A mi peque le molestan las etiquetas de la ropa: ¿Qué puedo hacer?

Hay niños maniáticos con la ropa, les molestan las etiquetas, le aprietan los calcetines, es una pelea que deje sus zapatos de siempre para utilizar unos nuevos, no le gusta nada pasar de la manga larga a la manga corta, imposible ponerle gorras y otras cosas en la cabeza, etc. Son peques que parecen tener una hipersensibilidad sensorial.

¿Cómo son los niños con hipersensibilidad?

Hay niños y niñas muy sensibles, tanto que hay múltiples actividades del día a día que pueden resultar un auténtico desafío. Y es que, habitualmente, esto no se queda en temas de ropa, no, sino que afecta a la participación en tareas cotidianas como el aseo personal, la alimentación o incluso el juego.

Lavarles la cabeza o desenredarles el pelo, cortarles las uñas o cepillarles los dientes pueden suponer una odisea, dificultando mucho el día a día. Puede haber miedo a ruidos inesperados, rechazo a manipular muchas texturas, sobre todo aquellas que les manchan las manos como la pintura de dedos, la plastilina, la arena de la playa o el césped del parque. Y sí, muchas veces también encontramos dificultades en la alimentación, mostrándose muy selectivos, comiendo solo determinados alimentos o texturas muy concretas.

 

 

Se trata realmente de una manera diferente de percibir y procesar la información sensorial, tanto la de los estímulos que le rodean como la de su propio cuerpo. Si tenemos esto en cuenta, entenderemos mejor que el comportamiento de nuestro peque, esas negativas o rabietas que aparecen al exponerle a estas situaciones cotidianas, no son un capricho, si no que realmente le general malestar.

Pero ¿por qué le pasa esto a mi peque?

Hay condiciones del neurodesarrollo, como el autismo, que llevan aparejadas estas diferencias en el procesamiento de la información sensorial en un porcentaje muy alto, se habla de que hasta un 90% de las personas con esta condición tienen una forma particular de procesar la información sensorial.

Otras personas con neurodivergencias como el TDAH, las Altas Capacidades, o los trastornos del lenguaje, también tienen una mayor prevalencia en cuanto a la presentación de un procesamiento de la información sensorial particular. Haber nacido prematuro, con síndrome de Down, X Frágil u otros, también pueden ser condiciones que favorezcan la coexistencia de esta manera desajustada de recibir y procesar la información sensorial.

 

 

No obstante, hay peques y adultos, que tienen un desarrollo y funcionamiento considerados como típicos, y que presentan muchos de los comportamientos antes mencionados. En estos casos podríamos estar ante niños y niñas que presentan disfunciones del procesamiento sensorial o un nivel de sensibilidad más elevado. Explicaremos a continuación en qué consiste cada una de estas condiciones.

Personas altamente sensibles

Cuando hablamos de personas altamente sensibles o PAS, o en este caso en concreto de niños altamente sensibles o NAS, estamos hablando de peques con un nivel de sensibilidad muy elevado, son muy empáticos, las situaciones cotidianas les abruman hasta llegar a sobrepasarlos, así como los ambientes muy estimulantes. Esto hace que las reacciones que tienen a los estímulos sean muy intensas, de ahí estas respuestas exageradas a estímulos que para la mayoría no supondrían ningún problema.

¿Cómo es un niño con trastorno sensorial?

En cambio, cuando hablamos de peques que tienen una disfunción del procesamiento sensorial estamos hablando de una dificultad a la hora registrar, integrar y modular la información sensorial. De manera que hay estímulos que no reciben y parece que no se dan cuenta de ellos (pueden caerse y no notar que se hacen daño, ser torpes a nivel motor porque no perciben muy bien su cuerpo y cómo se mueven o no perciben la necesidad de ir al baño por lo que tardan mucho en controlar esfínteres), y otros que reciben pero no modulan adecuadamente, notándolos de manera muy intensa, lo que hace que la respuesta que nuestros peques dan está poco ajustada. Por ejemplo, si les peinamos el cabello, ellos perciben ese estímulo tan intensamente que les llega a doler, por eso cada vez que tenemos que peinarles es una pelea.

 

 

Es muy fácil que las dos circunstancias anteriormente mencionadas se confundan, porque al final lo que nosotros observamos es la conducta de nuestro peque, pero si nos paramos a analizar un poquito, podremos ver las diferencias, y esto es importante porque la manera de acompañar a nuestro hijo o hija será diferente.

¿Cómo trabajar la hipersensibilidad sensorial?

¿Cómo ayudo a mi peque sensible? En el caso de que nuestro peque sea altamente sensible, la manera de acompañarle será entendiendo sus necesidades, que necesita disminuir el número de estímulos, que a veces no querrá ir a sitios con mucha gente, que buscará estar tranquilo haciendo actividades que le resulten placenteras y le ayuden a estar calmado o sin hacer nada en absoluto.

Adaptar algunas de las actividades como colocarse una visera en la cabeza en el momento de la ducha para evitar que le caiga agua en la cara, o usar una jarrita en vez del grifo de la ducha para echarle el agua en el pelo, utilizar lima de uñas en vez de tijeras, ropa ancha como pantalones de chándal y cortar las etiquetas antes de ponerle la ropa pueden ser algunas ideas.

 

 

Si nuestro peque, en cambio, tiene una disfunción del procesamiento sensorial, además de tener en cuenta todo lo que hemos comentado anteriormente, se va a beneficiar mucho de estructurar el entorno, las rutinas y los tiempos, ayudándonos con temporizadores, agendas visuales y demás.

Esto va a ayudar a nuestro peque a predecir qué es lo que va a ocurrir, pudiendo prepararse para ello, lo que le va a aportar tranquilidad. Anticiparle a dónde vamos a ir y lo que va a ocurrir allí, también con apoyo visual o incluso recreando la situación con ayuda de muñecos o pequeñas historias con dibujos (ir al médico o a una fiesta de cumpleaños, o cualquier situación potencialmente “estresante” y que se salga de lo habitual) puede ser de gran ayuda para que pueda prepararse y gestionar mejor la situación.

Además de todo esto, cuando tenemos que acompañar el desarrollo de un peque con una disfunción del procesamiento sensorial, será necesario conocer muy bien su perfil sensorial y seguir las indicaciones que pueda facilitarnos un terapeuta ocupacional formado en desarrollo infantil e integración sensorial, con su ayuda será más fácil transitar las dificultades para participar en las diferentes actividades del día a día.

 

 

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