Juegos para mejorar la relación de los peques con la comida

Artículo publicado el 29 Abr 2022 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 16 octubre, 2023

Durante muchos años, hemos escuchado de nuestros mayores que con la comida no se juega. Sin embargo, como en muchos aspectos relacionados con la crianza, poco a poco se van destruyendo viejas costumbres. Porque sí, con la comida SÍ se juega. Y gracias a los juegos, podemos mejorar la relación de los más pequeños con la comida.

Los bebés y los niños necesitan experimentar para conocer todo lo que les rodea. La comida no es una excepción y a través del juego, pueden establecer un vínculo sano con los alimentos. De hecho, hay diferentes estudios que aseguran que un exceso de modales desde muy pequeños puede llegar a ser contraproducente. Por tanto, el juego no es más que una forma de aprendizaje más de los bebés.

Los peques, los juegos y la comida

Cada vez más pediatras recomiendan iniciar la alimentación complementaria con el Baby-led Weaning (BLW) o, lo que es lo mismo, la alimentación autorregulada por el bebé. ¿Qué quiere decir esto? Pues más allá de ofrecer sólidos en lugar de purés y triturados, que es el propio niño el que decide cuánto y qué comer con sus manitas, sin necesidad de que ningún adulto le ofrezca la comida o le obligue a ingerir alimentos con viejas prácticas como el avioncito. Es decir, el bebé experimenta, y sí, también juega con la comida.

 

 

El BLW ayuda a combatir los niveles de obesidad de los niños, pero también a establecer una relación sana con la comida al respetar sus ritmos sin obligarles a comer. Y con ello, suelen tener mayor predisposición a probar nuevos alimentos y consumir más frutas y verduras.

Por supuesto, no existen métodos mágicos y no siempre resulta sencillo. De hecho, el BLW suele generar cierta preocupación en las familias ya que, lo habitual, es que al principio jueguen con la comida sin apenas llevarse nada a la boca. Y de ahí que cobre especial importancia despertar los sentidos y asociarlos a momentos de alegría, tal y como explica la dietista-nutricionista del equipo de Criar con Sentido Común, Rebeca Pastor:

“Las manos cobran especial relevancia con la comida. Jugar con las manos, con los alimentos, con los utensilios, es el primer paso para despertar a los peques interés y establecer una buena relación con la comida”. 

Así, al crear situaciones divertidas en tareas comunes y tan cotidianas como hacer una lista de la compra, implicamos a los más peques en todo el proceso: desde apuntar los alimentos que nos hacen falta, a ir a la compra para después cocinarlos.

 

 

Pero podemos ir más allá y en lugar de la simple lista con papel y boli, podemos optar por hacer, por ejemplo, recortables para cortar y pegar en función de lo que nos hace falta. Otra opción interesante es jugar con plastilina para decorar los platos a modo de juego y darle el toque especial de los más peques de la casa.

Utensilios “mágicos” para disfrutar en la cocina

Los niños aprenden por imitación. Por ello, les suele gustar usar herramientas reales para hacer tareas sencillas del día a día. De hecho, esta es una de las actividades de Vida Práctica Montessori. Y la cocina nos ofrece multitud de objetos reales y cotidianos que, adaptados a las edades de nuestros peques, pueden ayudarnos a mejorar su relación con la comida.

Para Rebeca Pastor, con la que puedes contactar durante un mes gratis si eres miembro de la Tribu CSC, al trabajar mucho los sentidos (en especial el olfato) y relacionarlos con emociones de bienestar, vamos a conseguir la implicación de los más pequeños. “Tanto la manipulación de los alimentos, como todo el proceso de preparación de la mesa ayuda a que ellos se motiven”, asegura la dietista-nutricionista de CSC.

 

 

Y en la cocina contamos con multitud de herramientas que nos pueden ayudar a hacer juegos con la comida para mejorar la relación de los más peques con los alimentos. Son los conocidos por Rebeca Pastor como “utensilios mágicos para disfrutar en la cocina”.

El rallador

¿Quién no tiene un rallador en casa? Está presente en casi todos los hogares y, gracias a él, podemos potenciar y descubrir los olores de los alimentos. Así, conseguimos que nuestros hijos se motiven mucho más a probarlos.

La vista y el olfato son dos sentidos claves que nos motivan (o no) a probar los alimentos. Por eso, que nuestros peques jueguen con los colores y los olores de los alimentos los va a ayudar a mejorar su relación con ellos y querer probarlos. Puedes ofrecerle una zanahoria lavada y que el peque la ralle sobre la ensalada, por ejemplo, llenándola de color y olor. También pueden probar a rallar un limón, introduciéndolo en un bizcocho, en una ensalada o en un guiso. Y siempre haciendo que huelan ese alimento rallado a modo de juego.

El sacabolas

Con el sacabolas, además de relacionar juegos y comida, vamos a ir más allá al trabajar la psicomotricidad. Y lo mejor es que nos va a ayudar a presentar de forma diferente y divertida cualquier alimento. ¿Por ejemplo? Los niños pueden jugar a sacar bolas de un calabacín, que después pueden saltear en la sartén con un poco de aceite de oliva virgen extra.

 

 

De hecho, la textura del calabacín es perfecta para que ellos solos presionen y saquen las bolitas, e incluso para que después ellos mismos preparen la cena. Unas bolitas de calabacín salteadas en AOVE con una tortilla francesa en la que, además, han jugado batiendo huevos.

Juegos para mejorar la relación de los peques con la comida: El pincel

Como cualquier otro pincel, en la cocina nos va a ayudar a pintar los alimentos. Para que nuestros hijos se motiven a probar y disfrutar cualquier cosa, lo ideal es que nos ayuden a cocinar. Y con el pincel, podemos pintar el pescado. Para ello, puedes colocar en un tarro pequeño un poco de aceite de oliva virgen extra y que los más peques vayan pintando los filetes de pescado. Rebeca Pastor recomienda en este caso comprarlo sin piel y sin raspa para que directamente puedan pintarlo, meterlo en el horno y comerlo.

La batidora

La batidora suele encantar a todos los niños, no solo por el ruido con el que inunda la cocina, sino también por la vibración que provoca en las manos el propio vaso de la batidora. Eso sí, es importar supervisar a los más peques cuando usen este pequeño electrodoméstico para evitar sustos.

Con la batidora pueden preparar batidos de frutas con fresas, un vaso de leche, canela y un par de cucharadas de harina de avellana.

 

 

Y además de fruta, la batidora puede ayudarnos a preparar un gazpacho repleto de todas las vitaminas y nutrientes de las verduras frescas, a la que se suman las cremas de verduras, de pescado o de habichuelas.

 

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