La leche materna que “ya no alimenta” a los bebés grandes resulta que aporta más energía que la leche de vaca

Solo madre e hijo/a deben decidir hasta cuándo mantener la lactancia. Dar el pecho más allá de los dos años de vida sigue siendo beneficioso para ambos

Artículo publicado el 23 Ago 2022 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 1 abril, 2024

Miles de madres que han asistido a la consulta de pediatría, enfermería u obstetricia han recibido el consejo de destetar a sus bebés porque se les dice que, a partir de los 6 o 12 meses, su leche es “aguachirri”, ya no alimenta o que ya no es lo que era al principio. Esto lleva a muchas madres a preguntarse: ¿Cuándo pierde nutrientes la leche materna?

La respuesta es NUNCA. La evidencia científica lo demuestra: la leche materna es buena a cualquier edad.

¿Cuándo pierde nutrientes la leche materna? ¡Nunca!

En las Recomendaciones sobre lactancia materna del Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría hablan, literalmente, de la “superioridad de la leche materna”, ya que se trata de un alimento que se adapta a las necesidades nutricionales del niño en cualquier etapa, siendo el único alimento que existe que es personalizado, único y exclusivo para cada bebé. Es decir, no solo es un alimento que lleva nombre y apellidos (los de tu peque), sino que lleva su carnet de identidad, porque se va adaptando según sea la edad.

La superioridad de la leche materna

La superioridad de la leche materna viene determinada especialmente por su composición, que se adapta a las necesidades del lactante y varía a lo largo de la lactancia, a lo largo del día, e incluso a lo largo de cada toma”.

Pero es que además resulta que la leche materna no se degrada ni pierde propiedades con el paso del tiempo, porque sigue cambiando su composición para adaptarse a los requerimientos de crecimiento, desarrollo y nutrición del niño o la niña.

 

¿Cuando pierde nutrientes la leche materna?

 

¿Qué aporta la leche materna después de los 2 años?

Pues, de hecho, lejos de ser “aguachirri”, tiene más grasa, dado que un niño de dos o más años necesita un aporte de calorías superior a la de un bebé, aportando de esta forma un porcentaje importante de los requerimientos diarios de un peque de esta edad. A lo que hay que añadir que mantiene las mismas ventajas y beneficios en la salud física y emocional del pequeño, los cuales se prolongan en el tiempo, hasta la edad adulta y van más allá de las ventajas físicas:

“Parte de los efectos beneficiosos que la lactancia materna ejerce sobre el desarrollo psicomotor del bebé no están relacionados directamente con la composición de la leche sino con el acto de amamantar que conlleva una proximidad y contacto estrecho y frecuente madre-hijo: el intercambio de miradas, el bebé se siente abrazado, la succión directa del pecho materno que provoca en la madre la síntesis de hormonas como la oxitocina y la prolactina, todo lo cual establece un vínculo especial que se traduce en niños más equilibrados psicológicamente y con menos problemas de conducta, hiperactividad, depresión y ansiedad, incluso en la adolescencia, recuerda en sus recomendaciones la AEP.

 

¿Cuando pierde nutrientes la leche materna?

 

Así pues, las ventajas del amamantamiento se prolongan hasta la edad adulta y son tanto más numerosas cuanto más se prolonga la lactancia:

“Por todas estas razones y de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Academia Americana de Pediatría (AAP), el Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría recomienda la alimentación exclusiva al pecho durante los primeros 6 meses de vida del niño y continuar con el amamantamiento junto con otros alimentos que complementen la alimentación hasta los 2 años o más, mientras madre e hijo lo deseen.”

Entonces, ¿hasta cuándo amamantar?

Tanto la OMS como la AEP y la AAP recomiendan la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad y con una alimentación complementaria adecuada, hasta los dos años de vida o más. Tal y como expresa el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría:

“A partir de los 6 meses, y hasta el año de edad, después de la toma al pecho se le pueden ofrecer paulatinamente otros alimentos. De esta forma el bebé los aceptará mejor y aseguraremos que recibe todas las calorías y nutrientes que necesita

Madre e hijo/a deben decidir hasta cuándo mantener la lactancia. Dar el pecho más allá de los dos años de edad del lactante, aunque poco frecuente, sigue siendo beneficioso para ambos.

Cuando llegue el momento del destete, se realizará de forma  progresiva y lenta, para evitar problemas tanto al bebé como a su madre”.

