Alertan sobre un virus infantil que puede causar debilidad muscular similar a la poliomielitis

Se trata del enterovirus EV-D68, un virus infantil bastante común que, por lo general, causa enfermedades respiratorias en los niños, con síntomas que, aunque suelen ser leves, pueden agravarse hasta llegar a la debilidad debilidad muscular o incluso la parálisis en algunos casos.

Los enterovirus no son nuevos y, de hecho, siempre están presentes en la comunidad, en mayor o menor medida. Hay diferentes tipos que cada año circulan entre la población, según la estación del año, por lo que los expertos prevén detectar cierto número de casos, aunque la cantidad y modalidad de los mismos varía de un año a otro.

Este año, en EE.UU. los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) han advertido recientemente sobre la propagación del virus enterovirus EV-D68, que por lo general causa enfermedades respiratorias en los niños, con síntomas que si bien a menudo son leves, pueden tornarse graves.

Enterovirus D68

El EV-D68 fue identificado por primera vez en California en 1962 y es uno de los más de 100 enterovirus que no son polio. Suele causar enfermedades respiratorias, que pueden ser leves (como un resfriado común) o más graves. Sin embargo, al igual que el poliovirus (que este año también circula en Occidente), puede invadir el sistema nervioso y causar debilidad muscular.

 

 

Hasta 2014 este virus no era común en los Estados Unidos, pero en este año tuvo lugar un brote a lo largo de todo el país que afectó a casi todos los estados. Desde entonces, se han ido presentando cada vez más casos, y casi todos se han dado en niños.

La mayoría de los casos de enterovirus D68 (EV-D68) ocurren de agosto a noviembre y presentan síntomas similares a los de la gripe, que van de leves a serios.

¿Cuáles son los síntomas de la infección por EV-D68?

El EV-D68 puede causar enfermedad respiratoria de leve a grave o no causar ningún síntoma. Los síntomas comunes incluyen:

• Síntomas leves: moqueo, estornudos, tos, dolores en el cuerpo y los músculos.
• Síntomas graves: pueden incluir sibilancias y dificultad para respirar. La fiebre se manifiesta en, aproximadamente, la mitad de los casos conocidos.

En general, los bebés, niños y adolescentes tienen más probabilidades de infectarse con enterovirus y enfermar debido a que aún no tienen inmunidad por exposición previa a estos virus. Los niños con asma pueden tener un riesgo más alto de padecer enfermedad respiratoria grave causada por la infección por el enterovirus D68.

 

 

Aunque las personas adultas también pueden infectarse con enterovirus, es más probable que no presenten síntomas o que presenten síntomas leves. En cualquier caso, toda persona con una enfermedad respiratoria debe contactar con su médico si presenta dificultades para respirar o si sus síntomas empeoran.

Mielitis flácida

En raras ocasiones, el enterovirus D68 puede causar mielitis flácida aguda (AFM). Se trata de una afección neurológica rara pero grave que afecta principalmente a los niños. Generalmente, su primer síntoma es debilidad repentina en las extremidades.

No hay vacunas disponibles ni tratamientos específicos. Los niños que desarrollan AFM suelen requerir hospitalización. Por razones que los científicos aún no han descubierto, los niños con antecedentes de asma presentan mayor riesgo.

Por tanto, se recomienda buscar atención médica inmediata si nuestros hijos presentan alguno de estos síntomas, especialmente después de tener una enfermedad respiratoria:

• Debilidad en un brazo o una pierna.
• Dolor en el cuello, la espalda, los brazos o las piernas.
• Dificultad para tragar.
• Habla arrastrada o enredada.
• Dificultad para mover los ojos o párpados caídos.
• Debilidad o flacidez en la cara.

 

 

Si quieres más información, consultar síntomas o necesitas asesoramiento profesional, en la Tribu CSC puedes consultar a nuestro equipo de expertos/as en salud materno-infantil y crianza respetuosa. Entre ellos se encuentran la pediatra Gloria Colli y el enfermero de pediatría y CEO de CSC, Armando Bastida.

¿Cómo se propaga el virus?

