Cuándo acudir a urgencias si el bebé tiene fiebre

Artículo publicado el 23 Nov 2020 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 2 diciembre, 2023

La fiebre es el síntoma que más preocupa a madres y padres, reconozcámoslo. Tocamos la frente de nuestro bebé y notamos que está caliente y se encienden todas las alarmas. Sin embargo, no es una enfermedad en sí misma; sino una reacción del cuerpo a otra cosa. Y aquí se plantea el dilema: ¿lo llevamos a urgencias? ¿tratamos la fiebre en casa?

Es una señal a tener muy en cuenta pero algunas veces ni siquiera hay que tratarla. En las próximas líneas damos algunas claves para saber si es necesario acudir al centro de salud o al hospital.

¿Por qué le damos tanta importancia a la fiebre?

Nos preocupa porque es síntoma de que algo pasa, otra cosa es que entremos en pánico y pensemos que hay que tratarla de inmediato y como sea. La fiebre es un mecanismo de defensa de nuestro organismo. Los gérmenes se reproducen más fácilmente a la temperatura normal del cuerpo, así que este responde subiéndola para que no se reproduzcan.

La fiebre en los niños generalmente es la respuesta a una infección que puede ser vírica (la más habitual) o bacteriana. En el primer caso, no precisa tratamiento y se suele ir por sí sola en días. En el segundo caso, la gravedad es variable y puede llegar a precisar el uso de antibióticos.

 

 

La fiebre, de hecho, es uno de los motivos que provoca más consultas en pediatría. Sin embargo, lo primero que hay que hacer es tomar la temperatura con un termómetro. Y es que notarlos calientes no tiene por qué significar que realmente la tengan.

¿Cuándo se puede considerar que un niño tiene fiebre? Pues si tiene más de 37,5 grados en la axila o 38 rectal (es más alta porque aquí se toma la temperatura central del cuerpo).

¿Cuándo preocuparnos realmente?

Tener fiebre no es una enfermedad y no hay que eliminarla de manera automática porque estaríamos eliminando la posibilidad de que su cuerpo luche contra la infección. Sin embargo, sí hay que estar atentos a otras señales.

 

 

Si además de tener fiebre, tiene alguno de esos síntomas:

• Está decaído, irritable y no deja de llorar.
• Si tiene dificultad a la hora de respirar.
• Si tiene convulsiones o pierde el conocimiento.
• Si hay rigidez en el cuello y no es capaz de mirarse al ombligo.
• Si vomita o tiene diarreas persistentes que puede provocarle deshidratación.
• Si no orina o lo hace muy poco.
• Si aparecen manchitas en la piel que no desaparecen al estirar la piel (petequias).

Entonces sí es necesario acudir a urgencias.

 

 

Cuándo acudir a urgencias, según la edad del peque

La fiebre, la tos, los vómitos, la diarrea, el dolor, el decaimiento y la irritabilidad son señales que indican que algo pasa; aunque no tiene por qué ser grave. De hecho, el 80% de las atenciones pediátricas en urgencias no lo son. En cualquier caso también hay que tener en cuenta la edad del bebé.

• Si el bebé tiene menos de tres meses, la fiebre es el síntoma más preocupante y no la debemos pasar por alto. Excepto en el caso de que sea una reacción tras ponerle una vacuna, a esta edad temprana exige valoración. Es posible que sea un virus sin importancia, pero si se trata de una infección bacteriana es necesario su diagnóstico precoz porque suelen evolucionar rápidamente y convertirse en graves. Si el bebé tiene más de 37,5ºC axilar o 38ºC rectal tiene que ser valorado en urgencias. Puedes darle un antitérmico si tienes en casa y sabes la dosis, pero no hay que esperar a ver cómo evoluciona o si responde al tratamiento. Es mejor ir a urgencias del hospital.

 

 

• Entre los tres meses y los 3 años hay que acudir a urgencias cuando tenga fiebre y alguno de los síntomas indicados antes. Si solo tiene fiebre y esta supera los 39 grados hay que llevarlo igualmente para que lo vea un profesional.
• A partir de los tres años habría que acudir a urgencias con cualquier grado de fiebre siempre que tenga otros síntomas (respiratorios, vómitos, etc.).

 

 

El decálogo de la fiebre

La Asociación Española de Pediatría publicó hace unos años el decálogo de la fiebre, que puede ser una buena guía para los padres. En ella se recogen aspectos ya explicados aquí, como que la fiebre no es una enfermedad sino un mecanismo de defensa o que solo hay que tratar la fiebre cuando está acompañada de malestar general o dolor. Es más, por sí sola, no causa daños cerebrales, ni ceguera o sordera.

El ibuprofeno y el paracetamol tienen la misma eficacia, aunque no se aconseja que se alternen. No hay estudios de seguridad que demuestren que pueden provocar problemas juntos, pero sí existe la posibilidad de que nos confundamos con la administración de ambos. Y además, ojo, porque si la fiebre baja no significa que la infección se haya ido, así que hay que seguir prestando atención por si aparece alguna otra señal que indique que aquella es grave.

 

 

Para evitar la deshidratación es aconsejable ofrecer frecuentemente líquidos e hidratos de carbono (pecho, en el caso de los lactantes de teta). Pero no se aconsejan ni el uso de paños húmedos, ni desnudar a los niños, ni duchas o baños fríos. Y, por supuesto, acompañarles en todo momento y acudir a urgencias si vemos algunos de los síntomas explicados anteriormente.

Si tienes más dudas, en la Tribu contamos con profesionales en medicina y enfermería pediátrica que pueden resolver cualquier duda online.

 

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