Educar a los hijos solo para ser felices es un error

Si nos empeñamos en que nuestros hijos e hijas sean felices todo el rato, no los estamos preparando para la vida real

Probablemente, el mayor deseo de cualquier padre o madre es que sus hijos e hijas sean felices. Sin embargo, no debemos hacerles creer que la vida es siempre fácil. Por ello, no debemos educar niños con la única finalidad de ser felices.

¿Por qué no educar únicamente a los niños para que sean felices? La gestión de emociones

Es lógico que deseemos protegerlos de cualquier cosa que pueda hacerles daño. Pero la realidad es que tampoco podemos educar a nuestros peques en una burbuja: la vida no es perfecta y constantemente surgen contratiempos que nos ponen a prueba. Por ello, es importante asumir que no siempre irá todo bien y debemos estar preparados para poder afrontarlo, sin que esto signifique ser pesimista.

La clave no es otra que enseñarle a nuestros hijos e hijas a gestionar sus emociones. Porque es tan importante la tristeza y la rabia como la alegría y es necesario aprender a transitar cada una de ellas.

 

Consecuencias de invalidar emociones en la infancia

 

Aunque tendemos a pensar que emociones como la alegría y el amor son «buenas» mientras que la tristeza o la frustración son «malas», lo cierto es que las emociones no se pueden etiquetar como «buenas» o «malas». Hay muchas emociones y todas son igual de importantes a lo largo de la vida. Aprender a identificarlas, ponerles nombre y saber cómo transitarlas de la mejor manera posible es clave. Es cierto que algunas emociones nos gustan más que otras o nos hacen sentir mejor. Pero todas ellas son necesarias para entender lo que sentimos y ayudarnos a expresarlo.

¿Qué ocurriría si, como padres y madres, nos empeñamos en negar estas emociones y y nos centramos en que nuestros peques sean felices? Al reprimir las emociones y decir frases como «no llores» o «no pasa nada» en realidad estamos invalidando lo que sienten, haciéndoles creer que no se deben sentir así y, por tanto, hay que evitarlo; cuando en realidad deberíamos enseñarles a gestionarlas.

Por tanto, si nos empeñamos en que nuestros hijos e hijas sean felices todo el rato, conseguiremos más bien el efecto contrario ya que no los estamos preparando para la vida real ni para los retos que se nos pueden presentar a lo largo de ella. Algo que además afectará a sus relaciones con los demás. Herramientas como la resiliencia puede resultar clave y necesaria para evitar sentimientos como la frustración ante los problemas que puedan aparecer con el paso de los años.

Pero, además de enseñarles a los peques que todas las emociones son igual de válidas y ayudarles a transitarlas, es fundamental explicarles que nada es para siempre. Todas ellas son pasajeras.

 

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¿Cómo educar niños felices y emocionalmente fuertes?

Ante todo, debemos tener claro que la felicidad, como cualquier otro estado, es subjetiva y varía en función de cada persona. Es cierto que hay estudios que aseguran que la infancia es la mejor etapa y la más feliz de la vida, lo que nos puede hacer pensar que no es necesario hablar a nuestros hijos e hijas sobre la felicidad. Y, sin embargo, sí podemos hacer muchas cosas.

La principal, explicarles que la felicidad más que un destino en sí mismo, es un viaje constante. No es algo material que podamos entregar, pero sí les podemos enseñar la correcta gestión de emociones, lo que les ayudará a tener más seguridad en sí mismos y una mayor autoestima. Pero, además, hay algunas aspectos a los que prestar atención:

  1. Comparte tiempo de calidad, juega, escucha y habla con ellos. Es mejor menos tiempo centrados en exclusiva en ellos, que toda la tarde con el móvil en la mano.
  2. El juego libre sin intervención adulta les ayuda a fomentar la creatividad y resolver conflictos, entre otras cosas.
  3. Fomenta la empatía, trata de explicar la importancia de entender a los demás incluso cuando tienen puntos de vista diferentes a los nuestros.
  4. Los peques necesitan sentirse parte de un grupo en el que tienen valor e importancia. Ya sea la propia familia o los amigos, les aporta seguridad y confianza.
  5. No resuelvas sus problemas. Deben luchar y resolver las cosas por sí mismos. En lugar de darles la solución, podemos apoyarlos para que la encuentren ellos mismos.
  6. Apuesta por la responsabilidad en lugar de la obediencia, educando desde el respeto y no desde el miedo.
  7. Evita los pensamientos catastróficos y opta por un enfoque constructivo.
  8. Permítele estar triste, enfadado, rabioso, frustrado… ¡Todas las emociones son igual de importantes!

 

amigas clase

 

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6 responses on "Educar a los hijos solo para ser felices es un error"

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