¿Cuántos kilos se engordan durante el embarazo?

Durante el embarazo, es habitual controlar el peso de la mujer para evitar complicaciones. La realidad es que, lejos de regañinas basadas en que hay que poner un kilo por mes, hay que valorar el Índice de Masa Corporal (IMC) de partida para calcular cuántos kilos se recomienda ganar durante el embarazo.

No obstante, la matrona de CSC, Sara Caamaño, matiza:

“También se debe tener en cuenta que esto es una recomendación estándar y muchas veces no se representa a todas las mujeres en esa franja de IMC. Además el IMC muchas veces tampoco representa la salud de la mujer, puede tener una masa muscular estupenda y un porcentaje de grasa saludable y tener un IMC alto porque solo se basa en la altura y el peso“.

Además, esta especialista sostiene que:

“El control de peso no es imprescindible en la consulta y si creen que puede afectar a su salud emocional se puede hacer una pesada ciega (sin ver ni decir la cifra) o incluso no hacerla”.

 

 

¿Qué influye a la hora de poner kilos durante el embarazo?

A lo largo del embarazo, la mujer se somete a diferentes pruebas médicas para comprobar que todo transcurre correctamente. Y entre ellas, una de las más “temidas” son los controles de peso, que suelen realizarse prácticamente siempre que vas a consulta durante la gestación.

“Repito, no es imprescindible y lo triste es que tenga que ser algo temido. Algo estamos haciendo mal como sociedad y los sanitarios para que a una mujer le dé miedo pesarse“, insiste Caamaño.

Estas reprimendas, lejos de ayudar, pueden llegar a convertirse en una auténtica obsesión para las futuras mamás:

“Estas reprimendas no deberían existir porque nadie es quien para reñirte por absolutamente nada, esto tiene que quedar claro. Y no me extraña que se convierta en obsesión cuando las estamos empujando a ello”, sostiene nuestra matrona.

De hecho, tal y como explica la psicóloga de CSC, Mamen Bueno, en una entrevista sobre los trastornos alimenticios durante el embarazo:

“Avergonzar a una mujer embarazada por lo que come o cómo es su cuerpo no la ayuda. Es más, es violencia“.

Con ella y con el resto de profesionales del equipo puedes hablar si eres miembro de la Tribu CSC para resolver tus dudas sobre salud materno-infantil y crianza respetuosa.

 

 

Es cierto que un peso excesivo puede generar complicaciones durante el embarazo como desarrollar diabetes gestacional, preeclampsia o partos prematuros. Aunque Caamaño subraya un factor importante:

“Estos estudios se han realizado teniendo en cuenta el peso y el IMC, pero no la calidad de la alimentación de la mujer y si hace o no una vida saludable, que es lo más importante“. 

Pero también ocurre al contrario. De hecho, hacer dieta en el embarazo o comer menos de lo que se debe también conlleva riesgos importantes. “Lo realmente peligroso es que una mujer embarazada tome menos nutrientes de los que necesita”, especifica Caamaño.

¿Y qué pasa a la inversa? ¿Si como más mi bebé será más grande? Con una alimentación sana, aunque comamos más cantidad, es probable que el bebé no suba más de peso. Pero nuestra matrona alerta del riesgo que supone pasarnos con los azúcares:

“Si tomas alimentos ricos en azúcares que aumentan tu glucemia en picos, si que puede conllevar un crecimiento excesivo del bebé porque en el embarazo hay una resistencia fisiológica a la insulina”.

No son pocas las mujeres que se quejan de haber recibido el correspondiente aviso por estar poniendo más kilos de la cuenta. Yo misma los recibí en una ocasión, aunque a la semana siguiente la ginecóloga me dijo que la ganancia de peso era perfecta. ¿El motivo de esta contradicción? En mi caso, la matrona no tuvo en cuenta que empecé el embarazo con un peso justo (aunque no por debajo del IMC. A ello se suma que hay reglas antiguas que recomendaban que “lo ideal” era poner un kilo al mes. Sin duda es llamativo que consideren normal poner el mismo peso con solo un mes de gestación que cuando el embarazo está más avanzado y el feto empieza a crecer por días.

 

 

La realidad es que hay diferentes factores que influyen a la hora de determinar si se está poniendo peso correctamente o, por el contrario, estamos poniendo más kilos de los recomendados. Entre ellos, el peso inicial de embarazo, el tipo de alimentación que llevamos a cabo o si hacemos ejercicio durante la gestación o, por el contrario, somos sedentarias.

El peso al inicio del embarazo

No es lo mismo empezar el embarazo por debajo del IMC que por encima de él. En el segundo caso, el peso debe estar más controlado, pero esto no significa que en el primer caso podamos disfrutar de más “manga ancha” para poder engordar durante el embarazo:

“Esto no es del todo así. Las mujeres que empiezan el embarazo con un IMC más bajo suelen coger más peso porque el embarazo lo requiere, pero mandar el mensaje de tener más manga ancha… pues tampoco. Vida saludable y que cada cuerpo coja lo que necesite de peso“, dice Sara Caamaño.

La alimentación

La alimentación es clave en cualquier momento de la vida, pero más aún cuando estamos embarazadas ya que todo lo que consumamos se lo pasamos a nuestro bebé a través de la placenta. Nutrientes o grasas, todo le llega en igual medida. “Las grasas también son nutrientes y muy importantes en el embarazo”, nos recuerda Sara. Eso sí, siempre que sean grasas saludables:

“En el embarazo las grasas saludables y las proteínas son tan importantes como las verduras, puedes hacer una alimentación con mucha verdura y fruta que si no tomas lo otro también, no va a ser saludable”.

