Muchas veces actuamos con nuestros hijos como nuestros padres lo hacían con nosotros. En ocasiones esto sucede incluso sin darnos cuenta; otras veces, en cambio, reproducimos orgullosamente lo que vimos que hacían nuestros padres con…
El duelo gestacional es, por lo general, un duelo que pasamos en soledad. No se habla de él, resulta incómodo, se evita. Los niños y las niñas no se mueren. Y menos, antes de nacer.
Duelo gestacional, un tabú social
Al hablar de duelo gestacional, utilizamos frases hechas para evitar hablar del tema, para evitar que tú misma o tú mismo, hables del tema. Es un duelo que se pasa en soledad. Y no es porque otro tipo de duelos duelan más (valga la redundancia), en absoluto, es simplemente porque es un tabú.
Parece que si no se habla de ello, no existe. Y este es precisamente el gran error. Hay que hablar de ello, hay que apoyar el dolor de esa familia, darle el espacio y el valor que tiene esa pérdida.
El duelo gestacional se denomina también duelo invisible. Y es tremendamente injusto porque es precisamente el hecho de hablar de un bebé que ha muerto durante la gestación lo que ayuda a curar esa herida, que le da valor como ser humano que estuvo ahí aunque se marchó demasiado pronto. Y que concede, de alguna manera, el derecho a esos padres a llorarle y pasar ese duelo para sin olvidar, comenzar a superar esa pérdida.
El amor antes del nacimiento
Las madres tienen, casi desde el minuto cero que saben que están embarazadas, una conexión con ese embrión que está creciendo en su interior. Es más, si el embarazo ha sido planeado, ese bebé ya existía en su cabeza. Ya lo ha imaginado. Ya ha comenzado a quererle incluso antes de tenerlo en su vientre. Y por eso no hay pérdidas que deban ser más ni menos.
No podemos medir el dolor emocional en grados. No podemos juzgar si una madre, un padre, están sintiendo más o menos dolor dependiendo del momento del embarazo en el que hayan perdido a su bebé porque desconocemos las circunstancias que rodeaban a ese embarazo. Y sobre todo, intentar acotar el dolor que una persona siente es tremendamente injusto e irracional.
Ocurre que dentro del tabú que ya supone la muerte gestacional, existe incluso una barrera más profunda que nos habla de tiempos de gestación. Es probable que si sufrimos la pérdida durante el primer trimestre, tengamos que escuchar “bueno, aún no era nada”, “seguro que sufría alguna malformación, la naturaleza es sabia” o “enseguida te volverás a quedar embarazada”. Y sí, es muy probable que las personas que te digan este tipo de afirmaciones, no lo hagan realmente con mala fe. Es muy probable que, de hecho, quieran reconfortante aunque el resultado sea todo lo contrario.
Para la mayoría de las madres y los padres perder un embarazo no es perder un feto o un embrión, es perder a su bebé y esto no varía según la edad más o menos avanzada del embarazo. No le quita importancia, sea la semana tres o la 30. No existe, como decíamos, una tabla de gráficas cuyas variables sean “a más o menos edad gestacional, más o menos dolor”.
El lenguaje
En caso de duelo gestacional debemos evitar desviar ese duelo, por ejemplo, hablando del futuro con afirmaciones como “seguro que pronto tendrás un bebé sano” o “a mi vecina también le ocurrió y luego tuvo más hijos sin problema”. Proyectarse en un futuro no ayuda en el presente a ese dolor emocional. El consuelo, el apoyo, se necesita aquí y ahora.
Si lo vives en primera persona, es recomendable cuando escuches este tipo de mensajes, en lugar de asentir y masticar el dolor hacia dentro, tratar de transmitir esto a las personas que nos rodean para que ellas también encuentren la manera de poder acompañar en esos momentos tan duros.
Comparar con otras mamás o papás tampoco ayuda, cada pérdida es propia y debe ser aceptada, llorada y superada de forma concreta. Por eso, tampoco tiene cabida hacer alusión a otros hijos o hijas argumentando que debemos estar agradecidas por ellos. Ni pensar que la naturaleza es sabia y ha sido para bien.
Utilicemos el lenguaje de forma adecuada y pidamos a nuestro alrededor que lo haga también. Es necesario para que socialmente se comiencen a cambiar las tornas en cuanto a la pérdida gestacional; y para que cuando en nuestro entorno, o nosotras mismas, tengamos que atravesar una situación de duelo gestacional, encontremos ese reconocimiento tan necesario a nuestra pérdida.
La maldita culpa
La maldita culpa que también, muy probablemente, aparezca, intentando culparte de haber perdido el embarazo. Pensando “¿Qué he hecho mal?”, “¿Fue por ese día que estuve andando tantas horas?”, “¿O porque cogí peso?”, “¿Quizá aquello que comí?”, “¿Falta de descanso?”… O culpando a tu cuerpo, asumiéndolo como imperfecto, como defectuoso… “¿Por qué falla en algo para lo que, se supone, está programado?”
Estos sentimientos son totalmente normales. Es habitual tenerlos en algún momento de la pérdida, pero nunca, asumirlos como una carga. Tú no tienes la culpa de lo que ha ocurrido. Tu cuerpo, tampoco.
Un alto porcentaje de los abortos no se sabe por qué ocurren, pero aún cuando sí se sepa la razón, en realidad, es un diagnóstico para tratar de evitar que vuelva a ocurrir en caso de que sea por causas que se pueden prevenir, pero nunca para fustigarnos por haber ocurrido. Es importante liberarse de ese sentimiento para poder vivir el dolor sin culpa.
El reconocimiento
Es imprescindible hablar de pérdidas gestacionales, por mucho que sea un tabú, por mucho que la sociedad quiera mirar hacia otro lado. Forma parte de la maternidad y la paternidad. Forma parte de la realidad de muchas mujeres que se ven solas en el proceso, muchas veces incomprendidas incluso por sus seres queridos.
Y, sobre todo, es necesario que el dolor, el duelo, sea reconocido, sea respetado, sea abrazado. No diciendo frases hechas que intenten eludir ese momento, no quitándole importancia, sino demostrando el apoyo en un silencio que acompaña, un abrazo que reconforta, un estoy aquí y te escucho porque tienes todo el derecho a estar enfadada, a estar triste, a ponerle nombre y palabras a esos sentimientos… O a no decir absolutamente nada.
Y si necesitas ayuda, no dudes en buscar un grupo de apoyo especializado en pérdidas perinatales. También puedes buscar el asesoramiento de un/a psicólogo/a experto en el tema o acudir a la Tribu CSC, donde encontrarás el apoyo de otras familias y especialistas que estarán encantados/as de ayudarte y poder acompañarte en estos momentos.
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1 comentarios en "Duelo gestacional: Superar sin olvidar"
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Me encanto este artículo siento que comprende el momento que estoy pasando