¿Cuál es la edad ideal para que mi hijo tenga un hermanito?

Artículo publicado el 4 Sep 2021 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 11 marzo, 2024

La relación entre los hermanos es, probablemente, una de las más sanas y enriquecedoras que existen. Sin embargo, los principios no suelen ser fáciles. Los temidos celos y conflictos ante la llegada de un hermano y cómo va a aceptar el mayor al pequeño es una de las principales dudas cuando nos planteamos volver a ser padres. ¿Has pensado alguna vez cuál es la edad entre hermanos perfecta? ¿Existe o es un mito?

¿Cuál es la edad entre hermanos ideal para que se lleven bien?

Si ya eres mamá y tienes pensado tener un segundo hijo, seguro que más de una vez te has planteado cuál es el momento ideal. No solo para ti, sino también (y sobre todo) para tu hijo mayor. ¿Es mejor que se lleven mucho o poco tiempo? ¿Qué ventajas tiene tenerlos muy seguido? ¿E inconvenientes?

 

 

La realidad es que no hay una respuesta científica a estas preguntas. Tampoco una sola ya que siempre dependerá de cada caso y de cada familia. Así, cada rango de edad tiene pros y contras a tener en cuenta para decidir la edad entre hermanos. Si se llevan poco tiempo, compartirán juegos, educación e innumerables momentos de crianza juntos. Si por el contrario se llevan más tiempo, podrás criarlos dedicándoles más tiempo a cada uno de ellos por separado.

Con la llegada de un nuevo integrante, toda la dinámica de la familia cambia. Sin embargo, siempre pensamos que va a ser a peor. Es cierto que el principio no será fácil: el recién llegado requiere toda nuestra atención y cuidados, pero no debemos descuidar al mayor que también nos necesita.

 

 

Por tanto, debemos ser capaces de reconducir la situación para que sea beneficiosa para todos. Estarán enfadados, tristes, asustados por la nueva situación… y hay que acompañarlos y validar todas sus emociones.

Rangos de edad entre hermanos

Según la edad que tengan, puede que los niños ni siquiera estén preparados para saber o entender qué está pasando cuando llega un nuevo hermanito. Por ello, pueden llegar a conclusiones equivocadas que, para ellos, son más que lógicas.

Su mundo, tal y como lo conocían, ha cambiado y él ha dejado de ser el centro de la casa. De ahí los típicos “mamá y papá ya no me quieren” o “quiero volver a ser un bebé y no un niño mayor”.

Lo que sí hay son rangos de edad y fases de crecimiento de cada niño que, de forma muy general, pueden ayudar a que la adaptación entre ambos sea mejor y los celos entre hermanos más llevaderos.

 

 

Antes de los dos años

El hermano mayor es aún muy pequeño para entender qué significa la llegada de un hermanito. Lo normal es que juegue mucho tiempo solo, por lo que el nuevo integrante de la familia le puede resultar indiferente (excepto si el recién llegado centra toda la atención de su madre). Aún así, los celos pueden aparecer aunque el trato de los padres sea equitativo entre ambos.

Si se llevan menos de dos años, además de hermanos serán compañeros de juegos y crecerán como amigos. Sus fases de desarrollo serán casi paralelas, por lo que, seguramente, será una etapa agotadora para los padres. Pero también te ahorrará tiempo: leerás los mismos cuentos y jugarán a las mismas cosas, por ejemplo.

 

 

La edad entre hermanos: Entre los dos y los cuatro años

Los niños en esta etapa suelen pasar por un periodo de desafío constante con los padres. Además, se consideran el centro de todo, con un marcado egocentrismo al tomar cada vez más conciencia de sí mismos.

Atraviesan un momento delicado en su desarrollo y la palabra “compartir” no suele existir en su vocabulario. Sin embargo, la realidad es que su autonomía es aún escasa y necesitan la ayuda de papá y mamá para muchas cosas.

Por eso, la llegada de un hermanito puede complicarlo todo aún más y necesitarán tiempo para adaptarse a la nueva situación. Los celos en este momento pueden ser, por tanto, inevitables.

 

 

La diferencia de edad no es excesivamente grande, por lo que aún podrán compartir juegos e incluso salir juntos cuando ya sean mayores. Pero en muchas ocasiones tendrán que adaptarse uno al otro y hacer cosas que no se ajusten por completo a su edad.

Más de cinco años

El niño es cada vez más independiente y va adquiriendo pequeñas responsabilidades en su día a día. Por ello, se le puede hacer partícipe desde el mismo embarazo y, posteriormente, involucrarlo en el cuidado de su hermano pequeño. Pueden aparecer los celos, pero en muchas ocasiones ganarán las ganas de sentirse “grande” y su nuevo papel como hermano mayor.

Eso sí, aunque entiendan y acepten que el bebé necesita mucha atención de los padres, es importante no cargarlos de responsabilidades ya que siguen siendo niños que necesitan nuestra atención.

A partir de los siete años es mucho más difícil que aparezcan los celos ya que el nivel de comprensión es mayor y las necesidades de uno y otro son muy diferentes.

 

 

Lo más probable es que no compartan juegos ni intereses, al menos durante los primeros años. Tendrán necesidades completamente diferentes al encontrarse en etapas de desarrollo distintas, por lo que también puede ser muy cansado para los padres.

Más allá de la edad entre hermanos: La educación y la personalidad

Pero más allá de la edad, hay otros factores que van a determinar que unos hermanos se lleven bien o no. Así, la educación que reciban los hijos es clave para establecer una buena relación. A ella se suma la personalidad de cada uno, sus gustos y preferencias o las circunstancias de cada familia.

Además, los padres o tutores juegan un papel fundamental ya que la relación que los progenitores creen entre los hermanos durante su infancia, sentará las bases para el futuro. Así, si hay juegos y mucha comunicación entre ellos serán, probablemente, los mejores amigos que puedan tener. Por el contrario, si se fomenta la competencia entre ellos, hay muchas posibilidades de que se conviertan en rivales cuando sean adultos.

 

 

La realidad es que los celos, casi inevitables, acaban desapareciendo con el paso del tiempo cuando el hermano mayor se adapta a la nueva situación. Así, se pasa de la indiferencia al cariño y a la complicidad de hermanos que, probablemente, se mantenga durante toda su vida.

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