Embarazo anembrionario: Por qué se produce y cuáles son sus síntomas

Nos referimos a embarazo anembrionario o anembriónico cuando, aún teniendo un test de embarazo positivo, a través de una ecografía no se visualiza el embrión.

Embarazo anembrionario o huevo huero

Otro término que quizá hayas escuchado para referirse a ello es el de “huevo huero”, aunque cada vez se utiliza menos. Precisamente se llama así porque, sí que se visualiza un saco gestacional en el útero, pero dentro el embrión no es capaz de formarse.

Cuando el ovocito y el espermatozoide se juntan, comienza un proceso de división celular hasta formar un conjunto de células que cuando lleguen al útero, se van a adherir a su capa interna (endometrio) y empezará a crecer. Cada grupo de células tiene su función perfectamente planificada: una parte de ellas durante la implantación se dedicarán a formar el saco (futura bolsa amniótica), el líquido amniótico y la futura placenta, y otras se dedicarán a formar al feto. En este caso, ese proceso falla.

 

 

Se calcula que la mitad de las pérdidas gestacionales precoces (antes de las 12-13 semanas) corresponden a un embarazo anembrionario. Puede parecer un número muy alto, pero al ser pérdidas tan precoces (normalmente entre las 5-6 semanas de gestación) a veces se confunden con un sangrado menstrual si no se realiza test de embarazo previo. Estas pérdidas serán más o menos frecuentes según la edad, suponiendo un 10% a los 20 años y un 51% cuando pasamos de los 40.

¿Por qué se produce?

En realidad, muchas veces la causa exacta no se llega a saber, pero una de las más frecuentes es algún defecto cromosómico o malformación en el embrión incluso antes de implantarse. Una malformación morfológica en el embrión puede impedir su implantación y desarrollo correctos dentro del útero.

Entre las anomalías cromosómicas que con más frecuencia suelen producir los abortos de primer trimestre de embarazo, se encuentran las trisomías autosómicas (que producen hasta un 30% de los abortos totales y un 60% de los producidos por causa cromosómica), las translocaciones, inversiones (más frecuentes en parejas con consanguinidad). La trisomía 16 estadísticamente es una de las más relacionadas con las gestaciones anembrionarias.

Otras causas pueden ser los daños en el ADN espermático, obesidad, edad avanzada, algunas infecciones como la tuberculosis o las ETS que pueden llegar a crear adherencias en el endometrio que dificulten la implantación y el desarrollo del embarazo. Por esa misma razón, este tipo de pérdidas se produce con más frecuencia en mujeres con útero bicorne, septado o didelfo.

 

 

Por último, alteraciones hormonales pueden dificultar también este proceso de desarrollo precoz. Por ejemplo, enfermedades tiroideas, autoinmunes, trombofilias, déficit de progesterona, SOP, así como el consumo de tóxicos, como el alcohol.

Como ves, a excepción del consumo de sustancias tóxicas, ninguna de estas causas que se barajan tienen nada que ver con lo que hayas hecho o dejado de hacer. A veces al dolor de la pérdida, se le suma una sensación de culpa… “Podría haber guardado reposo, quizá si no hubiera ido al gimnasio, no tenía que haber mantenido relaciones sexuales, tenia que haberme dado cuenta antes…”.

Supongo que es una necesidad de tomar el control sobre el proceso… Pero no, no tiene nada que ver con lo que hayas hecho, no podías hacer nada en ese momento para prevenir ni para prever que esto pasaría, ni tampoco para cambiar el rumbo de la historia. NO HA SIDO CULPA TUYA, NO HA SIDO CULPA DE NADIE.

Síntomas del embarazo anembrionario

La sintomatología de un embarazo sin embrión es similar a la de un embarazo normal. Puedes sentir náuseas, somnolencia, tensión mamaria… Síntomas compatibles con el primer trimestre de embarazo, ya que se ha producido una implantación. El test de embarazo dará positivo igualmente, por tanto, es difícil saber si el embarazo es anembrionario sin una ecografía.

 

 

A veces, no se sabe hasta la primera ecografía, aunque lo más frecuente es que aparezcan síntomas como el sangrado y dolor abdominal mucho antes de las 12 semanas (entre las 5 y las 8 semanas) que pueden indicar un aborto en curso.

En la ecografía no se ha visto embrión, ¿qué puedo esperar?

