Los antihistamínicos son fármacos muy antiguos que se utilizan para tratar los síntomas de la alergia. Los primeros que se descubrieron se empezaron a utilizar en los años 50 y desde el principio se vio…

Compartir la cama con los niños, ponerlos en nuestro propio lecho, lo que llamamos colecho, es algo que la mayoría de profesionales consideran inadecuado, que la mayoría de madres y padres preferirían no hacer, pero que en realidad, acaban prácticamente todos haciendo.
La cultura occidental considera negativo que los niños duerman con sus padres, habitualmente porque puede afectar a su autonomía e independencia emocional, o porque pueden acostumbrarse a ello y perjudicarles hasta el punto de que luego sea mucho más difícil lograr que el niño duerma solo en su cama.
Sin embargo, no es en realidad lo habitual, y tampoco está nada claro que les afecte negativamente, habida cuenta de que hay muchas culturas y países donde sí se comparte cama con los hijos habitualmente, y no se puede decir precisamente que tengan problemas por ello. Quizás por eso son (somos) muchos los profesionales que no solo no lo prohíben o censuran, sino que lo promueven y recomiendan; profesionales como la conocida psiquiatra infantil Ibone Olza, que a menudo convierte el colecho en una indicación médica.
Dormir solos es “la novedad”
Lo de dormir en habitaciones separadas es muy moderno en la historia de los humanos… no sé si alguna vez habéis hecho el ejercicio de imaginar cómo lo hacían nuestros antepasados; yo sí. Y sinceramente, no me imagino a los que vivían en cuevas mandando a sus hijos/as a dormir en su cuevita.
Quizás por eso mismo son muchas las culturas en las que aún no se considera positivo separar a un bebé de sus cuidadores principales. Es más, si les cuentas la película, te miran dubitativos y te dicen “pero, ¿por qué?”.
Y no, no me refiero a esas culturas donde los hombres van con taparrabos y las mujeres con los pechos al aire, o no solo de ellos, porque hay países como Suecia y Noruega, donde el colecho es muy habitual y está totalmente normalizado.

Quiero decir con esto que aunque en España se suele dar por sentado que lo más lógico es que los bebés duerman solos a partir de los 6 meses porque “es lo que se ha hecho toda la vida”, esto es mentira, porque no se ha hecho toda la vida, no es lo más lógico, y además no es lo más positivo en la mayoría de hogares.
“Les receto: dormid con ellos”
Como digo, son muchos los profesionales que defienden la libertad de cada madre y padre a decidir cómo hacerlo en sus casas con su bebé. Nils Bergman y Margot Sunderland hablan de compartir cama con ellos al menos 3 a 5 años. E Ibone Olza, la reputada psiquiatra infantil, lo utiliza como terapia, porque considera que los niños que duermen con los padres tienen una mejor relación con ellos, más autoestima y una mayor confianza en sí mismos.
En una entrada de su página, ella cuenta que a menudo habla de colecho con los padres de niños y niñas a los que visita, y no solo no censura esa posibilidad, sino que le da valor, y lo refuerza.
En otras ocasiones, según cuenta, directamente pasa a recetarlo como terapia para niños que están pasando un mal momento. Quizás niños adoptados que han vivido abusos y/o maltratos, o pequeños/as que por lo que sea tienen serios problemas de autoestima y desconfianza:
Cuando vienen niños y niñas que han sufrido o presenciado violencia, como es el caso de muchos niños adoptados, que presentan trastornos de conducta o del vínculo, soy yo la que lo receta: dormid con ellos. El colecho es una maravillosa herramienta terapéutica: los niños que han sufrido violencia suelen mejorar más rápidamente si duermen con la madre, o con el padre, o con hermanos… (Siempre claro está que no sean los padres ni las madres los violentos). El colecho suele producir mejorías rápidas en esos casos y los niños recuperan la confianza bastante más rápido de lo previsible.
También en el caso de esa época en que se acaban los permisos de maternidad y paternidad y de repente pasarán horas separados:
Y si hablamos de un bebé de pocos meses cuya madre se va a reincorporar al trabajo y pregunta preocupada cómo minimizar los efectos de separarse de su bebé unas cuantas horas, la receta es la misma: duerme con tu bebé.
Así que, concluyendo, imaginad cuáles son los beneficios de escucharnos y escuchar a nuestros hijos e hijas, y ser conscientes de cuánto cariño podemos dar incluso de noche, para que, cuando así lo sientan, echen “a volar”.
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