Nuestro bebé ya ha cumplido los 6 meses (o le falta poco). También se mantiene sentado, erguido y de forma estable. Manifiesta un interés (¡más que evidente!) por probar la comida y parece capaz de…
Este post se publicó originalmente el 20/02/2021 y ha sido actualizado en fecha 23/09/2024
Han pasado aproximadamente seis meses desde que nació el bebé y, tras reflexionar sobre el siguiente paso, la alimentación complementaria, os decidís o te decides por el Baby Led Weaning (BLW). Y empieza una nueva aventura con el peque. Sin embargo, algo falla o eso crees tú.
No come “nada”, no coge peso, no le gusta lo que le ofreces, no parece interesado… y las dudas se acrecientan hasta plantarte si has hecho lo correcto.
Tranquilos. Esta incertidumbre es completamente normal. Difícilmente un bebé que se alimenta exclusivamente de leche (materna o artificial) pasa de un día a otro a comer otros alimentos tan ricamente. Es un proceso, a veces, largo. Sin embargo, hay mucha razones que pueden explicar por qué el Baby Led Weaning no funciona con mi hijo. Vamos a verlos.
1. El bebé no está listo
No todos los bebés están preparados para comenzar a probar otros alimentos distintos a la leche a los seis meses. Esta es una edad aproximada. Hay peques que están listos a los cinco meses y medio y otros que a los ocho aún no lo están. Como se suele decir, cada niño “es un mundo”. Al igual que no todos andan a la vez, no todos empiezan a comer a una edad determinada.
Existen varias señales que nos dicen que el peque está preparado: ha superado el reflejo de extrusión (que le lleva a expulsar de la boca todo lo que no sea el pezón o la tetina del bibi); es capaz de mantenerse sentado solo o mantener la espalda erguida o con ayuda de un respaldo (o en nuestro regazo, y no se va escurriendo hacia abajo); muestra interés por los alimentos que nos llevamos a la boca; quiere y puede alimentarse por sí mismo; ha desarrollado la coordinación ojo-mano-boca; etc.
2. Inseguridad y miedo
El BLW no es una moda pero sí es cierto que el método tradicional con papillas suele estar más extendido, incluso “mejor visto”, en determinadas familias e incluso entre algunos profesionales. Las familias que optan por dejar al peque que sea su propio guía en la alimentación tienen que estar seguras de que es eso lo que quieren. Mostrarse inseguro o tener miedo de que el bebé, por ejemplo, se atragante; solo hará que le transmitamos ese temor al niño y éste rechace un método que parece incomodar a su mamá.
3. Error de concepto
Está relacionado con lo anterior y es una de las razones por las que el Baby Led Weaning no te funciona. El BLW tiene un objetivo muy claro: que el pequeño disfrute con la comida, descubriendo nuevas texturas y sabores, y asimilando poco a poco la rutina de comer en la mesa con sus padres. Es decir, el objetivo es que el bebé se familiarice de forma positiva con los alimentos.
Desde luego, el BLW tiene muchos beneficios (por ejemplo, contra la obesidad) pero el objetivo último no es que el niño coma (porque para eso ya está la leche que sigue siendo el alimento principal hasta los 12 meses, bien sea materna o artificial); sino que desarrolle una relación sana con la comida basada en el placer, y le gusten los alimentos que pruebe y que le acompañarán durante toda su vida, formando parte de una nutrición saludable.
4. Falta de información
El error de concepto del que hablaba en el punto anterior puede estar relacionado con la falta de información. A veces tomamos determinados caminos sin meditar mucho o con información sesgada. El BLW es un método seguro pero debemos conocer, por ejemplo, cómo hay que presentar los alimentos, cuáles están prohibidos por el riesgo de atragantamiento, etc.
A veces esa falta de información está relacionada con los resultados. Alguien nos cuenta que es el método que están utilizando y que les va maravillosamente bien y cuando lo aplicamos en casa, la realidad nos desborda. Y olvidamos que lo más normal es que al principio los niños y niñas coman poco o casi nada y que es un método progresivo, de menos a más.