Como cualquier otra enfermedad respiratoria, el virus puede encontrarse en las secreciones respiratorias de una persona infectada, como la saliva, el moco nasal o el esputo (secreciones mucosas de los pulmones). Por tanto, el EV-D68 se propaga de una persona a otra cuando una persona infectada tose, estornuda o toca superficies que otras personas tocan después.

¿Cómo se diagnostica?

El EV-D68 solo se puede diagnosticar mediante pruebas de laboratorio específicas en muestras de la nariz y la garganta o sangre de una persona.

Los CDC recomiendan que los médicos piensen en el EV-D68 como una posible causa de enfermedad respiratoria aguda grave y consideren realizar pruebas de laboratorio de rinovirus y enterovirus en las muestras respiratorias cuando la causa de la infección respiratoria en pacientes gravemente enfermos no esté clara.

 

 

¿Cuáles son los tratamientos?

Actualmente, no hay medicamentos antivirales disponibles para las personas con infección por el EV-D68, ni vacunas para evitar el contagio o evitar el posible desarrollo grave de la enfermedad. Asimismo, no existe un tratamiento específico para las personas con enfermedad respiratoria causada por el EV-D68.

El médico valorará los síntomas que presenta cada afectado para establecer así la mejor manera de controlarlos. Las personas que desarrollen enfermedad respiratoria grave pueden necesitar hospitalización y terapia intensiva de apoyo.

¿Cómo puedo proteger a mi peque?

Podemos ayudar a nuestros peques a prevenir el contagio y la propagación del EV-D68 tomando estas medidas:

• Lavado de manos frecuente con agua y jabón durante 20 segundos.
• Evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca con las manos sin lavar.
• Evitar el contacto cercano con las personas enfermas (como dar besos, abrazar o compartir vasos, tazas o cubiertos con ellas), así como el contacto de las personas sanas con nosotros cuando estamos enfermos.
• Cubrir la nariz y la boca al toser y estornudar (no con las manos, sino con el codo, la manga de la camisa o un pañuelo desechable).
• Limpiar y desinfectar las superficies que se tocan frecuentemente (juguetes, manijas de las puertas, mando a distancia, timbre de la puerta, teléfono, superficies de contacto habitual como encimeras, mesas y sillas, etc.), especialmente si alguien está enfermo.
• Quedarnos en casa cuando estemos enfermos.

 

 

Tras la pandemia por Covid-19 la mayoría de centros escolares han establecido como protocolo la no asistencia a las aulas en caso de síntomas. Es decir, que los niños que muestren síntomas de cualquier enfermedad respiratoria (catarro, gripe, coronavirus, etc.) se queden en casa como medida de prevención, para contener los contagios.

¿Qué deben hacer las personas con asma y los niños con enfermedad reactiva de las vías respiratorias?

Los pequeños con asma podrían tener un riesgo mayor de presentar síntomas graves por infección por EV-D68 y otras enfermedades respiratorias. Los CDC ofrecen una serie de recomendaciones para mantener bajo control la enfermedad durante la temporada de enterovirus (el verano y el otoño):

• Actualizar y seguir el plan de acción contra el asma pactado con el médico.
• Seguir las instrucciones al administrar los medicamentos recetados contra el asma, especialmente los de control a largo plazo. Así como llevar siempre con el niño los medicamentos de alivio contra el asma.
• Administrar la vacuna contra la gripe cuando esté disponible cada año.
• Ponerse en contacto inmediato con el médico si se presentan nuevos síntomas del asma o estos empeoran.

Asimismo, los expertos recomiendan a los padres de menores asmáticos asegurarse de que las personas que cuidan al niño y los maestros estén al tanto de su afección y sepan cómo ayudarle si presenta cualquier síntoma relacionado con su enfermedad o sufre una crisis. Los niños escolarizados con enfermedades crónicas como el asma presentan grandes retos en los centros educativos. En España no existe un protocolo global de atención a estos menores, pero sí existen distintas guías que sirven para orientar a los docentes sobre cómo actuar frente a enfermedades como el asma, la diabetes o la celiaquía.