Vida Práctica Montessori: ¿Por qué es bueno dejar que los peques manipulen herramientas y objetos reales?

Te explicamos por qué es bueno que los niños manipulen herramientas reales y cómo favorecen a su desarrollo

Cuando hablamos de Vida Práctica Montessori, a muchas familias les da miedo que sus hijos puedan hacerse daño manipulando herramientas reales, como utensilios de cocina o de bricolaje. Pero si preparamos el ambiente, les proporcionamos los materiales adecuados y supervisamos sus actividades, no hay nada que temer.

En la Tribu CSC puedes consultar al respecto a nuestro equipo de expertos; a continuación te explicamos por qué es bueno que los niños y las niñas manipulen objetos reales, qué propósito tiene este pilar de la pedagogía Montessori y qué materiales son más seguros para acompañar su desarrollo. 

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Manipular herramientas reales es bueno para su desarrollo

Utilizar herramientas reales (martillos, destornilladores, cuchillos infantiles, etc.) para realizar sencillas tareas cotidianas es una actividad muy característica de las actividades de Vida Práctica Montessori. De hecho, todas las pedagogías respetuosas con la infancia defienden que los pequeños “trabajen” con objetos reales y cotidianos.

 

 

De esta manera, niños y niñas se familiarizan con los objetos que hay a su disposición en la vida real y que necesitan saber utilizar para realizar sus actividades cotidianas. No es lo mismo aprender a manejar un pequeño martillo de madera, por ejemplo, que usar uno de juguete, hueco y fabricado con plástico. Ni el peso, ni la dimensión, ni la experiencia de uso, ni su funcionalidad pueden ser nunca las mismas.

 

 

Esta vertiente de la pedagogía trata de dotar de autonomía a los niños pequeños para favorecer su desarrollo e involucrarles en las actividades cotidianas (cocina, higiene, limpieza, bricolaje, etc.). De esta forma, pueden participar de la vida familiar, aprenden cómo funciona el mundo a su alrededor y se desarrollan y crecen como personas capaces.

“¡Enséñame a hacerlo solo!”

En los hogares y aulas Montessori a los niños y niñas se les enseña desde muy pequeños a hacer tareas cotidianas tales como barrer el suelo, limpiar la mesa, cortar el pan, limpiar zapatos, servir agua con recipientes de cristal, etc. Estas actividades además, fomentan muchísimo el desarrollo psicomotriz de los pequeños.

 

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De esta forma, aprenden desde muy pequeños y jugando cómo se cocina o se lava, cómo se limpia o se ordena, etc. Además, este tipo de juegos (siempre supervisados) ofrece un pequeño riesgo (mínimo) que les resulta atractivo y desafiante.

Por otra parte, a los peques les motiva e incentiva sentir que forman parte y son incluidos en las actividades familiares. ¿No os habéis fijado el gozo que obtienen imitando a sus padres? Cuando pueden realizar las mismas actividades que los adultos se sienten capaces y ganan confianza, independencia y autoestima.

 

Vida Práctica Montessori

 

De ahí el famoso: “¡yo puedo solo!” infantil. Y es que, sentirse capaz es un sentimiento valioso que fortalece muchísimo la construcción de una visión positiva de nosotros mismos.

¿Es peligroso?

En absoluto (al menos no más que dejarles abrir o cerrar un cajón o una puerta solos, con el riesgo que conlleva que se machaquen los dedos) o enseñarles a usar un cuchillo. Enseña, supervisa y confía.

A veces es necesario dominar nuestros temores infundados y pensamientos catastrofistas para no contagiárselos a ellos; los peques son como esponjas. Así que no te asustes, si estás junto a ellos y les proporcionas los materiales adecuados, ¡no tienen por qué hacerse ningún daño!

 

Vida Práctica Montessori

 

Mi hijo de 4 años ayuda en la cocina desde antes de cumplir 3 (con cortadores y cuchillos infantiles). También juega con un martillo, clavitos y tiene una escoba de su tamaño (con la que colabora en casa los días de limpieza) y su destornillador. Usa todos estos materiales a menudo y no se ha hecho nunca daño.

Por supuesto que en un par de ocasiones se ha pinchado un poco en la yema de un dedo con un clavo, o se ha golpeado flojito con el martillo; pero ha aprendido a concentrarse y a medir su fuerza, empleando solo la justa, de forma que no se lastima cuando esto sucede.

 

Vida Práctica Montessori

 

Para aprender a andar, es necesario afrontar sin miedo el riesgo de tener alguna que otra caída sin importancia. Con todo lo demás sucede exactamente igual.

Para poder acompañarles durante su desarrollo, lo primero que debemos hacer es perder miedo y confiar en ellos. Saber darles la libertad que necesitan para crecer y aprender, es tan importante como ayudarles, protegerles u ofrecerles consuelo cuando lo necesitan. ¡Ellos son más capaces de lo que creemos!

 

Vida Práctica Montessori

 

Por general, cuando un niño o una niña pequeños ya son capaces de usar cortadores y moldes para plastilina, también lo son de usarlos en la cocina. No hay apenas diferencia entre hacer figuras y galletas, o cortar arcilla o pan. Los cortadores de verduras son unos fantásticos primeros instrumentos para niños, y en la actualidad existen cuchillos seguros (anticorte “de autonomía)” para pequeños chefs que ponen a salvo de cortes sus deditos.

Por supuesto, el sentido común debe imperar. No debemos dejar que, por ejemplo, los más pequeños entren solos en la cocina o practiquen al lado de los fuegos encendidos. Un entorno supervisado y seguro, libre de objetos o zonas peligrosas y una correcta supervisión (sin intervenir si no es preciso), son necesarios en las primeras etapas.

Pero también lo es la confianza en los niños y en su capacidad de aprendizaje. Ellos, de forma innata, nacen con todos sus sentidos preparados para explorar y adaptarse a su entorno. Su mente nunca vuelve a ser tan absorbente como en sus primeros años de vida y nuestro papel es saber acompañarles sin resultar invasivos, con respeto y confianza.

 

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