Así que puede que durante el embarazo engordemos más de lo que puede considerarse recomendable, pero ¿cómo es nuestra alimentación? ¿Es rica y variada, con gran aporte de frutas y verduras o nos hemos lanzado a comer bollería con la excusa de que estando embarazada todo vale y, además, podemos comer por dos?

 

 

Hay una gran diferencia entre ingerir calorías vacías o llenas de nutrientes, por lo que se debería tener en cuenta en todos los controles de peso del embarazo porque lo importante, más allá de los kilos, es comer sano.

El ejercicio físico

Hay muy pocas excepciones en las que se recomienda hacer reposo absoluto durante el embarazo. De hecho, andar está bien, pero cada vez más se recomienda a las embarazadas que realicen más ejercicios de cardio y fuerza durante esta etapa. Aunque eso sí, si nunca hemos hecho deporte, debemos tener cuidado de adaptar el ejercicio físico al embarazo y al estado físico del que partimos.

¿Cuántos kilos hay que poner durante el embarazo?

Como hemos visto, determinar los kilos que se ponen durante el embarazo depende de diferentes factores, por lo que no hay una respuesta común para todas las mujeres. Dicho esto, se puede llegar a engordar entre 9 y 14 kilos, aunque hay mujeres que llegan a poner algo menos y otras que sobrepasan los 18. Y esto no influye (o al menos no siempre) en la salud del bebé o en recuperar el peso del inicio del embarazo en más o menos tiempo.

La clave para saber cuánto kilos hay que poner en el embarazo depende en gran parte del índice de masa corporal del que partamos al principio de la gestación. ¿Y cómo se calcula el IMC? Solo tendrás que dividir el peso en kilos entre la talla en metros al cuadrado, aunque en internet encontrarás calculadoras online que te facilitarán la tarea.

 

 

La Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) recomienda la siguiente ganancia de peso en función del IMC:

• IMC <18,5 kg/m2: de 12,5 a 18 kilos. Se considera infrapeso, por lo que la mujer podría poner 18 kilos sin considerarse motivo de alarma (siempre que lo haga de forma saludable).
• IMC entre 18,5 y 24,9 kg/m2: de 11,5 a 16 kilos. Se considera “estándar” o normopeso.
• IMC entre >25 y 29,9 kg/m2: de 7 a 12,5 kilos. Se trata de sobrepeso.
• IMC > 30 kg/m2: entre 5 y 9 kilos. Se considera obesidad y es la franja que más vigilancia requiere.
• Embarazo múltiple: de 16 a 20,5 kilos, aunque varía en función del IMC.

Sin embargo, debemos dejar claro que estas son recomendaciones y no tomarlas a rajatabla porque dependerá de las circunstancias de cada mujer. Y es que los kilos que se ponen durante el embarazo no solo corresponden a la grasa que puede poner la mujer como resultado de lo que come. “Además, la ganancia de grasa es necesaria porque se necesita luego para la lactancia“, explica Sara.

El peso medio del bebé puede oscilar entre los 2,5 y los 4,5 kilos, a lo que hay que sumar el incremento del tamaño del útero (de 70 gramos pasa a un kilo aproximadamente), la placenta, el líquido amniótico, el aumento del volumen sanguíneo y del pecho o el líquido retenido, especialmente en el último trimestre de embarazo. De forma muy general, con una ganancia de peso de unos 12 kilos, únicamente tres corresponderían a acumulación de grasa, proteínas y nutrientes.

 

 

Solo en el momento de dar a luz, se pueden llegar a perder unos cinco kilos si tenemos en cuenta el peso del bebé, la placenta y el líquido amniótico. ¿Y después? Con una dieta equilibrada y ejercicio (cuando nos permitan volver a realizarlo), el cuerpo volverá poco a poco a su estado de antes de estar embarazada. Pero la realidad es que no hay que tener ninguna prisa.

La ganancia de peso por trimestres

Cada mujer es única y por tanto es imposible establecer una regla única para todas ellas. Pero, a grandes rasgos, sí podemos afirmar que durante el primer trimestre el feto y la placenta apenas superan los 50 gramos. A ello se suma que muchas mujeres sufren náuseas y vómitos, afectando en ocasiones a su apetito. Por tanto, podríamos situar la ganancia de peso en el primer trimestre en torno a 1,5-2 kilos.

En el segundo trimestre, el bebé y la placenta empiezan a crecer y ganar peso, por lo que podríamos hablar de que la mamá pondría unos 3-4 kilos.

Durante el tercer trimestre es cuando más peso pone el bebé, pudiendo llegar a poner la mujer embarazada unos 5-6 kilos.

 

 

En total, hablaríamos de unos 9,5-12 kilos aproximadamente, pero como decíamos, depende de muchos factores y, sobre todo, de cada mujer. Sara Caamaño insiste en este punto:

“Lo más importante es cómo está esa mujer, pero no basándonos en los kilos, sino de forma global. Cuando realmente la ganancia de peso es un problema, podemos hablar con ella y ver qué aspectos de sus hábitos diarios tiene posibilidad de optimizar, cuidando siempre mucho la parte emocional porque también genera problemas de salud.

¿Qué se puede mejorar? Y, sobre todo, qué es realista mejorar en tu día a día con objetivos alcanzables que no generen más estrés. Y si la mujer ya lleva una vida saludable y no tiene patologías como la diabetes gestacional, realmente los kilos son lo de menos“.