Cómo se inicia el lenguaje en los niños

Artículo publicado el 23 Feb 2021 - Este artículo ha sido revisado y actualizado con fecha 18 febrero, 2024

Ya hemos comentado en alguna ocasión que el desarrollo del lenguaje comienza antes del nacimiento pero, aunque esto sea así, hoy nos centramos en cuestiones más palpables.

El desarrollo del lenguaje en el primer año

El desarrollo del lenguaje es un proceso que nuestros peques hacen de manera gradual, de forma que ocurre sin darnos apenas cuenta. En muchas ocasiones, solo percibimos cómo va el desarrollo de nuestros hijos porque comparamos con otros niños o nos sale de ojo que algo no va bien. Pero, vayamos por partes en este fascinante viaje del desarrollo del lenguaje durante el primer año de vida.

 

 

Lo primero que vamos a hacer es diferenciar entre lenguaje y comunicación. En el momento del nacimiento, el bebé no tiene aún lenguaje, pero sí comunicación.

A los pocos días de vida, podemos observar que el bebé empieza a mirar a la persona que le alimenta, frecuentemente la madre. Ese es el primer acto comunicativo de nuestros hijos. Poco a poco, irá dirigiendo la mirada en busca de la imagen y la voz de las figuras de apego.

 

 

La etapa prelingüística

Con este sencillo gesto, comienza esta primera etapa que llamamos prelingüística porque aún no será capaz de articular las primeras palabras, pero que es fundamental para el desarrollo posterior.

A partir de rudimentarias conductas comunicativas como son el llanto, la mirada y, un poco más adelante, la sonrisa, el bebé consigue la retroalimentación que necesita para alimentar el circuito de la comunicación: el bebé mira/llora/sonríe y papá, mamá u otro adulto dan una respuesta que puede ser cogerle en brazos, hablarle, cambiarle el pañal, cantarle…

 

 

Como funciona, lo repite una y otra vez hasta que, a los pocos meses, el bebé perfecciona esta técnica y empieza a llamar la atención con gestos de manos y algunas vocalizaciones. Es el momento en que tenemos que establecer una nueva diferenciación entre lenguaje comprensivo y expresivo.

Lenguaje comprensivo y lenguaje expresivo

Durante este primer año de vida, nuestros bebés se están adaptando al nuevo medio que les rodea y, lingüísticamente hablando, están dedicados fundamentalmente al lenguaje comprensivo. Tanto es así que, a partir del sexto mes, de repente, nos damos cuenta de que, al nombrar a una persona o un objeto cotidiano (un muñeco, un juguete, el pan…) el bebé mira hacia el objeto o persona que hemos nombrado.

Habitualmente, estamos muy pendientes de las primeras palabras que pronuncian nuestros peques y, sin embargo, no somos tan conscientes de las primeras veces que dan muestra de las palabras que son capaces de comprender.

 

 

Como el desarrollo de los bebés es armónico, la comprensión de palabras y de órdenes sencillas como por ejemplo “ven”, “dame” o “toma”, aparece en el momento en que el bebé es capaz de sentarse, de empezar a desplazarse a través del gateo y de coger objetos y hacer la pinza digital. Estos hitos motores le proporcionan mayores oportunidades de exploración y juego y, por tanto, de lenguaje.

Durante este primer año, es fundamental que, aunque aún no hablen, reciban estimulación en este sentido. Es el momento de hablarles, nombrarles los objetos cotidianos, cantarles canciones, acompañar nuestras palabras con gestos, aprovechar las rutinas del día para contarles cosas y establecer situaciones comunicativas a través del juego.

 

 

Así, llegará a su primer cumpleaños comprendiendo incluso frases sencillas. Aunque el lenguaje expresivo en esta etapa queda relegado a un segundo plano, es importante no perderlo de vista. El bebé empezará a hacer balbuceos y vocalizaciones cada vez más variados, al principio de manera aislada y después reduplicados como si intentara crear un lenguaje propio.

La imitación y el señalado

Debemos interpretar y dar sentido a esa especie de jerga y utilizar sus balbuceos para ofrecerle otros y así conseguir algo fundamental a la hora de adquirir el lenguaje: la imitación. En este sentido podemos hacer actividades como juegos de pautas de comunicación como el cucutrás, de imitación de gestos y sílabas, o de melodías y diferentes entonaciones, además de, por supuesto, ofrecerle el modelo correcto de las palabras.

Otra de las conductas comunicativas más importantes de este periodo es el señalado. El bebé comenzará a señalar para pedir lo que quiere conseguir o para compartir la información con el interlocutor. La secuencia comunicativa se da de la siguiente manera: mira el objeto, lo señala, mira al adulto y vuelve a mirar el objeto. 

 

 

De la misma manera, cuando el adulto señala un objeto, el bebé mirará hacia donde se le señala y no al dedo propiamente dicho. Este mecanismo de comunicación es altamente eficaz hasta el momento en que aparecen las primeras palabras.

De hecho, es un mecanismo que continuamos utilizando a lo largo de toda la vida en algunas situaciones, por ejemplo cuando por alguna circunstancia no podemos hablar en voz alta o cuando viajamos a un país en el que no dominamos el idioma.

Al terminar este primer año, nos encontramos de repente con las primeras palabras. Este es uno de los momentos más emocionantes del desarrollo pero, cuidado, no hay que crear demasiadas expectativas esperando que esas primeras palabras sean “mamá” o “papá” porque lo cierto es que, aunque es frecuente, no siempre ocurre así.

 

 

Estas primeras palabras les facilitan en gran medida la satisfacción de necesidades básicas y además les abre la puerta a un nuevo abanico de posibilidades comunicativas. Pero esa ya, es otra historia.

Como veis, aunque el lenguaje parece no estar muy presente en el primer año de vida, es importante que nos hagamos conscientes de que, durante esta etapa, se sientan las bases del desarrollo posterior. Por tanto, no olvidemos hablarles aunque no hablen.

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