¿Qué es el meconio del recién nacido? ¿Cómo se produce? ¿Por qué está formado? ¿Cuánto tarda en salir? ¿Hasta cuándo es normal que lo expulsen los bebés? ¿Por qué es tan importante? Resolvemos todas tus…
Artículo publicado el 24 Ago 2021 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 24 agosto, 2021
El meconio es la caquita que se acumula en el intestino del bebé durante el embarazo. Se expulsa por lo general a lo largo de las primeras 24 horas tras el parto. La ciencia revela que esos restos de aspecto pegajoso y negruzcos pueden claves para entender el riesgo que tendrá el bebé de desarrollar alergias en el futuro. Es decir, que el meconio puede ayudar a predecir alergias.
Al menos es la conclusión de un estudio publicado en primavera y liderado por la University of British Columbia (Canadá). Los investigadores han demostrado que la composición del meconio está asociada con el riesgo de desarrollar alergias durante el primer año de vida.
A través de un análisis comparativo, han determinado que los bebés cuyo meconio tenía una composición menos variada tenían más probabilidad de desarrollar una alergia. Por su parte, los que expulsan un meconio más diverso disminuyen la probabilidad de desarrollar alguna alergia.
También se han hallado grupos de bacterias en el meconio que pueden desempeñar un papel importante en el desarrollo y maduración de la microbiota del bebé.
Análisis del meconio de un centenar de bebés
Para determinar que la composición del meconio puede ayudar a predecir alergias, el estudio analizó muestras del meconio de 100 bebés. Se publicó en abril de 2021 en la revista científica Cell Report. Estos bebés están inscritos en el Estudio de Cohortes Child. Se trata de un proyecto de investigación muy ambicioso. Los investigadores implicados van a realizar un seguimiento de los participantes a largo plazo, desde la mitad del embarazo hasta la niñez y la adolescencia.
El meconio está compuesto de distintos materiales que el feto ingiere durante el embarazo, desde células de la piel a líquido amniótico. Pero también está compuesto por múltiples moléculas procedentes de los procesos químicos y digestivos que se producen a consecuencia de los procesos metabólicos del organismo y que se conocen como metabolitos.
El conjunto de estos metabolitos se llama metaboloma. Según el estudio, los bebés que desarrollan una sensibilización alérgica (atopia) al año de edad tienen un metaboloma intestinal menos diverso al nacer que los que no son propensos a padecer alergias.
Para los investigadores, la composición del meconio es clave. Este nos revela las sustancias a las que ha estado expuesto el bebé durante la gestación y constituye el alimento inicial de las primeras bacterias de la microbiota del bebé.
La microbiota está compuesta por miles de millones de microorganismos. Nos ayuda a digerir los alimentos, modula nuestro sistema inmune y optimiza el aprovechamiento energético de la dieta.
¿Por qué es importante que el meconio ayude a predecir alergias?
Charisse Petersen, investigadora asociada en el Departamento de Pediatría de la University Of British Columbia y autora principal del estudio compara el meconio con una “cápsula del tiempo, que revela a qué estuvo expuesto el bebé antes de nacer. Contiene todo tipo de moléculas con las que la madre ha estado en contacto y que han sido acumuladas mientras estaba en el útero, y luego se convierte en la fuente de alimento inicial para los primeros microbios intestinales”.
El estudio ha logrado un alto grado de precisión a la hora de determinar qué bebés desarrollarán alta sensibilidad alérgica al año de nacer. En concreto, el porcentaje de fiabilidad es del 76%. Las predicciones se han realizado usando un algoritmo en el que los investigadores combinaron meconio, microbios y datos clínicos.
Para Stuart Turvey, codirector del estudio y profesor del Departamento de Pediatría de esta universidad canadiense, es un paso importante en la prevención de las alergias y del asma:
“Sabemos que los niños con alergias tienen el mayor riesgo de desarrollar asma también. Ahora tenemos la oportunidad de identificar a los bebés en riesgo que podrían beneficiarse de las intervenciones tempranas. Incluso antes de que comiencen a mostrar signos y síntomas de alergias o asma más adelante en la vida ”.
Es, pues, un gran paso para la prevención de enfermedades. Más, teniendo en cuenta, que la aparición de alergias en los niños está aumentando y se está adelantando como ya os contamos en este post.
¿La colonización de la microbiota del bebé empieza en el útero?
Hasta hace pocas décadas se pensaba que la placenta, el feto y el propio útero de la mujer era estéril para proteger al futuro bebé. De este modo, el primer contacto con los microorganismos que formarán la microbiota del bebé se produce en el parto. De ahí los beneficios que suponen el parto vaginal frente a la cesárea para el desarrollo de una microbiota saludable. Esta transmisión de los microbios “buenos” se puede realizar incluso tras una cesárea si se expone al recién nacido a las secreciones vaginales de la madre.
Sin embargo, existe un debate científico sobre si esos primeros microorganismos ya se transfieren en el vientre de la madre, antes de nacer. Una controversia recogida incluso por la Revista Nature. Lo cierto es que en el 2014 un equipo de investigadores liderado por la doctora Kjersti Aagaard del Colegio de Medicina Baylor de Houston, identificó ADN bacteriano en el tejido placentario.
Hasta entonces cualquier tipo de bacteria en la placenta o el líquido amniótico tenía la consideración de infección intrauterina. Poco después, otro neonatólogo estadounidense, Josef Neu, de la Universidad de Florida, identificó ADN bacteriano en el meconio de los recién nacidos. Lo recoge este artículo del doctor José Uberos del Hospital San Cecilio de Granada.
Y el estudio canadiense no sólo ha descubierto que el meconio puede ayudar a predecir alergias. También ha encontrado que la reducción de ciertas moléculas está asociada con cambios en grupos bacterianos clave en el desarrollo y la maduración de la microbiota del bebé. Tal y como resume la doctora Petersen, directora del estudio:
“Este trabajo muestra que el desarrollo de un sistema inmunológico y una microbiota saludables en realidad puede comenzar mucho antes de que nazca un niño. Y señala que las pequeñas moléculas a las que está expuesto un bebé en el útero juegan un papel fundamental en la salud futura”.
Tras el parto, el sistema digestivo del recién nacido pasa de una esterilidad relativa a una densa colonización en pocas semanas. En este momento va a influir mucho la alimentación del lactante. Los bebés que reciben lactancia materna tendrán una microbiota más saludable que aquellos que son alimentados con fórmula.
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