La maternidad y la pareja

Nunca la palabra "Corresponsabilidad" adquirió tanto significado

La maternidad y la pareja es un tema profundo. Recuerdo haber oído alguna vez, cuentan por ahí, que hay parejas en crisis que deciden tener un hijo para intentar “arreglarse”. No se me ocurre una forma peor de intentarlo. Y no solo pensando en el bebé, que también, porque nadie debería nacer para arreglar nada; todos merecemos nacer para vivir y punto.

Puestos a pedir, merecemos nacer en una familia equilibrada y amorosa, no en crisis y conflicto. Pero es que pensando en la pareja se me ocurren pocas pruebas más duras que la pa/maternidad. Quizás sea el reto más grande al que nos enfrentamos como pareja, durante nuestra vida.

He visto parejas desintegrarse después de ser padres. Pueden surgir muchos puntos conflictivos con respecto a los hijos dentro de una pareja. La falta de sueño y el cansancio extremo hacen mella. La pareja, no diré que desaparece pero habitualmente se difumina bastante dentro de un proyecto mucho más grande: la familia.

 

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Frecuentemente, la pareja queda relegada a un segundo plano durante años; es natural, diría yo, que aunque busquemos momentos de intimidad de vez en cuando para mirarnos a los ojos, la inmensa mayoría de nuestro tiempo lo dediquemos a la familia que hemos decidido formar. Todas las parejas tienen menos tiempo para ellas y están más cansadas tras la maternidad, pero estas condiciones, aunque lleguen a resultar agotadoras, no deberían romper, por sí mismas, ninguna pareja. De ser así, la mayoría de las parejas se disolverían en el primer año del primer bebé y, a pesar de las ojeras, ahí seguimos muchos batallando la vida juntos.

Hay dos cuestiones, sin embargo, que sí observo a menudo que son fuente de conflictos continuos para algunas parejas y que parece que deterioran de forma más profunda el vínculo entre padre y madre.

Desequilibrio en el reparto de cuidados

La mayoría de las veces son las madres gestantes las que se quejan de que la pareja (habitualmente cuando es hombre) no se implica lo suficiente en la crianza de los hijos, pero existen tantas variables como familias y cada una en su casa sabe cómo se organiza. Aquí el foco importante es el desequilibrio, porque el cuidado de los hijos es abrumador, agotador, extenuante… Podría seguir escribiendo adjetivos un rato largo.

 

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No se trata de desnaturalizar: somos nosotras, en una pareja hetero, quienes engendramos, quienes parimos, quienes amamantamos… y, por naturaleza, somos la cuidadora principal que nuestro hijo necesita durante su primer tiempo de vida. Pero más allá de esta primera etapa (e incluso desde el primer día) hay multitud de tareas de las que nos tenemos que ocupar para atender a nuestros hijos, que pueden (y deberían) ser compartidas.

Quiero pensar (soy optimista de serie) que el reparto de tareas domésticas es más o menos igualitario en la mayoría de los hogares. En la crianza de los hijos también hay cada vez más equilibrio entre los dos progenitores. Pero si sientes que tu balanza se hunde, que en tu relación no está equilibrada, si te sientes criando en soledad, eso, inevitablemente, te aleja de tu pareja.

Imaginad por un momento que habéis planeado montar una empresa con un amigo. Habéis soñado lo bonito que sería, habéis diseñado el logo juntos, habéis hecho el estudio de mercado y, finalmente, os habéis lanzado a la piscina. Pero, a la hora de la verdad, tu socio no se hace cargo del negocio. Sí, aparece por allí para constar en acta, se da una vuelta por su despacho y firma los documentos que le dejas en su bandeja. Pero no puedes contar con él para atender a ese cliente, ni para llevar la contabilidad, ni para publicitar vuestra marca, ni para controlar la producción, ni para hacerse cargo de la logística… te cae muy bien tu amigo, pero acabas dándote cuenta de que lo mejor para ti es comprarle su parte de la empresa o disolverla y montártelo por tu cuenta.

 

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Pues el proyecto que un día construisteis juntos como pareja es esta familia que sois hoy en día. Si uno de los dos no se hace cargo de su parte, a la larga, ese desequilibrio puede acabar en una disolución de la empresa, una ruptura de la pareja. Dicha ruptura puede ser oficial, cuando la pareja se divorcia o se separa; pero también puede estar encubierta, cuando no se produce la separación “con papeles” y siguen habitando en la misma casa, pero la relación se enfría y se deteriora hasta el punto de volverse inexistente. Para llegar a este punto suelen producirse muchos conflictos, muchas llamadas de atención sobre lo que está ocurriendo… y si la persona que recibe los mensajes no los atiende, la relación continúa deteriorándose.