5. Exceso de información
En otras ocasiones pecamos de todo lo contrario. Con internet y las redes sociales, tenemos acceso a mucha información. Datos y más datos, vídeos, blogs, opiniones, casos, posts, etc. que se nos presentan sin orden ni concierto y que en vez de aclarar nuestras dudas, nos las acrecientan. Tenemos a mano recetas, consejos, advertencias y otros recursos que nos pueden desconcertar y hacernos caer en el desaliento.
6. No tener apoyo profesional
Tenemos dudas porque no sabemos si nuestro hijo o hija está preparado, a ello se suma el miedo a que le pase algo, no estamos muy informadas y cuando buscamos información nos perdemos entre tanta cantidad de datos y opiniones. Es la tormenta perfecta para que el BLW no funcione.
¿Y cómo se soluciona? Pues, efectivamente, con el asesoramiento de una profesional que conozca bien el método, nos ayude a despejar dudas y nos dé buenos consejos sobre cuáles son los pasos a seguir y qué ideas debemos desechar. Aquí en la Tribu CSC podéis encontrar a profesionales muy actualizados y especialistas en alimentación infantil.
7. Ser muy controladores
El control sobre lo que comen nuestros hijos es normal, sobre todo cuando empiezan a hacerlo. Sin embargo, ser excesivamente controladores es contraproducente. Evidentemente no hay que dejar al bebé solo mientras se lleva alimentos a la boca; pero tampoco estar encima de él. Hay que procurar no agobiarle ni estresarle.
A veces lo hacemos por miedo (sí, otra vez) a que se lleve un trozo más grande de lo necesario sin dejarle gestionar su propia forma de comer, también puede convertirse en un obstáculo para el aprendizaje. Tal vez coja un trozo de plátano mayor de lo necesario o se lo lleve a la boca de una forma que nos parezca “incorrecta”, pero si intervenimos inmediatamente no le permitimos experimentar. Evidentemente, si observamos que es incapaz de gestionar lo que se ha llevado a la boca hay que ayudarlo.
8. Obsesión con las cantidades y su peso
Es muy normal que una vez empecemos con la alimentación complementaria nos obsesionemos con el peso del bebé si este no empieza a ganar gramos. Sin embargo, es muy habitual que al principio del BLW los bebés prácticamente no coman nada de lo que se le ofrece. Tocará lo que le ofrecemos, lo tirará, lo aplastará… Y, quizás, el primer día se lleve algo a la boca. Se trata de un proceso gradual.
Como decía al principio, el objetivo de este método es que el niño se familiarice con los alimentos pero su alimentación principal es la leche. Es muy probable que si se le ofrece una papilla tampoco coma mucho más. Es incluso normal que, tras tomar el pecho o el bibi (que, insisto es lo primero que hay que ofrecer), el niño no quiera nada más o lo vomite. ¡Su estómago es pequeñito!Y si la leche es el alimento principal, pues entonces no debería preocuparnos tanto si come tres guisantes o nueve. Simplemente que los pruebe, juegue, experimente y empiece a descubrir que eso redondito, blandito y verde se come. Pero si de verdad nos preocupa que el bebé esté en un percentil 5 y no suba de ahí, lo mejor es no obsesionarse sino consultar con un profesional.
9. La presión del entorno
Esta es otra de las razones más frecuentes para que el BLW no funcione. Para empezar, es importante tener claro que este es nuestro método; porque en el momento en que comencemos con él siempre habrá un comentario negativo si el peque no prueba bocado y simplemente juega con la comida y se lleva poco a la boca.
La familia puede ser un gran aliado o todo lo contrario, y tenemos que ser impermeables para determinados comentarios. No ayuda mucho que si el bebé parece tener poco interés por un alimento alguien comente: “dale una papillita, verás como come y engorda”. Y, ojo, que también hay profesionales que aconsejan el método tradicional.
