Síndrome inflamatorio multisistémico por Covid-19 en niños

Pediatras, especialistas y científicos de todo el mundo, trabajan para entender el síndrome inflamatorio multisistémico en niños y averiguar la mejor forma de diagnosticar y tratar esta enfermedad grave en los niños.

Síntomas, consecuencias del MIS-C y parecido con otros síndromes

Desde el principio de la pandemia por COVID-19 se sabe que la enfermedad es menos frecuente en la infancia y también menos grave. Se calcula que en España los menores de 15 años han supuesto un 0,4% de los hospitalizados, un 0,7% de los ingresados en unidades de cuidados intensivos y un 0,015% de los fallecidos.

Sin embargo, en este grupo de edad se describen algunas complicaciones que parecen estar aumentando en los últimos meses, en concreto el Síndrome Inflamatorio Multisistémico por COVID-19 (MIS-C). Se trata de un conjunto de síntomas y manifestaciones que recuerdan a otros procesos como la enfermedad de Kawasaki, el síndrome del shock tóxico o el síndrome de activación macrofágica.

 

 

La enfermedad de Kawasaki consiste en un proceso inflamatorio de los vasos sanguíneos de causa desconocida que produce fiebre, ojos rojos sin secreciones, la lengua y los labios muy rojos, manchitas en la piel, ganglios en el cuello y enrojecimiento o hinchazón de las manos y los pies. Si no se trata a tiempo puede producir complicaciones en el corazón. 

El síndrome de shock tóxico se produce por una reacción exagerada del organismo contra las toxinas de algunas bacterias y se caracteriza por fiebre, manchas en la piel y deterioro progresivo de la función de los órganos vitales que hace que empiecen a fallar progresivamente.

 

 

El síndrome de activación macrofágica se produce en pacientes con tumores, infecciones o enfermedades autoinmunes por una reacción descontrolada de las defensas y que también puede dar fiebre, manchas en la piel y fallo de múltiples órganos.  

Todos tienen en común que se produce una reacción exagerada y fuera de control de los mecanismos de defensa del organismo que provoca un daño de los propios órganos y necesitan un tratamiento agresivo para evitar el deterioro progresivo. Estos niños suelen precisar cuidados intensivos pero si se tratan a tiempo la evolución puede ser buena y curan sin secuelas. 

 

 

Síndrome inflamatorio multisistémico en niños afectados por COVID-19

El Síndrome Inflamatorio Sistémico asociado al SARS-COV 2, el virus de la COVID-19, se caracteriza por síntomas muy similares a estas tres entidades. Se presenta con fiebre, manchas en la piel, ojos rojos, pero también dolor abdominal con vómitos y diarrea, dolor en el pecho, dificultad para respirar, decaimiento y tendencia al sueño. A veces puede simular una apendicitis.

En otras ocasiones puede parecer una sepsis, una infección grave de la sangre que tiene una alta mortalidad. Pero en cualquier caso es bastante fácil de identificar porque el niño o la niña que lo sufre está visiblemente afectado y a nadie se le escapa que está muy enfermo. 

 

 

El Síndrome Inflamatorio Sistémico asociado al SARS-COV 2 se puede relacionar con una infección activa por el SARS-COV2 pero puede aparecer con posterioridad a la infección, cuando la mayoría de los pacientes ya han desarrollado anticuerpos contra el virus. Puede aparecer incluso hasta un mes después de haber pasado una infección leve. Esto podría indicar que se trata de un fallo en la inmunidad desencadenada por el virus, más que un efecto directo del virus en sí. 

Aunque es un cuadro que se empieza a describir recientemente, ya desde la primera ola se alertó sobre su existencia y las asociaciones de pediatras de todo el mundo avisaban a los profesionales para que estuviéramos especialmente atentos a esta forma grave de presentación de la enfermedad en niños. Porque desde el principio se vio que el tratamiento precoz mejoraba mucho el pronóstico, evitando mortalidad y secuelas, y había que estar pendientes para identificarlos y tratarlos inmediatamente. 

 

 

En los últimos meses parece notarse un incremento de los casos, lo que ha hecho saltar las alarmas nuevamente. Donde primero se detectó este aumento fue en el Reino Unido, probablemente debido a la presencia de la nueva cepa surgida en este país, que ya se está extendiendo por Europa y el resto del mundo.

No se sabe si esta cepa produciría más casos de este síndrome o si simplemente se detectan más porque también se producen más casos en general, al tratarse de una variante más contagiosa del virus. De cualquier manera, las autoridades sanitarias de todo el mundo y las asociaciones científicas de pediatría están haciendo un seguimiento y registro de estos casos para conocer y tratar mejor esta enfermedad. 

 

 

El tratamiento requiere ingreso en UCI y se emplean corticoides, que tienen un potente efecto antiinflamatorio e inmunoglobulinas que contienen anticuerpos; además del soporte respiratorio y circulatorio que sea necesario. Con los cuidados adecuados la mejoría suele ser rápida y sin secuelas. La mortalidad también es muy baja en niños si no hay otros factores de riesgo asociados.

Aunque no se saben exactamente las causas que provocan el Síndrome Inflamatorio Multisistémico por COVID-19 en niños, sí que se conocen los síntomas que orientan el diagnóstico y gracias a la alta sospecha, al diagnóstico precoz y al tratamiento de soporte adecuado, el pronóstico de esta entidad es bueno y los niños se recuperan sin secuelas.

 

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