Se ha observado que el aumento de la obesidad en la población está relacionado con la disminución de horas de sueño que se está produciendo en la sociedad en las últimas décadas y, en concreto,…
Un estudio realizado en Estados Unidos y encabezado por la Universidad de Harvard, asegura que en los meses de junio, julio y agosto los niños pueden aumentar de peso a un ritmo más rápido en comparación con el año escolar, especialmente si estos ya padecen sobrepeso u obesidad.
Los investigadores midieron el IMC de 5.380 niños en 310 escuelas como parte del estudio longitudinal de la primera infancia, y compararon los resultados durante el curso escolar de la escuela infantil, las vacaciones de verano y el primer curso de Primaria.
En los meses de verano los niños aumentan de peso a un ritmo más rápido
El crecimiento del IMC fue más rápido y más variable durante las vacaciones de verano que durante los años escolares de la escuela infantil y el primer grado de primaria.
Esto lleva a los investigadores a concluir que “aunque las políticas de dieta y ejercicio de una escuela pueden ser menos que ideales, parece que los entornos escolares tempranos contribuyen menos al sobrepeso que los entornos no escolares“.
Los hallazgos van en consonancia a los de otras investigaciones y hallazgos similares. Por ejemplo, otro estudio reveló que desde la escuela infantil hasta segundo de primaria, la prevalencia de la obesidad infantil en EE.UU. aumentaba solo durante las vacaciones de verano.
Una posible causa podría ser el menor volumen de actividad y ejercicio físico que los niños realizan durante el verano. O la flexibilidad de las comidas y los ingredientes con los que preparamos las mismas en los meses estivales. Es decir, en vacaciones nos relajamos en todos los sentidos y, por ello, en verano somos más sedentarios y comemos más y peor.
Las razones por las que los niños engordan más rápido en verano
Según el estudio realizado por la Universidad de Harvard, los motivos por los que entre junio y agosto los niños aumentan más rápido de peso que durante el resto del año, es porque, por un lado, los menores cambian su conducta alimentaria entre junio y agosto, meses en los que aumenta el consumo de alimentos preparados y el consumo de azúcares por encima de la media.
De esta forma, la alimentación es de peor calidad, algo que unido a la falta de actividad física, se traduce en engordar más rápido.
Las conductas obesogénicas aumentan durante las vacaciones de verano
Asimismo, otra investigación hallaba que el aumento del IMC de los niños se acelera durante el verano, momento en el que aumentan las conductas obesogénicas y el índice de masa corporal de los niños.
Este estudio sugiere que la falta de jornada escolar durante las vacaciones de verano impacta negativamente en los comportamientos sedentarios, el tiempo de sueño y el tiempo de pantalla.
Es decir, los cambios en los comportamientos sedentarios, el tiempo frente a la pantalla y el punto medio del sueño pueden contribuir a acelerar el aumento del IMC en el verano.
Proporcionar una programación estructurada durante las vacaciones de verano puede tener un impacto positivo en estos comportamientos y, a su vez, mitigar el aumento acelerado del IMC durante el verano.
Obesogénico es un término que fue acuñado en 1999 por el profesor Boyd Swinburn, catedrático de la Universidad de Auckland en Nueva Zelanda, y uno de los mayores expertos en el tema de la obesidad, llegando a ser asesor de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Swinburn definió los ambientes obesogénicos como “la suma de influencias que el entorno, las oportunidades o las condiciones de vida tienen en el fomento de la obesidad en individuos o poblaciones”.
El entorno obesogénico
Según UNICEF, un ambiente obesogénico puede estar condicionado por la suma de varios factores como disponibilidad y consumo de comida rápida, de alimentos ultraprocesados y de bebidas azucaradas, alta exposición a publicidad de este tipo de alimentación en medios de comunicación y redes sociales, sedentarismo, tiempo excesivo frente a las pantallas (teléfonos móviles, televisión, videojuegos), trastornos de sueño, estrés y hasta barrios con pocos espacios adecuados para la práctica de actividad física.
Situaciones que al unirse en una comunidad o en una persona, incrementan la creciente tasa de sobrepeso y obesidad, incluida la población infantil y adolescente.
Según el informe Estado Mundial de la Infancia 2019 “Niños, alimentos y nutrición: crecer bien en un mundo en transformación”, realizado por UNICEF, el sobrepeso y la obesidad están en aumento (en España, por ejemplo, se ha duplicado en los últimos 20 años). Entre 2000 y 2016, la proporción de niños con sobrepeso de 5 a 19 años aumentó del 10% a casi el 20%.
Los especialistas inciden en que el sobrepeso en los niños puede llevar a la aparición temprana de la diabetes tipo 2, y de situaciones como la estigmatización y el acoso escolar. También puede ser causante de que se desarrollen en la vida adulta enfermedades crónicas como diabetes, enfermedades cardiovasculares, hipertensión, así como varios tipos de cáncer.
Por todo ello, UNICEF alerta sobre la necesidad de transformar los ambientes obesogénicos en ambientes saludables “creando compromiso en padres, madres, cuidadores y tomadores de decisión”, a través de la promoción de las buenas prácticas de actividad física y alimentación saludable “para garantizarles a nuestras niñas, niños y adolescentes un presente saludable y un futuro con bienestar”.
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Grupos de especial riesgo
El actual estudio remarca que la diferencia entre las tasas de ganancia en la escuela y el verano fue especialmente grande para 3 subgrupos en riesgo: niños afroamericanos, niños hispanos y niños que ya tenían sobrepeso al comienzo de la escuela infantil.
Los resultados de la actual investigación refuerzan los obtenidos por trabajos anteriores, que ya señalaban que existen grupos de alto riesgo, como las poblaciones étnicas y niños y adolescentes con sobrepeso.
Los especialistas señalan como posibles soluciones para el problema del aumento acelerado de peso durante el verano un mayor acceso a instalaciones recreativas, programas de actividad física y programas de alimentación durante el verano.
Asimismo, reclaman más investigación en esta área ya que inciden en que el aumento de peso en el verano “puede exacerbar las disparidades de salud existentes”.
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