No hay que enfadarse, desde luego, porque está claro que si la abuela o el tío nos hace ese comentario es que realmente le preocupa el bienestar del pequeño. Pero eso no significa que tengan razón. Tal vez hacer pedagogía con ellos puede ayudar. Con un poco de información ese rechazo de plano se puede convertir en apoyo.
10. Falta de paciencia
La paciencia es la gran aliada de la crianza en general. Hay que entender que los niños tienen sus ritmos y estos no son comparables a los de los adultos. Para la introducción de la alimentación complementaria también hay que tirar de ella. No se implanta de buenas a primeras. Es un proceso que lleva tiempo y que depende de cada menor.
Algunos mostrarán destreza rápidamente y probarán de todo. Otros tardarán meses en comer como nosotros creemos que deben hacerlo. Y también los habrá que preferirán siempre la teta o el bibi antes que un macarrón. A ello hay que sumar que tampoco comerán rápido. Hay que verlo como un juego. Toquetearán la comida, se la llevarán a la boca (o a la cara en general), se distraerán con la cuchara, llamarán tu atención, volverá a coger un trozo… Mirarás el reloj y habrá pasado una hora… y el plato seguirá lleno, ¡aunque más sucio!
11. Comparaciones
Es otro elemento que nos suele desalentar. Y nos lleva a preguntarnos qué hacer si mi bebé no come con Baby Led Weaning. En un mundo como el actual, las comparaciones están al orden del día, aunque sean odiosas. Y con la crianza pasa muchísimo. “El hijo de fulanita come muy bien”, “mi niña se come el plato entero”, etc. Y, si nuestro hijo está en su proceso de aprendizaje, come poquito, pone poco peso y el entorno no solo nos presiona sino que nos hace comparaciones con otros bebés; nuevamente pueden llevarnos a desistir.
No obstante, no podemos comparar a un bebé con otro, igual que no debemos hacerlo entre los adultos (aunque sea el deporte nacional en España). Cada bebé es un mundo y avanza con sus propios pasos, no los de otros. Le hacemos flaco favor si lo vamos comparando con cualquiera. Cada bebé es único y maravilloso.
12. Indecisión
Ser indecisos en este aspecto también puede truncar nuestros intentos de practicar el BLW. Si nos asaltan las dudas y empezamos con este método, pero el bebé vomita o no come, y nos pasamos a la comida triturada o en puré para luego volver a ofrecerle alimentos sólidos… Podemos provocar cierta desorientación y que nuestra hija o hijo rechace un alimento que puede comer sin tener que masticarlo, sin esfuerzo.
Desde luego no hay problema en optar por un método mixto en el que algunos alimentos se ofrezcan triturados y otros sólidos. Igual que los adultos tomamos sopa de vez en cuando, ellos también pueden hacerlo. Pero debemos asumir que en algunos casos, el peque pueda rechazar un trozo de pan y prefiera una papilla porque está cansado y no tiene ganas de jugar.
El BLW es un método muy positivo para nuestros hijos porque les ayuda a entender la hora de la comida como un momento placentero, de diversión, de descubrimiento de sabores, colores, olores y texturas… Les da autonomía y les ayuda a discriminar aquello que les gusta o no, a tomar sus propias decisiones. Pero es un proceso de meses, en el que la hora de la comida no debe convertirse en un suplicio, sino en un momento feliz más donde disfrutar de nuestros peques.
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Hola, mi bebe el dia 6 cumple 8 meses.
No es un gran comedor pero los pures los rechaza. Le damos patata, pan, calabacín, boniato… se lo lleva a la boca.
Me plante hacer BLW, todavia podemos?
Quiero saber que hacer en el dia a dia si hacemos BLw
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Hola buenas noches.
tengo un bebé de 9 meses que no me come nada de BLW, antes comía pures de verduras y macedonia de frutas triturada y a la noche a la mañana no me come nada de eso pero lo que es nada, solo biberón y por la noche leche con cereales. nunca ha sido un niño comilón pero que no me coma nada de nada. estoy desesperada.
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