chasquiditos” cada vez que succiona).
• Ofrecer el biberón con el bebé incorporado, comprobando que en la tetina siempre haya leche para que el bebé no pueda tragar aire, y parando durante la toma para ver si necesita echar un eructo antes de seguir comiendo.
• Además, si toma leche de fórmula, debemos asegurarnos de que la preparación se hace de manera correcta para que la densidad de la leche no le dificulte el tragarla, ni le provoque otros efectos indeseables.

 

 

Para ayudarles a expulsar los gases en estos casos, podemos:

• Mantenerlos erguidos en nuestros brazos durante unos minutos después de la toma, mientras los mecemos un poco (se pueden dar unos golpecitos en la espalda, con cariño y suavidad).
• Si el bebé tiende a tragar mucho aire, podemos hacer esto mismo en medio de la toma.

Gases intestinales

Estos son los más molestos, porque pueden llegar a provocar distensión abdominal y dolor. Es lo mismo que nos pasa a nosotros cuando sentimos dolor en la tripa porque tenemos gases que no aliviamos hasta que no los dejamos salir en forma de ventosidades (en los adultos, creo que sonaría pedante decir pedetes). Estos, además, no tienen nada que ver con si el bebé traga más o menos aire.

En este caso, los gases en el intestino provienen de la fermentación de los hidratos de carbono que se han consumido y de la flora intestinal del bebé (también conocida como microbiota).

 

 

Para prevenirlos hay que:

• Revisar la postura y la técnica de amamantamiento: los bebés que no extraen bien la leche tienden a comer poco en cada tetada, y a menudo incluso son cambiados de pecho antes de llegar a la parte más grasa de la leche materna. Esto hace que consuman mucha leche “del principio”, más rica en lactosa, que puede provocar más flatulencias.
• Probar con una leche más “digestiva”: si el bebé toma leche de fórmula, los fabricantes ofrecen fórmulas anticólicos (u otras versiones con nombres como “digestive” o “comfort”), que son fórmulas modificadas para ser digeridas más fácilmente por el bebé.

 

 

 

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