 

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Ese “aguachirri” que te han dicho que ya no alimenta a a tu bebé a partir de los 6-12 meses aporta más energía que la leche de vaca

Desde hace millones de años las crías mamíferas se alimentan y sobreviven gracias al pecho materno. Cualquier bebé, da igual su especie, tiene el alimento asegurado a través de la leche de su madre. Sin embargo en el presente, por causa de las costumbres de las últimas décadas, es frecuente que los bebés sean amamantados durante unos pocos meses y luego pasen a tomar biberón de fórmula para, finalmente, acabar consumiendo leche de vaca.

La costumbre y la repetición de este hábito “moderno” ha hecho que mucha gente considere que esto es lo “normal”, y que se extienda la falsa creencia de que la leche materna no tiene sentido más allá de los 6 meses o, en el mejor de los casos, de los 12, momento en el que se dice que es “aguachirri” justo cuando, en realidad, aporta más energía que la leche de vaca.

La incorporación de la madre al trabajo a los pocos meses de haber dado a luz también ha contribuido de forma importante a que las necesidades de nuestros bebés queden en un segundo plano para una sociedad a la que solo le interesa que sigamos produciendo cuanto antes, trabajando como si no tuviéramos hijos/as y criando como si no tuviéramos que trabajar. De esta forma, se dificulta enormemente la lactancia materna y que las madres puedan atender adecuadamente a sus bebés.

 

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“Eso ya no es leche ni es . Dale leche de verdad”

Este comentario gratuito y anticientífico es otra manera de denigrar la capacidad natural de la madre lactante en peques de más de un año de edad que, desgraciadamente, aún está en boca de muchos profesionales y también en boca de la gente de a pie, que también se toma la libertad de opinar y aconsejar libremente, sentenciando que un niño o una niña “de esa edad” lo que tiene que beber es leche de vaca, o sea, “leche de verdad”.

Y si la madre está informada (y su pareja también, ya que es un pilar de apoyo fundamental), no pasa nada; el problema viene cuando te lo dicen y te lo repiten con convicción y vehemencia, incluso los profesionales, pues llegas a preguntarte ¿Cuándo pierde nutrientes la leche materna?, y te generan inseguridad y falta de confianza en ti misma, hasta acabar pensando que tal vez no lo estés haciendo bien, y tu hijo o tu hija quizás necesite leche de vaca, yogures y queso, porque ¿y si resulta que no lo está recibiendo en cantidad por tu convencimiento de que estás dándole lo mejor?

Así es como se echan a perder muchas lactancias, y son muchas las madres lactantes que a menudo preguntan si ya deberían empezar con los yogures antes del año, si tendrían que ir dando queso al bebé o si sería mejor quitarle una toma de pecho para sustituirla por leche de vaca. Si este es tu caso, y tienes dudas al respecto, puedes consultar online en la Tribu CSC a nuestra consultora de lactancia Inma Mellado, experta IBCLC, monitora de La Liga de la Leche, Máster en Nutrición Pediátrica y presidenta de la Asociación Española de Consultoras Certificadas en Lactancia Materna.

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¿Cuando pierde nutrientes la leche materna?

 

Tu “aguachirri” tiene más calorías que la leche de vaca

Son muchas las diferencias entre la leche materna y la leche de vaca. Una de ellas, la más evidente, es que la leche humana es específica de la especie humana, y por lo tanto está más adaptada para los bebés que la leche de vaca. Pero esto no es todo: la leche humana es específica para cada bebé, ya que la leche varía entre bebés, y en un mismo bebé varía a medida que crece, y varía también en el día a día, e incluso de toma en toma. La leche de vaca no tiene nada de eso.

Y hay más diferencias. No solo la leche materna se adapta nutricionalmente al bebé, es que además aporta defensas de la madre al bebé, algo que tampoco puede hacer la leche envasada. Y tiene, entre otras cosas, proteínas que el cuerpo humano reconoce sin problemas (las proteínas de la leche de vaca producen alergia en muchas ocasiones), y además es mucho más digestiva.

Pero vamos a centramos en las calorías, para demostrar que la leche materna no se convierte en “aguachirri” ni empeora con el tiempo, y mostrar que “lo normal” no es dejar una para dar la otra. Si pasa, que sea porque la madre quiere que pase, no porque está convencida de que lo mejor para su hijo es darle menos teta y más leche de vaca porque, nutricionalmente hablando, no es cierto.