Atender a los hijos requiere un nivel de actividad realmente agotador que, quien delega en el otro progenitor, generalmente desconoce. Recuerdo haber maldecido las dos veces que mi permiso maternal expiraba y debía incorporarme de nuevo a mi puesto de trabajo. Y, sin embargo, a los pocos días lo vivía como un momento de “descanso”. No tenía la sensación de ir a trabajar, sino de ir a descansar (¡y trabajo con niños!), porque el trabajo de “mamá” resulta mucho más agotador que la mayoría de empleos.

Si estáis en ese punto en el que los reproches por el desequilibrio en los cuidados son una constante, es hora de ponerle solución al tema. Los hijos crecerán, pasarán años con vosotros pero al final se irán de casa a hacer sus vidas. Y entonces podréis miraros a los ojos y pensar “hicimos un gran trabajo juntos” o “todos estos años me he sentido sola en este camino”.

 

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La corresponsabilidad no solo es lo lógico; aporta equilibro a la pareja pero también es de vital importancia para nuestros hijos. Porque necesitan vincularse con los dos y sentir que pueden contar con los dos. Y porque están construyendo su mapa mental de los roles de género y nuestro ejemplo es su espejo.

Desacuerdos en cuanto a la crianza

Otro de los temas que suele ser el origen de gran parte de los conflictos cuando nos convertimos en familia son los desacuerdos a la hora de decidir cómo criar y cómo educar a nuestros hijos. Y este quizá sea el conflicto más peligroso porque, además de deteriorar la pareja, afecta a la crianza de nuestros hijos. En otro post hablamos de las consecuencias que tiene para nuestros hijos la falta de entendimiento sobre cómo criarlos.

Mamá mete al bebé en la cama y papá piensa que debería dormir en su cuna. Una mamá le prepara a la niña un bocadillo de salchichón para merendar y la otra mamá opina que debería haber merendado fruta. Mamá le dice al niño que tiene que hacer los deberes antes de salir y papá que puede hacerlos cuando vuelva. Una mamá le dice al adolescente que puede jugar un rato a la Play y la otra mamá que está cansada de decirle que solo la puede usar los fines de semana…

 

maternidad y pareja

 

La falta de acuerdo puede surgir de una diferencia de criterios (cada progenitor tiene ideas diferentes sobre cómo quiere criar o educar a su hijo) o de una falta de firmeza por alguno de los dos (han llegado a un acuerdo previo y uno de los progenitores lo incumple).

Siguiendo con el símil de la empresa, si tu socio y tú tenéis ideas muy distintas de cómo desarrollar el proyecto, el camino hacia el objetivo será mucho más complejo que si vuestros conceptos se asemejan. En cualquier caso, llegar a acuerdos para trazar una hoja de ruta común será indispensable si queréis llevar a buen puerto vuestro negocio.

Igual sucede con los hijos. Lo ideal sería tener ideas, al menos, parecidas en lo referente a la crianza. Pero si ya es tarde, si no paráis de discutir sobre vuestras formas de concebir la educación, es el momento de sentarse a hablar y llegar a acuerdos para evitar males mayores.

La falta de sueño, el cansancio extremo, los retos del día a día en la crianza de nuestros hijos son inevitables, forman parte de la ma/paternidad. Pero afrontar estos retos en equipo o enfrentados puede marcar la diferencia.

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1 comentarios en "La maternidad y la pareja"

  1. Sin duda alguna estoy en la etapa de desequilibrio en la logistica de las tareas para con el bebe, y esto cada dia me.molesta mas, ya lo eh hablado varias veces y sigo esperando cambios, siempre es como que mete un pie en la picina pero no se decide por mojarse completo, como doy teta y hago colecho todo es mio, no era capaz ni de quedarse solo con el bb mas de una hora, esta semana me escape casi 3 horas y que bien me vino,

    En la manera de criar estamos encarrilados en muchas cosas, pero sin duda tambn hai diferencias.. espero que empiece a cambiar y sobre todo ahora q tiene mas tiempo para estar en casa, que antes era la escusa que ponia. Pero si es síerto que como pareja nos emos separado bastante, tambien hay un tema delicado que influye mucho y es el tema familia politica ahora con el bebe todos estan mas involucrados y siempre creeen que tienen alguna opinión que ofrecer sin que la pidamos y esto al final nos lleva a desacuerdos entre la pareja.

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