Los percentiles son un motivo de preocupación para muchas familias, sobre todo cuando los niños no comen, o no crecen como nos gustaría. Pero ¿qué significan los percentiles y qué relación tienen con el crecimiento?…

Todos hemos escuchado alguna que otra vez que la alimentación tiene un fuerte impacto sobre nuestra salud. Seguro en más de una ocasión habéis oído frases del tipo “somos lo que comemos” o “dime qué comes y te diré quién eres”. Por eso la nutrición de un bebé es tan importante para su salud presente y futura.
Aprovechando que el 7 de abril es el Día Mundial de la Salud, resaltamos el valor de la nutrición en los primeros meses de vida de nuestro bebé para sentar las bases de su salud presente y futura.
La realidad es que, más allá de esas frases, en general somos poco conscientes de cuánto puede nuestra salud llegar a depender de nuestra alimentación. El vínculo, la relación entre alimentación y salud, es tal que podemos hablar de la importancia de la alimentación en cualquiera de las distintas etapas de la vida.
Pero sin duda, hay una etapa donde la alimentación juega un papel primordial sobre nuestra salud. Y es en el momento de la concepción.
La alimentación en el embarazo
La alimentación que una madre lleva durante el embarazo va a ser un marcador fundamental para programar metabólicamente al bebé que lleva dentro. Programar en él un patrón mejor o peor de salud/enfermedad.

Una madre que durante el embarazo coma “mal”, abuse de alimentos insanos y gane más peso del recomendado va a imprimir en los genes de su hijo una mayor tendencia a padecer ciertas enfermedades durante la gestación y en la edad adulta. A este proceso se le conoce como “impronta genética o programación metabólica”.
Este proceso de grabación en los genes de las personas, esa predisposición a estar más o menos sano, se remonta no solo al momento de la concepción, sino mucho antes: antes, de hecho, de que un hombre y una mujer decidan concebir un hijo. Y es que el estado de salud, el hábito alimentario y el peso que ambos progenitores tengan justo antes de la concepción ya va a afectar a la salud de su bebé.
Por eso, cuando decidimos buscar un bebé es bueno que partamos de un buen estado de salud y un correcto hábito alimentario. Esta modulación continúa durante el embarazo y no termina cuando se da a luz, sino que se prorroga hasta los dos años.
Los primeros 1000 días de la nutrición de un bebé
Esto es lo que conocemos como “ventana de oportunidad”. La ventana de oportunidad hace referencia a los 1000 primeros días de vida de una persona, contados desde el momento de la fecundación. Es decir, incluye los 270 días de embarazo y los 730 días de los 2 primeros años de vida del niño.
Desde el momento del parto y hasta que el bebé cumple los 2 años los órganos siguen formándose y creciendo a gran velocidad. Es por ello que con una buena alimentación aún podemos modificar la predisposición del niño a estar sano o a enfermar.
Por eso la fase de lactancia materna exclusiva, los meses de introducción de la alimentación complementaria y el segundo año de vida del niño donde ya instaura hábitos de alimentación son claves y van a determinar en gran medida que en la edad adulta gocen de buena salud o por el contrario tengan tendencia a padecer ciertas enfermedades como diabetes, hipertensión y obesidad.

Es fundamental, para prevenir las crecientes tasas de obesidad en nuestra población, que nos centremos en ofrecer un buen asesoramiento a las familias que esperan un bebé en materia de lactancia y alimentación complementaria, ya que las decisiones que se toman en los primeros años de vida son fundamentales.
Necesitamos profesionales actualizados y concienciados
Lamentablemente, en muchos centros de España, la formación en lactancia por parte de los profesionales sanitarios que asesoran a las madres y padres cuando tienen un hijo deja mucho que desear (en algunos es maravillosa, ojo., pero debería ser así en la mayoría de los casos).
Son muchas las ocasiones en las que se dan consejos desfasados. Hay falta de información o se transmiten mitos, y esto hace que las familias tomen en muchos casos decisiones, y realicen acciones, que no son adecuadas. La presencia de dietistas-nutricionistas en el sistema público de salud que puedan asesorar a las familias cuando llega el momento de comenzar con la alimentación complementaria sería una forma fantástica de promocionar la salud a través de la prevención.
Mamás y papás que leéis estas palabras: leed, leed mucho, no solo esto, sino libros, acudir a seminarios, a charlas y tened vuestro propio criterio. Cuidaos mucho desde el momento que tomáis la decisión de traer un hijo al mundo, aprovechad ese maravilloso momento para empezar a llevar unos hábitos lo más saludables posible, si no por vosotros, al menos por el bebé que llega, ya que vuestra alimentación no solo le vendrá bien para lograr una buena programación metabólica, si no que con ella luego seréis, para él, un buen ejemplo a seguir, un modelo a imitar.
Y si necesitáis asesoramiento profesional podéis contactar online con todo nuestro equipo de profesionales en salud materno-infantil en la Tribu CSC durante todo un mes gratis.
Autor/a

Natalia Moragues
Mamá de 2. Dietista-Nutricionista y Farmacéutica. Experta en alimentación Infantil, embarazo y obesidad.
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