 

¿Cuando pierde nutrientes la leche materna?

 

Energía en la leche de vaca vs energía en la leche materna

Sabemos que un litro de leche de vaca aporta 674,27 Kcal. Si transformamos este valor a energía (kJ = kiloJoules) tenemos que aporta 2.821,14 kJ por litro.

En el año 2005 se publicó un estudio en el que se analizó la leche materna más allá de los 12 meses de lactancia, con la intención de dar respuesta a la duda que hoy explicamos. El estudio fue publicado en la prestigiosa revista especializada Pediatrics y en él se comparó la leche de madres que estaban amamantando a bebés de entre 12 y 39 meses con la leche de madres que amamantaban a bebés de entre 2 y 6 meses.

Se comprobó que la leche que recibían los bebés menores de 6 meses aportaba de media 3.103,7 kJ por litro, con variaciones de hasta 863 kJ por arriba y por abajo (la leche de algunas madres aportaba cerca de 2.300 kJ y la de otras aportaba cerca de 3.900 kJ). Así, lo esperable según la lógica popular era que, al analizar la leche de los bebés mayores de 12 meses, vieran que la energía aportada era cada vez menor. Así sería cierto eso de que “si quieres puedes seguir dándole, pero ya es como si tomara agua”.

Pero no. Lo que vieron fue que la leche de las madres lactantes con hijos/as de entre 12 y 39 meses les aportaba una media de 3.683,2 kJ por litro, con variaciones de hasta 1.032 kJ tanto por arriba como por abajo (la leche de algunas madres aportaba cerca de 2.700 kJ, mientras que la leche de otras llegaba a aportar 4.700 kJ por litro). Si volvemos a pasar estos datos a calorías, estaríamos hablando de que la leche de vaca aporta unas 67 kCal por 100 ml, mientras que la leche materna de los niños que ya caminan aporta una media de 88 kCal/100 ml (entre 64,5 kCal y 112 kCal por 100 ml).

 

¿Cuando pierde nutrientes la leche materna?

 

Lactancia materna, ¿hasta cuándo?: La OMS recomienda lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses y continuar hasta los 2 años o más, con la introducción de alimentos complementarios a los 6 meses

Es más, tanto la OMS como UNICEF recomiendan:

  • Inicio temprano de la lactancia materna dentro de la hora siguiente al nacimiento.
  • Lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida.
  • Lactancia materna continua hasta los 2 años de edad o más, con la introducción de sólidos complementarios nutricionalmente adecuados y seguros a los 6 meses.

Hasta aquí la evidencia científica. Ahora que cada cual saque sus propias conclusiones. Si una madre amamanta a su hijo por encima de los 6, 12 o 24 meses, es ella la que debe decidir hasta cuándo seguir. Ella y su bebé. Y nadie más.

Y cualquier consejo nutricional al respecto debe ofrecerse tomando esto en consideración: la leche materna siempre es mejor que la leche de vaca. La leche materna se reconoce como el alimento idóneo para todos los niños y niñas por sus probados beneficios en la salud de la madre y del peque.

 

¿Cuando pierde nutrientes la leche materna?

 

Además, os animo a leer el informe del PAPPS –el Programa de Actividades Preventivas y de Promoción de la Salud de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria–, sobre lactancia materna, que además destaca no solo los importantes beneficios que la leche humana tiene para el bebé, sino también para la madre (hay numerosos estudios que muestran cómo dar el pecho preserva a la madre lactante de enfermedades tales como el cáncer de mama, cáncer ovárico premenopáusico, cáncer de útero y de endometrio, hipertensión, diabetes tipo 2 e infarto de miocardio).

Dado el efecto protector de la lactancia materna en la salud del niño y de la madre, la PAPPS concluye que:

Si en Estados Unidos se cumpliera la recomendación de la OMS sobre la duración de la lactancia materna se evitarían cada año, en base a estas 14 enfermedades mencionadas –anteriormente, en su informe–, 3.340 muertes (2.619 de mujeres y 721 de niños), y además se podrían ahorrar anualmente unos 14.200 millones de dólares”.

Por tanto, es más que evidente que el apoyo a la lactancia materna debería ser una prioridad para todos los profesionales sanitarios, y quizás haya llegado ya el momento de dejar de animar a las madres a cambiar la leche materna por la de vaca. Porque ya lo dice el dicho: “Más vale leche de madre conocida que de vaca anónima”.

 

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