No en todos los casos en los que se no se visualiza embrión o hay sangrado, serán embarazos anembrionarios. De hecho, hay que descartar una serie de diagnósticos diferenciales para estar seguros.

Por ejemplo, en gestaciones muy incipientes, a veces se visualiza el saco gestacional pero no el embrión, porque se ha ovulado más tarde y estás de menos semanas, con lo cual, habría que esperar. Si dos semanas o más después de esa eco, sigue sin verse embrión, entonces se confirmaría el diagnóstico.

En el caso de ver saco gestacional y vesícula vitelina, se realizará una nueva eco como mínimo a los 11 días para confirmar si el embarazo prosigue o no.

 

 

En caso de ver en la ecografía un saco gestacional vacío de más de 25 mm, también es criterio diagnóstico de embarazo anembrionario ya que con ese tamaño ya se debería visualizar el embrión.

Otros de los diagnósticos a descartar antes son el embarazo ectópico, el sangrado de implantación, enfermedad trofoblástica (mola), embarazo complicado (hematomas, etc.), o el pseudo saco gestacional que es una formación rellena de líquido uterino, pero no es un embarazo.

Si es un embarazo sin embrión, ¿qué pasa después?

Dado que la gestación no será capaz de proseguir, seguramente te plantearán alguna de estas tres opciones de tratamiento:

Manejo expectante

Se trata de hacer seguimiento, sin necesidad de medicación. Se plantea en abortos incompletos (hay sangrado ya y el cuello del útero está abierto). Lo más frecuente es que el proceso comience entre 7-14 días y tiene una eficacia (entendiendo eficacia como la finalización del embarazo y del proceso del aborto con el útero vacío) de entre 40-70%. Algunas mujeres prefieren esta opción para vivir el proceso de forma natural y suave, siendo en ciertas condiciones una opción igual de válida que la opción de la medicación (Cochrane 2017).

 

 

Utilización de medicación

Es un abordaje más eficaz (70-90%). Entre sus contras encontramos el dolor y el sangrado que también se pueden producir en el proceso natural. Esta opción se suele utilizar en embarazos de menos de nueve semanas o si se cumplen ciertas condiciones que lo hagan viable.

Legrado

Es la opción más eficaz pero la más invasiva. Indicada en caso de infección, enfermedad trofoblástica, sangrado excesivo, en caso también de que el abordaje con medicación no haya sido del todo eficaz o en embarazos de 9-12 semanas (sobre todo en caso de haber embrión).

Un duelo no reconocido por la sociedad

Si las pérdidas gestacionales en el primer trimestre, ya suponen un duelo muy poco validado en nuestra sociedad, el duelo por una gestación sin embrión, lo es menos aún. De forma equivocada, la gente piensa que duele menos o no cuenta.

Déjame decirte que tu duelo, tu tristeza, no depende en absoluto de las semanas de gestación ni de que hubiera o no embrión, porque lo que cuenta es lo que habías o habíais formado en torno a ese test de embarazo positivo.

Los planes que tenías, ese bebé que imaginabas, esa ilusión, esa vida que pasó por delante de tus ojos imaginando agarrarle la manita dentro de unos meses… Todo eso, era tuyo, era vuestro y merece ser tenido en cuenta.

Ese embarazo ha existido, para ti, para tu pareja, cuenta. Por eso tu duelo, vuestro duelo, merece ser respetado, el duelo no se minimiza, no se pone en duda… se acompaña.

 

 

Y tu duelo es tan válido como cualquier otro, da igual si estabas de cinco semanas o si estabas de 30. Tienes derecho a estar triste, enfadada, a que se respeten tus tiempos y a hablar de ello si lo necesitas y estás preparada.

Y si te apetece, puedes crear una cajita de recuerdos de esa estrellita, que estuvo ahí en vuestros corazones más allá del diagnóstico médico que haya. El test de embarazo, la ecografía, algo que le hubieses regalado… Todo lo que necesitéis para conmemorar que existió, que formó y formará parte de vuestra vida.

Por mi parte, si estás viviendo tu duelo, sólo puedo mandarte un abrazo gigante… No puedo imaginar tu dolor, porque no lo he vivido, pero puedo leerte y estar a tu lado si lo necesitas. De hecho, en la Tribu CSC te ofrecemos un espacio seguro donde poder desahogarte, sin juicios, y todo el apoyo y acompañamiento que necesites.