Cada 16 de mayo se celebra el Día Internacional de la Convivencia en Paz. Por ese motivo, y teniendo en cuanta el contexto internacional actual, en este post os ofrecemos unas recomendaciones generales sobre cómo…
Este post se publicó originalmente el 02/10/2021 y ha sido actualizado en fecha 02/10/2024
Hoy, 2 de octubre, se celebra el Día Internacional de la No Violencia. La reivindicación que hacemos en este día es absolutamente necesaria ya que vivimos en una sociedad muy violenta hasta el punto que aún tenemos normalizados muchos tipos de violencia que nos pasan desapercibidos.
La violencia normalizada en la educación de nuestros hijos
Uno de los tipos de violencia más normalizados es, precisamente, la violencia ejercida contra la infancia. Bajo el pretexto de que hay que educarles, multitud de personas aún defienden incluso las agresiones físicas hacia niños y niñas. Aún seguimos escuchando aquello de que “un cate a tiempo” es mejor que arrepentirse luego.
Con independencia de que funcionen o no, que ese sería otro debate interesante, la violencia nunca, jamás, puede estar justificada. La violencia solo genera violencia. Me apena muchísimo, cuando me relaciono con la infancia en la calle o en la escuela, ver como hay niños y niñas a quienes se les coloca la etiqueta de “pegones” o “conflictivas” y, a poquito que indagas un poco, averiguas que ese niño o esa niña solo está volcando fuera toda la violencia que recibe en su casa.
No solo las palizas brutales son violencia. Una agresión física, sea de la intensidad que sea, siempre es violencia. Los gritos son violencia. Las amenazas son violencia. Se puede ejercer violencia, incluso, sin decir una palabra. Cuántas veces he escuchado aquello de “a mí mi padre jamás me puso una mano encima, solo con mirarme ya tenía suficiente”. Ser capaz de infundir temor solo con la mirada. No se me ocurre nada más alejado de un modelo de parentalidad respetuoso.
Y no, eliminar la violencia de la crianza no implica desentendernos de nuestra responsabilidad y permitir que los niños hagan todo lo que quieran sin ningún tipo de filtro. Esforzarnos por hacer las cosas de otra forma es la mejor manera de construir una sociedad menos violenta y más respetuosa.
La Disciplina Positiva nos propone ser amables y firmes al mismo tiempo. Huir de los excesos tanto del autoritarismo como de la permisividad para encontrar el equilibrio y educar desde el respeto mutuo.
Importancia de la convivencia en casa
Las personas somos seres sociales por naturaleza. Vivimos en sociedad y necesitamos formar parte de la comunidad para desarrollarnos de manera saludable. La convivencia es fundamental para el desarrollo de las sociedades. Aprender a convivir con otras personas en determinados espacios, llegar a acuerdos para que todas gocemos de cierto bienestar, establecer límites para garantizar la seguridad del grupo, asumir roles de liderazgo y cooperación como parte de un equipo… hay multitud de habilidades imprescindibles para la vida que están relacionadas con la convivencia.
Y, como en cualquier otro tema, la mejor escuela para entrenar estas habilidades de vida es la familia. Es en casa donde convivimos por primera vez y de forma más íntima con otras personas. Y es en casa, por lo tanto, donde aprenderemos a convivir. De cómo sea la convivencia familiar va a depender que nuestras criaturas aprendan modelos respetuosos de convivencia o que normalicen la violencia. Y una persona que normaliza la violencia, normalmente, solo tiene dos caminos. Convertirse en agresor y ejercer esa violencia, o asumir que la violencia es aceptable y asumirse como víctima pasiva.
Cómo fomentar la convivencia en casa
Si queremos por lo tanto, fomentar la convivencia en nuestra familia, es fundamental que prestemos atención a algunas claves para fomentar la convivencia en casa.
La manera en la que nos relacionamos con nuestros hijos y nuestras hijas, la forma en que les tratamos, está claro que va a ser absolutamente determinante. Pero también lo es la manera en que nos relacionamos entre nosotras las personas adultas de la familia. De poco sirve que hagamos el esfuerzo de dar un trato respetuoso a los peques si después entre la pareja no existe una convivencia respetuosa.
Aprender a equilibrar la balanza para que todos los miembros de la familia puedan satisfacer sus necesidades, aprender a expresarnos con asertividad, con firmeza y amabilidad, aprender modelos de liderazgos más conscientes y respetuosos, centrarnos en la búsqueda de soluciones en lugar de culpables, favorecer la responsabilidad y fomentar la toma de decisiones conjuntas en las reuniones familiares… son algunas de las herramientas o claves que la Disciplina Positiva puede ofrecernos para fomentar la convivencia en casa.
En la Tribu CSC tenemos un grupo específico para consultar acerca de qué herramientas y técnicas de la Disciplina Positiva son más adecuadas para acompañar de forma respetuosa el desarrollo y aprendizaje de nuestros hijos e hijas, según su edad, etapa madurativa y circunstancias personales y familiares. También allí puedes consultar online al equipo de profesionales.
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