Comer frente a una pantalla puede causar problemas nutricionales

Artículo publicado el 4 Jun 2022 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 17 febrero, 2023

Comer delante de la tele, la tablet, el ordenador o el móvil es un hábito muy popular y extendido que, sin embargo, puede derivar en problemas nutricionales. Consumir más comida, de peor calidad o incrementar el riesgo de atracones son algunos de los potenciales riesgos asociados que señalan los expertos.

Las pantallas, asociadas a problemas nutricionales

Da igual el tipo de pantalla que sea, cuando comemos con nuestra atención puesta en ella, “el enfoque de atención se encuentra en el estímulo visual, y el del gusto queda, por tanto, en segundo plano”, señalan desde el CODINMA a la revista Infosalus. Lo que puede traducirse en deficiencias nutricionales y kilos de más:

“Las pantallas pueden hacer que comamos más cantidad de alimentos de manera inconsciente y sin prestar atención ni a lo que comemos ni a la cantidad que se ingiere”, advierten desde el Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de Madrid (CODINMA).

 

 

Así, un estudio publicado en American Journal of Clinical Nutrition concluyó que al comer con menos distracciones nos sentimos saciados antes y comemos menos durante el resto del día. Esto también se traduce en que ingerimos menos calorías vacías y más alimentos nutritivos y de calidad.

En cambio, cuando comemos con la tele puesta o con la vista fija en la tablet o el smartphone, tendemos a consumir alimentos menos saludables. Así lo evidencia un informe elaborado por el Grupo de Evaluación de Determinantes de Salud y Políticas Sanitarias de UIC Barcelona, publicado en la revista Healthcare y recogido por Europa Press.

Los niños que pasan más de una hora diaria ante pantallas comen más comida basura

Según el estudio de UIC Barcelona, los niños de entre 1 y 14 años que pasan más de una hora al día frente a una pantalla “comen más comida basura, como dulces y “snacks”, que el resto de menores”.

Los investigadores comprobaron que a medida que aumentan las horas de exposición a las pantallas se incrementa el consumo de dulces, bebidas azucaradas, comida rápida y “snacks”. En el lado opuesto, el porcentaje de niños y niñas que consume alimentos procesados es menor en aquellos que hacen deporte varios días por semana que en los que no hacen nunca ejercicio.

“Nuestro trabajo aporta evidencia a la hipótesis de que pasar mucho tiempo delante de la pantalla va asociado a unos hábitos peores de alimentación infantil“, señala el grupo liderado por la Dra. Àurea Cartanya-Hueso y el Dr. Adrián González Marrón.

 

 

Comidas libres de aparatos digitales

Los investigadores también han destacado que los niños y niñas de entre 12 y 14 años son los que más tiempo pasan frente a las pantallas con fines recreativos (un mínimo de dos horas diarias), representando el 63,9% del total. También son quienes consumen más bebidas azucaradas (20,9%) y más comida rápida (12,2%) de todos.

Por su parte, entre los problemas nutricionales asociados con comer frente a pantallas, el CODINMA también apunta al riesgo de aerofagia (ingesta excesiva de aire generada por comer rápido y no masticar bien), lo que a su vez puede conducir a hinchazón, eructos, gases o dolor abdominal.

Asimismo, comer frente al televisor o la tablet propicia ingerir comida de manera acelerada y, por lo tanto, aumenta el riesgo de padecer digestiones más pesadas, ya que cuando se come de forma rápida, los alimentos no se mastican lo suficiente y pasan al estómago sin haber sido triturados adecuadamente.

 

 

Por último, los especialistas recalcan un mayor riesgo de atracones compulsivos:

“Hay personas a las que les puede causar ansiedad ver noticias en el momento de la comida, y eso puede tener consecuencias en su alimentación como comer con ansiedad, más cantidad y más rápido“.

Según la autora de otra investigación, Leann Birch, de la Universidad de Pennsylvania, los niños y niñas que comen frente al televisor lo hacen sin darse cuenta de las cantidades, sabores, etc. Sumado al hecho de que los menores pasan una media de tres a seis horas frente al televisor cada día, en lugar de hacer ejercicio al aire libre, y que es entonces cuando “aprovechan” para desayunar, comer, merendar o cenar; esta situación conduce al sobrepeso y podría conducir a otras enfermedades tales como el colesterol o hasta diabetes.

En los más pequeños aumenta el riesgo de atragantamiento

Diversos estudios han demostrado que ver la televisión en exceso está asociado con la obesidad y el sobrepeso en los niños. La mejor manera de evitarlo es restringir el tiempo que nuestros peques pasan frente a las pantallas o en los medios digitales.

Según los especialistas, los bebés de menos de 18 meses no deberían tener acceso a las pantallas y el resto no debería pasar más de una hora al día frente a ellas.

 

 

Además, los expertos señalan la importancia de que los bebés que estén iniciando su etapa de alimentación complementaria coman sin distracciones, evitando las pantallas (especialmente aquellos que están empezando a ingerir alimentos en estado sólido), para favorecer unos hábitos alimenticios saludables, además de permitirles una correcta masticación y deglución de la comida y así evitar atragantamientos.

Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional sobre nutrición o salud infantil, en la Tribu CSC puedes consultar online a nuestro equipo de expertas.

Los medios digitales y la publicidad infantil

Otro motivo para evitar que los menores vean la televisión o accedan a medios digitales mientras comen es la constante presencia de anuncios o publicidad de productos con alto contenido en azúcar y grasa dirigido directamente al público infantil.

Este tipo de contenido contribuye al aumento de la obesidad infantil. Diversos estudios han demostrado que los niños y niñas que pasan mucho tiempo frente a la televisión corren mayor riesgo de volverse obesos. Los anuncios dirigidos a ellos son una de las razones para que esto suceda, por lo que es importante que limitemos su tiempo de exposición a ellos.

 

 

Asimismo, es igualmente importante que enseñemos a nuestros hijos e hijas a tener conciencia crítica explicándoles que dichos productos no son saludables aunque quienes los comercializan los publiciten en diversos medios.