La alergia a la leche y la intolerancia a la lactosa se suelen confundir con frecuencia, y no tendría mayor importancia si solo se tratara de una cuestión de nombres. Pero puede tener consecuencias graves…
La intolerancia a la lactosa en niños y niñas es una situación rara y generalmente transitoria porque los niños, como mamíferos que son, están preparados para digerir la lactosa, el azúcar natural de la leche. Pero ¿qué pasa si un niño toma leche sin lactosa? ¿Qué pasa si le doy a mi bebé leche sin lactosa sin ser intolerante?
¿Cómo saber si mi bebé necesita leche sin lactosa?
La lactosa está naturalmente presente en la leche materna, al igual que está en la leche de todos los mamíferos. Está compuesta de 2 moléculas de azúcares simples que en este caso son la glucosa y la galactosa. Cuando la lactosa llega al intestino, una enzima que se encuentra en la superficie de la mucosa intestinal, la lactasa, divide la lactosa en sus componentes para que se puedan absorber.
Cuando hay alguna enfermedad que altera la mucosa intestinal, la actividad de la lactasa disminuye considerablemente llegando a desaparecer por completo, pero se recupera en cuando mejora la enfermedad causal. En los menores la causa más frecuente de intolerancia a la lactosa son las gastroenteritis. Cuando un virus o una bacteria producen diarrea, la superficie intestinal se altera y la actividad de la lactasa disminuye y la lactosa se absorbe mal, produciendo los síntomas típicos de la intolerancia y prolongando la diarrea. Como hay una causa desencadenante, esta intolerancia se denomina intolerancia secundaria a la lactosa.
Cuando no hay una causa desencadenante, hablamos de una intolerancia primaria a la lactosa y es muy frecuente en personas adultas, pero muy rara en niños. Es un trastorno genéticamente determinado y varía mucho según el origen. En población española afecta hasta un 15% de personas, pero en población de origen africano o asiático puede llegar hasta el 80%. En estos casos, la lactasa empieza a disminuir su actividad a partir de los 2 ó 3 años y los primeros síntomas pueden notarse a partir de los 3 ó 5 años.
¿Cuándo se debe tomar leche sin lactosa? De forma natural la persona deja de tomar lácteos cuando tiene una intolerancia y comienzan a sentarle mal con dolor y distensión abdominal, gases, náuseas y vómitos y, en los casos más intensos, diarrea ácida y explosiva que puede irritar la zona perianal tras tomar leche. Pero la causa de esta intolerancia no es solo genética. También influye la dieta.
Así que, en este sentido: ¿Qué es más sano, leche con lactosa o sin lactosa?
¿Qué es mejor la leche con lactosa o sin lactosa?
¿Es bueno tomar leche sin lactosa? Los adultos no necesitan tomar leche. El ser humano es el único mamífero que puede continuar tomando leche después del período de lactancia, y lo puede hacer gracias a que la actividad de la lactasa se mantiene si hay un consumo continuado y más o menos frecuente de leche pasados los primeros años de vida en los que el bebé se alimenta fundamentalmente de leche. Esta exposición continuada a los lácteos estimula la síntesis de la lactasa y la leche y sus derivados se puede seguir tomando sin problemas porque se digiere y se aprovecha bien.
Pero si una persona genéticamente predispuesta decide por cualquier motivo dejar de tomar leche sin un diagnóstico de intolerancia, lo que puede suceder es que deje de producir lactasa, porque no es necesaria. Y si en un futuro vuelve a tomar algún lácteo, al no haber lactasa disponible, la lactosa no se podrá separar en sus componentes para absorberse y pasará íntegra al intestino donde será fermentada por las bacterias intestinales produciendo los molestos síntomas de la intolerancia.
La lactosa es el azúcar natural de la leche y la leche es un alimento saludable, incluso después del período de lactancia. Su contenido en calcio constituye una fuente de fácil absorción, ya que la lactosa contribuye a que se asimile más fácilmente lo que la hace un recurso estupendo para aportar este nutriente, aunque haya muchas otras opciones para tomar calcio.
La leche no produce mocos, es un mito muy extendido, pero es falso. Las grasas de la leche, aunque son grasas saturadas, han demostrado que no son perjudiciales para la salud. La leche es un alimento interesante incluso después del período de lactancia. Dejar de tomar leche sin ser intolerante puede finalmente desencadenar una intolerancia, por lo que evitar este alimento debe considerarse con cuidado, sobre todo en alimentación infantil.
Si quieres más información o necesitas asesoramiento profesional, estaré encantada de atenderte en la Tribu CSC, donde además puedes consultar al resto de miembros de nuestro equipo de expertos en salud materno-infantil y crianza respetuosa.
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